Insultos de baja estofa
Los escritores espa?oles lamentan la nula calidad de las diatribas en la pol¨¦mica desatada por Cela y Umbral
El ajuste de cuentas entre escritores es tan viejo como la propia literatura. Desde la Grecia cl¨¢sica, pasando por el Siglo de Oro espa?ol, hasta ahora, quienes viven de la pluma han dirimido sus querellas personales, sus envidias y su vanidad insatisfecha con su mejor arma: la palabra escrita. En los ¨²ltimos d¨ªas, la aparente placidez del estanque de los literatos espa?oles se ha visto agitada por una trifulca, en la que han jugado un papel preponderante Camilo Jos¨¦ Cela y Francisco Umbral, y que ha degenerado en descalificaciones personales e injurias que nada tienen que ver con su trabajo. Una r¨¢pida encuesta entre el mundo literario espa?ol pone en evidencia que lo que sus miembros deploran no es la pol¨¦mica, sino la ¨ªnfima calidad de los insultos.
La pasada semana, la nonagenaria escritora Rosa Chacel descorchaba la botella de su ira calificando de "cretino y verdadero imb¨¦cil" a Umbral, quien la hab¨ªa tildado de lesbiana en su ¨²ltimo libro Las palabras de la tribu. El ambiente ya estaba caldeado. Pocos d¨ªas antes, Cela aprovechaba la presentaci¨®n de un libro del periodista Ra¨²l del Pozo para descalificar a una generaci¨®n entera de novelistas, personific¨¢ndola en Antonio Mu?oz Molina. ?ste, por su parte, en un art¨ªculo publicado en EL PA?S titulado Teor¨ªa del elogio insultante, acusaba a Umbral, entre otras cosas, de que "para admirar a Cela lleva d¨¦cadas insultando a Gald¨®s y Baroja".Ayer, el propio Cela insist¨ªa en su inquina contra el autor de El jinete polaco con un breve comentario en el diario ABC donde le llamaba "el doncel tontuelo" y le aconsejaba que utilizara "enemas con una infusi¨®n templada de hierbas medicinales" para aliviar sus "esf¨ªnteres contrariados".
El premio Nobel espa?ol, a trav¨¦s de su mujer, Marina Casta?o, declin¨® ayer opinar sobre el asunto, "porque no le apetec¨ªa nada la idea de hablar sobre todo esto". Umbral, por su parte, guard¨® un silencio similar. "No quiero hablar de este asunto porque no quiero entrar en pol¨¦micas. Gracias por llamar".
La pr¨¢ctica de una especie de linchamiento moral cotidiano a trav¨¦s del insulto, forma parte del mensaje diario de un sector de los medios de comunicaci¨®n. Que trascendiera al ¨¢mbito de la literatura solo era cuesti¨®n de tiempo. Uno de los escritores consultados por este peri¨®dico habla de "una degradaci¨®n de la invectiva", que indica que el ataque, siempre saludable, a una obra o una idea -lo que es fuente de la riqueza que genera el polemismo- se est¨¢ convirtiendo ahora en embestida no contra la obra o la idea sino contra el hombre, en el polo opuesto de aquella admiraci¨®n que George Bernard Shaw -que era de los que no ten¨ªa pelos en la lengua- proclamaba "por quienes son capaces de destruir una idea sin rozar la piel de su autor".
Mu?oz Molina considera que, precisamente porque el ambiente literario actual es menos canalla que nunca, hay gente que quiere seguir con el insulto y la calumnia. Si miramos la n¨®mina de los escritores que somos y se cuenta el porcentaje de los que insultan, observamos que es m¨ªnimo. ?nicamente tienen capacidad para enturbiar el agua. El lector ni se entera ni le importan. La sociedad literaria es menos importante de lo que los escritores se creen. La manera de parar la degradaci¨®n del ambiente literario son los buenos modos y no entrar en peleas de porteras ni en pol¨¦micas. No hay insultos que sean arte".
