'La Bella y la Bestia' ha llevado ya al hielo a 5.000 madrile?os

La Bella y la Bestia se fundieron en el abrazo veloz del final feliz, la m¨²sica se convirti¨® en un vals, y por todos lados, bailando sobre cuchillas de hielo, aparecieron hasta 40 levitas azules de pedrer¨ªa. Entonces, los 5.000 rostros que hab¨ªa en el Palacio de Deportes de la Comunidad el mi¨¦rcoles ten¨ªan una expresi¨®n beat¨ªfica. No s¨®lo Cristina, que saltaba agitando su manita de siete a?os cuando Mickey y los otros dibujos animados transformados en peluche se desped¨ªan. Tambi¨¦n su madre, una abogada que se escap¨® del despacho aquella tarde, parec¨ªa transfigurada. Y la hija mayor, Beatriz, de 14 a?os, que se hab¨ªa resistido a la idea de su madre de sentarles a ver La Bella y la Bestia sobre hielo a 3.000 pesetas la butaca. Al final se levant¨® con los ojos un poco h¨²medos de emoci¨®n.Y al otro lado de la pista de hielo, tambi¨¦n Marina, una secretaria de 44 a?os, se fue feliz -cuatro veces ha visto la pel¨ªcula- incluso aunque iba sin m¨¢s cr¨ªos que una hija de 21 a?os.

Ni?os y adultos llevaban hora y media de inmersi¨®n en un para¨ªso Disney con olor a mantequilla: palomitas a 400 pesetas, espadas refulgentes a 1.400, programas multicolores, en ingl¨¦s, a 700; y toda la parafernalia de la factor¨ªa -"car¨ªsima", comentaban los padres- les hab¨ªan franqueado el paso hasta sus butacas. Y all¨ª estuvieron haciendo tiempo, los cr¨ªos probando sorbetes de fresa en peque?as tacitas del cuento que no tuvieron mucho ¨¦xito. Las papeleras del Palacio rezumaron l¨ªquido rojo toda la funci¨®n.

El pr¨ªncipe apuesto y cruel

Pero pronto se hizo la oscuridad y comenz¨® el cuento. Despu¨¦s de la algarada que recibi¨® a la familia Disney,. Mickey ley¨®: "?rase una vez, en un pa¨ªs muy lejano, un pr¨ªncipe muy apuesto, pero ego¨ªsta y cruel...". Y apareci¨® una Bella de Indian¨¢polis y un presuntuoso llamado Gast¨®n que es en realidad un ¨¢gil patinador australiano y que fue quien se llev¨®, por ser tan malo, los mayores abucheos. Y los primeros, los de Cristina, la chavalina rubia hija de la abogada.

Y poco se prodig¨® al principio la Bestia, extra?amente ¨¢gil sobre sus patines, pero fue entonces cuando Francisco, encaramado en una tribuna superior, empez¨® a chillar, porque a ¨¦l, con sus cuatro a?os, lo que le gusta es la Bestia, "y la Bella le da igual", dice su madre, rigurosamente vestida de negro rockero, junto al padre de la criatura, un ex miembro de Ob¨²s, "y mira que yo le doy una educaci¨®n no sexista, pero nada". Y as¨ª, entre aplausos y abucheos, triunf¨® el amor. El hielo y 5.000 madrile?os vieron trocarse a la Bestia en un pr¨ªncipe apuesto, pero bueno. Y eso fue lo que m¨¢s le gust¨® a Cristina.

La Bella y la Bestia... hasta el domingo en el Palacio de los Deportes (plaza de Dal¨ª, s/n, metro Goya). Hoy, a las 18.00 y 21.00. S¨¢bado y domingo, 12.00, 16.00 y 19.30. Entradas, en El Corte Ingl¨¦s. De 900 a 3.000 pesetas.