21 centros con gran fracaso escolar motivan a sus alumnos con oficios
En clase utilizan libros y l¨¢pices. Y tambi¨¦n peines, sierras y motores. Veinti¨²n colegios madrile?os con los niveles m¨¢s altos de fracaso y absentismo escolar disponen de talleres de electricidad, impresi¨®n o peluquer¨ªa desde hace a?o y medio. Su objetivo es estimular a los alumnos desmotivados y dar formaci¨®n laboral a aquellos que no van a seguir estudiando. Los centros consideran buena la experiencia, pero quieren que el Ministerio de Educaci¨®n garantice su continuidad y destine m¨¢s dinero y profesores.
Si Gutenberg levantara la cabeza se topar¨ªa con los alumnos del colegio Maris Stella, de Orcasur, en tomo a su invento. Este centro de Usera, con unos doscientos escolares, dispone de un taller de encuadernaci¨®n e impresi¨®n. Va dirigido a los chavales de sexto y s¨¦ptimo de EGB que sobrellevan mal las clases y a todos los alumnos de octavo.Tom¨¢s Navares, director de este colegio con casi un 40% de alumnos que dif¨ªcilmente obtendr¨¢n el graduado, cree que la experiencia es positiva. "Muchos chicos necesitan una alternativa a las clases normales", argumenta. "Componiendo textos y cogiendo medidas aprenden lenguaje y matem¨¢ticas mejor que sentados horas en un pupitre", concluye.
Poblados chabolistas
El 50% de los 230 escolares del colegio Antonio Orozco Miret, en Carabanchel, vive en los poblados chabolistas gitanos del cerro Mica y el arroyo de Valdecelada, o en los pisos p¨²blicos del camino alto de San Isidro. Sus circunstancias sociales y familiares hacen que la escuela les resulte ajena.
Este curso cuentan con un taller de electricidad y marqueter¨ªa. "Me gusta el lenguaje, las sociales y el ingl¨¦s, por la profe, pero lo que prefiero es el taller", explica Javi, uno de los alumnos, de 13 a?os. Aunque ¨¦l y sus compa?eros tambi¨¦n hacen pellas a las clases de oficios. "S¨¦ que estoy aqu¨ª por malo, que los buenos siguen en las clases", se queja.
Marisol Marcos, la directora, se lamenta: "Deben dotarnos de m¨¢s medios y que no tengamos que compartir el monitor con otro colegio".
Julio Isla, el monitor, cree que "existe el riesgo de que estas aulas de oficios se utilicen para que los profesores puedan librarse por unas horas de los alumnos conflictivos, m¨¢s que para ofrecer una salida a esos chavales". "Los monitores hemos tenido que improvisar porque nadie nos dio ni un simple seminario de formaci¨®n", a?ade.
La mitad de los alumnos de El Apolo XI, (Fuencarral, 300 escolares), vive en el poblado gitano de la Quinta o en las chabolas magreb¨ªes de Pe?a Grande. Cuentan con un aula de automoci¨®n en la que meten m¨¢s horas los chavales que peor aguantan las aulas.
Carlos Navarro, el jefe de estudios, se muestra esc¨¦ptico. Hace dos a?os, el ministerio os puso un monitor de cer¨¢mica, pero al curso siguiente ya no nos lo enviaron. Temo que vuelva a suceder lo mismo".
Al sureste de la ciudad
Todos los talleres se concentran en escuelas de los distritos del sureste de la ciudad: Carabanchel, Latina, Moratalaz, San Blas, Usera, Vallecas y Villaverde. La ¨²nica excepci¨®n es el Apolo XI, de, Fuencarral. En 14 centros la experiencia comenz¨® a lo largo del curso 1992-93. Su antecedente directo son las aulas itinerantes que funcionaron en colegios con escolarizaci¨®n de ni?os gitanos hace siete a?os.El objetivo es reforzar los centros m¨¢s problem¨¢ticos. Los responsables de los programas de Educaci¨®n Compensatoria del Ministerio en la ciudad, Charo Olivares y Jes¨²s Hern¨¢ndez, reconocen que vendr¨ªa muy bien ampliar la experiencia a otros 12 o 14 colegios m¨¢s.
Los grupos no deben exceder de 10 alumnos por taller y tampoco deben superar las seis horas semanales para cada chaval: se pretende que estas actividades les sirvan de apoyo, no que suplan a las materias comunes.
Unos colegios destinan estas aulas a los alumnos m¨¢s re?idos con los libros. Otros intentan que por ellas pasen casi todos los escolares. Y los hay que se centran en ofrecer una formaci¨®n profesional a chicos que ya tienen decidido dejar los estudios en octavo de Educaci¨®n General B¨¢sica. Este es el caso del colegio vallecano del Pozo del T¨ªo Raimundo, con 300 escolares, con un taller de peluquer¨ªa.
El equipo directivo y la monitora que lo imparte est¨¢n contentos por el inter¨¦s que ha, despertado entre las 14 alumnas apuntadas. Araceli Caballero, la directora, explica: "No nos lo planteamos como una salida al absentismo, porque ese suele ser un problema familiar que hay que atajar de otra manera". Casi el 50% de los alumnos del centro no logran el Graduado Escolar.
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