Para Rosa Chacel, "que el insulto sea arte es un milagro. Quiz¨¢ algunos grandes; pero cuando proviene de subalternos de la literatura, el insulto es algo delictivo. La ¨²nica manera de evitar todo esto es con una cr¨ªtica literaria concienzuda, lo que pasa es que esto es dif¨ªcil de hacer. Por supuesto que el escritor debe meterse en pol¨¦mica, pero hasta matarse. No esta coz de esos desgraciados que no merecen nada".
Ra¨²l del Pozo, que se ha encontrado sin quererlo en medio de la bronca, recuerda que hist¨®ricamente, siempre ha habido enfrentamientos de este tipo. "Recu¨¦rdese como G¨®ngora machacaba a Quevedo. O despu¨¦s a Unamuno y Ortega. El odio entre escritores ha sido una constante en la literatura aunque en este caso concreto yo he sido un espectador inocente de la pol¨¦mica, aunque agradecido a Cela. Y con los amigos no tengo m¨¢s que decir aquello de 'patria o muerte', porque la amistad es maravillosa. Cela es un gran amigo y Mu?oz Molina es para m¨ª un gran escritor que, adem¨¢s, me cae de puta madre".
Javier Mar¨ªas cree que es algo que ha pasado toda la vida. "Siempre ha habido malas intenciones y ataques, al menos desde el Siglo de Oro. La explicaci¨®n es simple: los escritores tienen la palabra como instrumento y no es extra?o que no se nos vaya la palabra de la lengua. Lo que s¨ª parece estar degrad¨¢ndose es la calidad literaria de estos ataques. Lo de Cela es un eructo, lo que no tiene nunca inter¨¦s. Se est¨¢ dando por parte de escritores mayores, que se consideran grandes estilistas, pero se est¨¢n comportando como porqueros. No tengo nada contra la invectiva o contra el ataque con gracia literaria. Lo que me parece grave son los eructos, los ataques sin ingenio".
El m¨¢s joven de todos ellos, el finalista de ¨²ltimo premio Nadal Jos¨¦ ?ngel Ma?as cree que hay que distinguir entre la cuesti¨®n personal y la literaria. "Lo normal es que se critique lo literario por lo personal. Hay que saber insultar, hay que hacerlo con clase, y, desde luego, el insulto tiene m¨¢s arte que el halago. El trabajo de escritor es un trabajo solitario. No tiene sentido arremeter contra los dem¨¢s escritores. El mercado da para todos".
Cuesti¨®n de jerarqu¨ªas
Otro de los m¨¢s j¨®venes, Ray Loriga, considera que este es "un cl¨¢sico asunto de jerarqu¨ªas, de escritores que han ganado su posici¨®n con mucho esfuerzo y lo defienden ante las nuevas hordas. Parecen viejos peces revolvi¨¦ndose en su pecera. Es muy pesado. No obstante, veo saludable que un escritor diga lo que opina de otro.".A Adelaida Garc¨ªa Morales todo esto le parece lamentable. "Creo que la bronca es producto de muy bajos sentimientos. No creo que se busque publicidad porque la falta de respeto no debiera ser rentable".
El escritor catal¨¢n Juan Mars¨¦ es mucho m¨¢s inmisericorde con algunos de los protagonistas. "Estoy totalmente de acuerdo con el art¨ªculo de Mu?oz Molina en EL PA?S. Lo que ¨¦l dice me exonera de a?adir algo sobre este tema. Para hablar sobre Camilo Jos¨¦ Cela, preferir¨ªa hacerlo con las palabras que le dedica Italo Calvino en su libro Correspondencia, donde lo define como una de las personas m¨¢s vacuas e insoportables de la literatura internacional". De Umbral pienso que no es un escritor, y menos un novelista, en todo caso es un provocador". Mars¨¦ dice que no quiere a?adir pol¨¦mica sobre estos temas: "El gallinero literario est¨¢ bastante encrespado y no tengo intenci¨®n de encresparlo m¨¢s".
Para Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo estas pol¨¦micas no se pueden aguantar. "En una discusi¨®n no me importa qui¨¦n tenga la raz¨®n, o est¨¢n equivocados los dos o uno, pero lo que no puede ser es que los dos tengan la raz¨®n. A m¨ª me ponen enfermo".
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