Una revista analiza las sinuosas relaciones entre cine y flamenco

Flamenco y cine han mantenido siempre sinuosas relaciones de amor-odio, como en cualquier pasi¨®n. Los avatares de estos contactos son analizados en el n¨²mero 7 de la revista La Ca?a de Flamenco, que se present¨® el jueves en la Filmoteca Nacional. La revista se adhiere as¨ª a la conmemoraci¨®n del centenario del cinemat¨®grafo. En el acto intervinieron el coordinador del monogr¨¢fico, Romualdo Molina, y Alfredo Ma?as, guionista de la ¨²Itima pel¨ªcula de Carmen Amaya, Los Tarantos, que posteriormente fue proyectada.Romualdo Molina, prestigioso flamenc¨®logo, cogi¨® la palabra y no fue f¨¢cil hac¨¦rsela solar. A lo largo de su larga intervenci¨®n se acord¨® de las cuevas de Altamira, los fenicios, iberos, musulmanes, moz¨¢rabes y otras colectividades. Su oratoria sorprendi¨® desprevenidos a los oyentes incautos. Molina se enzarz¨® en arengas, m¨ªtines, su propio curr¨ªculo, acusaciones, dedos en la llaga y autocomplacencias. Hizo notar que el cine y el flamenco, tal como hoy se entiende, nacieron casi al mismo tiempo y al principio se hac¨ªan competencia: tanto uno como otro se exhib¨ªan en los mismos locales. Y a?adi¨®: "Cine y flamenco tienen enfrente a la intelectualidad. Cuando Saura se pone a rodar pel¨ªculas del g¨¦nero, lo expulsan a las tinieblas exteriores".

Alfredo Ma?as habl¨® poco y emocionado, hasta el punto de escap¨¢rsele una furtiva l¨¢grima recordando a Carmen Amaya, que muri¨® al acabar el rodaje de Los Tarantos. Ma?as, apasionado por el flamenco, reconoci¨® que jam¨¢s ha sido capaz de bailar una buler¨ªa. Carmen Amaya le dec¨ªa: "Alfredo, cada vez que bailas pierdes un amigo".

Otra bailaora, en cambio, advert¨ªa: "Cada vez que abres la boca pierdes 20 duros". Revel¨® que el gui¨®n de Los Tarantos no est¨¢ basado en Romeo y Julieta, como se ha dicho, sino en dos ramas de su propia familia enzarzadas en la guerra civil. Y se?al¨® con orgullo la enigm¨¢tica relaci¨®n de los aragoneses con el flamenco: Flori¨¢n Rey, Bu?uel, Saura o Borau.