Limpieza ¨¦tnica nocturna
Los croatas expulsan a los musulmanes, muchos de los cuales mueren al cruzar la l¨ªnea del frente
Ocho de la tarde del 9 de febrero. Redzo Spirjan, de 67 a?os, suegro de Smail Klaric, alcalde de Mostar Este, se dispone a acostarse. Su mujer, Savka, de 73 a?os, est¨¢ en la cama muy enferma. De repente, alguien golpea con fuerza en la puerta. Corre a ver qu¨¦ ocurre y tropieza con tres individuos uniformados de negro, sin insignia identificadora alguna y armados con fusiles autom¨¢ticos, en el interior de la vivienda. Empiezan a romper todo lo que encuentran y a insultarle. Intenta escapar, aprovechando que la puerta est¨¢ abierta, pero en el rellano aguardan otros tres."No pueden ir a ninguna parte", dice uno de ellos. Otro esgrime un cuchillo y le golpea en la cabeza. Redzo pierde el conocimiento por unos instantes. Junto a su mujer, en pijama y sin zapatos, son introducidos a rastras en un veh¨ªculo. Savka grita y pronuncia el nombre de su hijo. Se dirigen a un supermercado, en un punto muy pr¨®ximo a la primera l¨ªnea del frente. Los individuos de negro les sacan del coche y golpean, violentamente a la mujer y al marido en la nuca. Apenas pueden caminar. Savka queda tendida en el suelo, inm¨®vil. La cogen por los brazos y les gritan: "Largaos. Si os volv¨¦is, dispararemos".
Avanzan lentamente por la calle, sin saber d¨®nde se encuentran ni d¨®nde est¨¢n las posiciones de la Armija y del HVO. Todo est¨¢ a oscuras. La calle est¨¢ cortada con barricadas. Se escuchan voces desde un edificio. Empiezan a disparar. Redzo est¨¢ sangrando de los golpes recibidos.
-?Qui¨¦n anda por ah¨ª? -grita una voz.
-Nos han expulsado de nuestra casa -responde Redzo.
-Corred y entrad en la casa.
Redzo intenta levantar el cuerpo de su mujer, pero no puede. Entra en el edificio. Tres hombres de uniforme preguntan:
-?Qui¨¦n eres y qui¨¦n est¨¢ contigo?
-Soy Redzo Spirjan. Mi mujer est¨¢ tendida en la calle. Por favor, tr¨¢iganla aqu¨ª.
Los hombres llaman a Savka. No hay respuesta. Dos soldados comprueban que Redzo est¨¢ lleno de sangre y lo conducen a una ambulancia. Le dan aspirinas, agua y algunas vendas. Se da cuenta de que est¨¢ en poder de la Armija. Pregunta insistentemente por su mujer. "No podemos ir porque disparan sin cesar", le contestan. Horas m¨¢s tarde, su nieto recoge a Redzo y le traslada a una casa en Donja Mahala, en la estrecha franja de Mostar Oeste que controla la Armija. Tres d¨ªas despu¨¦s, los soldados recogen a Savka de la calle. Est¨¢ muerta.
Redzo vive desde la noche del 9 de febrero en Donja Mahala junto a otras 10 personas (cuatro familias) expulsadas por los croatas. Pasan todo el d¨ªa encerrados en casa. Est¨¢n rodeados por serbios y croatas. "Nos han convertido en un bocadillo". S¨®lo de noche se atreven a salir por agua. El frente est¨¢ a pocos metros. Su apartamento en Zujecdare, cerca del centro de Mostar Oeste, est¨¢ ocupado por el HVO. La historia de Redzo Spirjan es un ejemplo de la limpieza ¨¦tnica que siguen practicando sin contemplaciones los croatas. Sesenta y una personas fueron expulsadas de Mostar Oeste -ocho de las cuales murieron al cruzar la l¨ªnea del frente- entre el 1 y el 15 de febrero. El HVO hab¨ªa anunciado un alto el fuego.
En los pueblos de alrededor como Capljina o Stolac ya no quedan pr¨¢cticamente musulmanes, tras las deportaciones masivas que horrorizaron al mundo. Ahora, la limpieza se realiza sigilosamente, de noche y de uno en uno, hasta purificar los territorios bajo dominio del HVO en el m¨¢s puro estilo nazi.
Cuentan los musulmanes de Mostar que los expulsados que no han conseguido cruzar el r¨ªo vagan por las calles porque no tienen ad¨®nde ir. Sus casas est¨¢n ocupadas por croatas llegados de otras partes de Herzegovina que han robado todo lo que han podido. "La ONU debe frenar esto", suplica Hajro Icaric, de 57 a?os, ¨®ptico, expulsado de Mostar Oeste. Pas¨® seis meses en un centro de detenci¨®n cavando trincheras en la zona del aeropuerto, en primera l¨ªnea del frente. Fue liberado el 16 de diciembre, pero a¨²n quedan unos 2.000 prisioneros. "Deben darnos armas para defendernos. Para los croatas y los serbios es muy f¨¢cil, porque tienen un Estado detr¨¢s".
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