En defensa de Mansilla

He le¨ªdo la informaci¨®n publicada en ese peri¨®dico el d¨ªa 24 de febrero seg¨²n la cual P. Pablo Mansilla ha sido cesado por no se sabe bien qu¨¦ presuntas irregularidades relacionadas con el Organismo. de Trabajos Penitenciarios. Debo adelantar que mi criterio ante este tipo de actuaciones consiste, en primer lugar, en explicar las acusaciones para que no haya lugar a confusiones y, a rengl¨®n seguido, llegar hasta el fondo de las cosas. De no ser as¨ª estar¨ªamos en lo que denuncia Juan Luis Cebri¨¢n en su art¨ªculo Calumnia, que algo queda.

Sobre el caso que nos ocupa me gustar¨ªa manifestar lo siguiente:

1. Que cualquier persona, sea quien sea, que utilice un cargo p¨²blico en beneficio personal no s¨®lo debe ser apartada de sus funciones, sino que debe ser perseguida con todo el peso de la ley. Sin contemplaciones.2. Que un peri¨®dico como EL PA?S viene obligado por su prestigio a comprobar la veracidad de sus informaciones, sobre todo si ¨¦stas afectan a la dignidad de las personas.

3. Que cualquier cargo p¨²blico debe tener siempre presente que lo ¨²nico cierto como la muerte es el cese. En estas cosas reina la m¨¢xima "Dios me lo dio, Dios me lo quit¨®, bendito sea el nombre del Se?or". Por tanto, los ceses son algo que hay que aceptar con absoluta normalidad, m¨¢xime cuando se producen como consecuencia de un cambio de equipo ministerial. Y sobre todo si se tiene presente que P. Pablo Mansilla hab¨ªa sido

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