Tanto mal trago provoca acidez
Los delegados socialistas confraternizan a la sombra de las palmeras del bar
El 33? congreso del PSOE no rompe corazones. Las emociones de la familia socialista s¨®lo afectan al est¨®mago y a las tripas. Un delegado granadino le susurra a un miembro del equipo de seguridad el motivo de estas dolencias: "Estamos tragando mucho, compa?ero". Tanto mal trago provoca acidez y diarreas, seg¨²n los partes firmados por los doctores Moneo, Folk y Del Pozo, encargados del departamento m¨¦dico. Estos tres galenos acompa?an al PSOE desde el a?o 1979 y, seg¨²n el doctor Moneo, "los delegados socialistas gozan de muy buena salud".
Sus incursiones en el pub Castellana, 99 refrendan el diagn¨®stico. A ninguno le afecta el colesterol ni el ¨¢cido ¨²rico. Consumen todo tipo de mezclas de ginebra y whisky. La marcha alcoh¨®lica s¨®lo afecta a sus bolsillos: cada copa cuesta la m¨®dica cantidad de 600 pesetas. Un congresista gallego, escandalizado por la factura, sentencia: "La pr¨®xima ronda en mi pueblo; ?a los madrile?os ni un duro!".
Cuando Jos¨¦ Luis Corcuera cruza el umbral del local, acapara todas las miradas. Un empleado abre los ojos como si tuviera d¨²plex en una partida de mus: "?Ufff, Corcuera!". Muy t¨ªmido, le pregunta: "?Qu¨¦ desea?", y el ex ministro del Interior contesta: "Una coca light" . ?ste va de farol, piensan todos. "Como Corcuera est¨¢ gordillo y un poco hinchadillo, me lo imaginaba muy cervecero", afirma muy sorprendido Carlos, el encargado de la barra. La cerveza les gusta, y mucho, a los delegados for¨¢neos y nativos. Cuesta 350 pesetas menos que el cubata. ?Una pasta!
Pero los delegados socialistas olvidan la crisis en estos encuentros tan fraternales. Y a la sombra de dos palmeras rodeadas de terciopelo rojo se preguntan, entre trago y trago, una y otra vez: "?Aguantar¨¢ Guerra el ¨®rdago de Felipe o romper¨¢ la baraja? ?El compa?ero Gonz¨¢lez sabe de verdad qui¨¦n es Carmen Hermos¨ªn?". Cada vez formulan m¨¢s interrogantes; y cada vez surten con m¨¢s gasolina al est¨®mago.
Carlos Solchaga y Gabriel Urralburu no buscan un puesto a la sombra de los cocoteros. Pasan de las palmeras, esos arbolitos del Domingo de Ramos, pre¨¢mbulo del calvario. Abrazados en una actitud muy amorosa, cuchichean en voz baja con la boca del ex ministro de Econom¨ªa pegada a la oreja del ex presidente de Navarra. Un delegado muy pesado f¨ªsica y moralmente les persigue. Los navarros le dan una larga cambiada: "Nos vamos a comer a la calle. Perdone".
El hombre, desencantado, camina hacia el rastrillo socialista. El stand de la ejecutiva federal est¨¢ ubicado en un extremo de la planta inferior. All¨ª le reciben Susana y M¨®nica, de 19 y 20 a?os, respectivamente, con un cat¨¢logo de objetos: desde un pin de Pablo Iglesias grabado en plata a un juego, de jarras del congreso. "?Cu¨¢nto cuestan estas carpetas?", pregunta el caballero. "La colecci¨®n de carteles del partido valen 1.800 pesetas. Los retratos de Pablo Iglesias y Ram¨®n Rubial no entran en el lote, y son 500 pesetas m¨¢s". Con el ce?o fruncido, afirma en voz baja: "No me interesa, muy caro". M¨®nica y Susana pasan: "Pues vale".
El delegado contrariado camina y camina. Cuando pasa por el habit¨¢culo del Banco Popular, mira el letrero y dice: "?Hay que joderse...!". Y camina m¨¢s r¨¢pido. Las instant¨¢neas del servicio fotogr¨¢fico despiertan su curiosidad. Mario y su equipo han tirado en este congreso m¨¢s de cuarenta carretes. De las paredes cuelgan los rostros de Rodr¨ªguez Ibarra, Maravall, Mart¨ªnez Noval, combinados con personajes an¨®nimos. Un primer plano de Alfonso Guerra con la mano de una mujer sobre su cara despierta el inter¨¦s de los compradores. Todos pujan por el documento. La cara del todav¨ªa vicesecretario general impresa en papel cuesta 500 pesetas. El delegado no compra la foto.
Su periplo acaba en el quiosco de prensa. Tampoco le compra a Javier ni un solo peri¨®dico. Este joven, que todas las ma?anas sube un juego de 15 ejemplares ala sede del PSOE en Ferraz, ha vendido m¨¢s de 400. ?Cu¨¢nto leen los delegados! Todos buscan un titular definitivo que tranquilice sus corazones a prueba de bomba.
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