Amat, finalmente
A otros de su generaci¨®n les han concedido ya el Premio Nacional. Y la mayor¨ªa han gozado de una muestra representativa de 20 a?os de trabajo. Ahora, por fin, vemos reunida por primera vez la, obra de Amat, y en uno de los entornos art¨ªsticos m¨¢s bellos de Barcelona: la Fundaci¨®n Mir¨®. La exposici¨®n, comisariada por Miguel Cervantes, ser¨¢ una revelaci¨®n para los m¨¢s j¨®venes y ayudar¨¢ a poner los juicios en su sitio a m¨¢s de un esc¨¦ptico.Algunos de los motivos del llam¨¦mosle silencio institucional hacia Amat tal vez sean ¨¦stos: su independencia de capillas y de partidos, su gran sentido cr¨ªtico (y autocr¨ªtico) y una vocaci¨®n de extramuros que siempre le ha llevado a otros parajes y civilizaciones en busca de s¨ª mismo.
Frederic Amat
Cuatro paisajes de fondo, 1975-1992.Fundaci¨®n Joan Mir¨®. Barcelona. Hasta mediados de abril.
Desde su obligado exilio a Ceuta, en donde cumpl¨ªa el servicio militar, hasta el gran impacto que el entorno mexicano ejerci¨® , en sus obras, Amat ha ido asimilando aspectos de estos lugares ex¨®ticos: el color (en los ocres y los fucsias mexicanos), las formas arquitect¨®nicas (del mundo ¨¢rabe) o el material empleado (el papier mach¨¦). Todo ello combinado con la tradici¨®n catalana: el sentido monol¨ªtico del rom¨¢nico y la vertiente artesanal y mat¨¦rica tan propia de nuestroarte, de Mir¨® a T¨¢pies.
Pero estos paisajes de fondo son s¨®lo esto: paisajes de fondo de unos ritos mucho m¨¢s profundos y privados. El sexo, la fugacidad de la vida y los objetos simb¨®licos son los tres grandes ejes de su po¨¦tica. Tratados siempre, o casi siempre, con una alternancia de contrarios: lo ornamental y lo festivo, opuesto a lo dram¨¢tico y oscuro, como este Cristo ordenado por una trama de cascabeles.
Del teatro, Amat recupera la magia y el rito, lo ilusorio y el efecto. Sus maravillosas Vestiduras, de 1978, parecen surgir de una ceremonia ancestral, mientras el Nocturno rojo, de 1990, evoca una imagen de Semana Santa andaluza, grave y sensual a la vez.
En el peque?o formato, en cambio, todo es lirismo, introspecci¨®n, dietario personal. Pocos como ¨¦l habr¨¢n sabido expresar la po¨¦tica de objeto cotidiano.
La muestra es casi perfecta, aunque faltan en ella algunas de sus mejores obras: los personajes con m¨¢s caras (Salom¨¦), Peces para Bib¨ª, alg¨²n Minotauro. Y tambi¨¦n, como sucede con los otros cat¨¢logos de sus compa?eros de generaci¨®n, ser¨ªa deseable que se empezaran a escribir texatos desde una perspectiva m¨¢s historiogr¨¢fica que hagi¨®gr¨¢fica
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