Tocar pegados

A algunos m¨²sicos se les conoce cuando aparecen en el escenario, nada m¨¢s coger la guitarra. Su manera de acoplarse al instrumento, la firmeza en la empu?adura, proclaman bien a las claras una solidez al alcance de muy pocos. El brit¨¢nico Chris Rea pertenenece a esta minor¨ªa. Es de los guitarristas que, partiendo del blues, recoge la tradici¨®n de algunos instrumentistas blancos. Zarandajas al margen, Chris Rea es como Eric Clapton pero en m¨¢s gordo, con sombrero de buhonero y sin vestirse en Armani.Sobre si Clapton est¨¢ por encima de Rea o viceversa, popularidad aparte, habr¨ªa mucho que hablar. Ambos coinciden en la solidez de ejecuci¨®n, en la precisi¨®n en el ataque, incluso en el sonido saturado y claro. Tocan pocas notas, pero esta econom¨ªa de medios la compensan al rentabilizar al m¨¢ximo su intensidad expresiva. No es Ia teor¨ªa del m¨ªnimo esfuerzo, pero casi. Es exprimir totalmente lo elemental, como los grandes del blues.

Rea es superior a Clapton en el manejo del slide (vidrio que se arrastra sobre las cuerdas) y en la voz, grave, arenosa, raspada. Clapton es superior a Rea en virtuosismo y dominio t¨¦cnico. Empate.

Los dos funcionan a las mil maravillas cuando su m¨²sica se inspira en lo primario, en lo negro, en el blues o rhythm and blues. Baja muchos enteros cuando se blanquea de pop, se suaviza y pierde presi¨®n. Mucho de esto hubo en la actuaci¨®n de Chris Rea en Madrid, aunque su guitarra siempre es un salvavidas para cualquier posible naufragio.

No naufrag¨® Rea en Madrid. Resulta dif¨ªcil ahogarse con el curtido Max Middleton en los teclados, con Robert Ahwai llenando elegantemente huecos a la segunda guitarra, con un bajista s¨®lido como Sylvin Marc y con un bater¨ªa de toda la vida como Martin Dicham. El grupo son¨® compacto y potente, con la sabidur¨ªa del que conoce las claves de lo sencillo y disfruta con ello.

Tambi¨¦n disfrut¨® el p¨²blico con un veterano que lleva un cuarto de siglo de m¨²sica a sus espaldas con dos tapones llamados Clapton y Knopfler (tambi¨¦n hermanado con Rea en la t¨¦cnica y el sonido de la guitarra el¨¦ctrica ta?ida con dedos, no con p¨²a) cerr¨¢ndole el camino del ¨¦xito. En su papel de eterno segund¨®n, Chris Rea mantiene la dignidad del peso pesado que, a pesar de no optar al t¨ªtulo, conserva unos valores m¨¢s que respetables. Entre ellos, uno fundamental para cualquier m¨²sico en la relaci¨®n sentimental con su instrumento: el de tocar pegados.