El Madrid anuncia el final de una ¨¦poca
El equipo blanco no pudo pasar del empate ante el Par¨ªs-Saint-Germain
El Madrid ha perdido el sentido hist¨®rico en el f¨²tbol. Tuvo una ocasi¨®n memorable de curar sus heridas en Par¨ªs, pero de nuevo sali¨® hundido del Parque de los Pr¨ªncipes, un escenario cada vez m¨¢s antip¨¢tico para los madridistas. La eliminaci¨®n fue consecuencia de su inferioridad manifiesta. El gol de Butrague?o no tuvo consecuencias mayores en el desarrollo del encuentro. Los franceses tuvieron el juego, las ocasiones y la confianza constante en su supremac¨ªa. Su mayor defecto radic¨® en su blandura en el ¨¢rea, donde Buyo volvi¨® a tener una noche muy alterada. Pero las concesiones del Par¨ªs Saint Germain se acaban cuando tiran la falta o el c¨®rner. Ah¨ª volvi¨® a matar al Madrid, un equipo que parece resignado a cerrar el ciclo de una generaci¨®n. Es el final de una ¨¦poca.En el momento de mayor confusi¨®n, el Madrid volvi¨® a embarcarse en la eliminatoria. Hab¨ªa padecido durante 20 minutos su debilidad defensiva en la banda derecha, donde Velasco fue un aprendiz frente a Ginola y Guerin, y estaba en esa fase de incomunicaci¨®n que genera miradas de unos a otros, la bronca de ¨¦ste a aquel y una sensaci¨®n de desconcierto que procuraba pocas esperanzas. Era un equipo sin equilibrio, aunque lleno de buenas intenciones. La gente quer¨ªa recuperar el gusto por el toque, los apoyos de ida y vuelta, todo el aparato para ganar la confianza que falta en el Madrid. La propuesta no se concretaba por dos razones: el Par¨ªs estaba bien armado y el Madrid no ten¨ªa pegamento. La pelota se escurr¨ªa de los pies madridistas en cada pase, y de ese pecado surg¨ªa la penitencia. El Madrid se guardaba con poca gente capacitada para defender. Era un equipo de peloteros metido a sofocar los incendios que se produc¨ªan en su cancha. El resultado fue una cadena de apariciones de Ginola y Guerin por su banda, m¨¢s la colecci¨®n de lujos que se tir¨® Valdo frente a Mart¨ªn V¨¢zquez.
PAR?S SAINT GERMAIN 1
REAL MADRID 1Par¨ªs Saint Germain: Lama; Sassus, Roche, Ricardo, Colleter; Founier, Le Guen, Guerin, Valdo; Ginola (Bravo, m. 78) y Weah (Gravelaine, m. 87). Real Madrid: Buyo; Velasco, Sanchis, Alkorta, Luis Enrique; Michel, Hierro, Prosinecki (Dubovsky, m. 63), Mar¨ªn V¨¢zquez (Lasa, m. 73); Butrague?o y Zamorano. Goles: 0-1. M.20. Hierro falla su remate tras un saque de esquina pero la pelota queda a los pies de Butrague?o, que introduce el bal¨®n en la porter¨ªa. 1-1. M.50. Fallo de Buyo en su intento de despejar un centro y Ricardo marca de cabeza. ?rbitro: Zhuk, ruso. Amonest¨® a Velasco. Unos 45.000 espectadores en el Parque de los Pr¨ªncipes de Par¨ªs. Partido de vuelta de los cuartos de final de la Recopa. Se clasifica el paris Saint Germain por el resultado global de 2-1.
Sufrimiento para Velasco
Llegaron los franceses con toda su artiller¨ªa en seis ocasiones. La primera fue en el primer minuto, con la defensa madridista cazando moscas, pero Weah estuvo blando ante Buyo. Se le fue la pelota en el remate y la posibilidad de ajusticiar al Madrid. El periodo inicial fue de un extraordinario sufrimiento para Velasco. Nadie tuvo la ocurrencia de prestarle una mano en sus repetidos mano a mano con Guerin y Ginola. Frente a un buen jugador, el riesgo hubiera sido evidente. Ante un tipo como Ginola, que tiene desborde y salida por los dos lados, la crisis de Velasco fue m¨¢xima. El peor trago para el chico lleg¨® en el minuto 26, en una jugada que present¨® a Ginola con todo su esplendor. Tom¨® el bal¨®n en el pico izquierdo del ¨¢rea, le ofreci¨® el cuero y luego se lo escondi¨® como un prestidigitador. Ginola sali¨® limpio de su regate, pero no pudo ultimar a Buyo por la intervenci¨®n de Alkorta, el ¨²nico jugador con verdadero talento defensivo durante toda la noche.La actividad del Madrid se reduc¨ªa al inter¨¦s de Prosinecki por rehabilitarse, aunque su arrebato dur¨® 10 minutos. Despu¨¦s volvi¨® el jugador de siempre. El retrato general del juego era artificioso e improductivo. Era un equipo que balbuceaba, invertebrado en el aspecto defensivo y sin conexi¨®n entre su l¨ªneas. Su ¨²nica oportunidad pasaba por la ocurrencia de alg¨²n jugador o un golpe de fortuna. Fue la suerte. Butrague?o meti¨® el zapato y dej¨® el bal¨®n en la red, despu¨¦s de fallar el remate Hierro.
El gol no cambi¨® el signo del partido. El Madrid era un equipo sin coser. La ¨²nica llegada interesante se produjo en una combinaci¨®n que trajo el bal¨®n a Prosinecki, bien metido en el ¨¢rea, pero en lugar de escoger el palo largo en el tiro, golpe¨® alto y desviado. El Madrid no estaba para perder su escueta bolsa de oportunidades. El partido estaba en el tejado franc¨¦s, a pesar de su insistencia en dejar pasar el tren en el ¨¢rea de Buyo.
El golpe definitivo lleg¨® en el saque de. una falta, como manda la tradici¨®n en este duelo. Fall¨® Buyo en el despeje y Ricardo entr¨® en el segundo poste. El gol ten¨ªa una pinta decisiva. El Madrid hizo un ejercicio de voluntad para ganar terreno, pero hab¨ªa algunos jugadores fuera de ¨®rbita. Por ejemplo, la pobr¨ªsima actuaci¨®n de Mart¨ªn V¨¢zquez limit¨® muchas posibilidades a los madridistas. Y sin embargo, el regalo del gol se present¨® en un cabezazo de Zamorano que se escap¨® por poco. Fue la ¨²nica firma del delantero en el partido. Ahora mismo es un futbolista deprimido, cada vez m¨¢s apartado del juego y de los goles.
Exuberancia de Alkorta
Sin alardes y con un poco de miedo a la sorpresa, el PSG se tap¨® hasta el final y busc¨® el contragolpe. Se sab¨ªa mejor, pero el resultado estaba en el filo. Se sent¨ªa m¨¢s cercana la victoria francesa que la respuesta madridista. El equipo espa?ol jug¨® sin red en el ¨²ltimo cuarto de hora, fiado a la exuberancia de Alkorta en la defensa. Cada contragolpe necesitaba de una intervenci¨®n urgente del central, siempre al borde del abismo. La ¨²nica noticia agradable para el Madrid era el cierre por vacaciones de Ginola. Sin embargo, el generoso gasto del equipo espa?ol en el ¨²ltimo tercio del partido fue inservible. Estaba m¨¢s pendiente de un golpe de sorpresa que de su talento. El problema final del Madrid fue que su juego era pobre, inconsistente y opaco, la clase de f¨²tbol que anuncia el final de una ¨¦poca.
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