Las tierras del amo
Los vestigios de un sistema feudal amenazan con el desahucio a una familia gallega
A Mar¨ªa Candal la bendijo la naturaleza con el don de la fecundidad: tuvo dos parejas de gemelas en 11 meses. Con tanta prole que criar, las vacas y las fincas ya no daban de s¨ª. Su marido, Emilio Otero, se busc¨® un trabajo de vigilante jurado en la central t¨¦rmica de Meiranna, en las cercan¨ªas de La Coru?a. Trece a?os despu¨¦s, esa decisi¨®n les puede causar el desahucio de su casa y de las tierras que la familia de Emilio comenz¨® a cultivar en 1931, arrendadas por un amo de La Coru?a. El Supremo ha ratificado que Otero no tiene derecho sobre las fincas, porque al buscarse un empleo ha dejado de ser "cultivador personal". "Esto es el feudalismo. Pero de aqu¨ª no nos van a sacar por las buenas", advierte Otero. Otras 3.500 familias del rural gallego viven en una situaci¨®n similar, cultivando desde hace lustros tierras de inciertos se?ores.Emilio, de 40 a?os, cuenta que con mucha frecuencia se despierta por las noches sobresaltado. La imagen que le atormenta en sue?os es la que tiene grabada desde 1991, cuando acudi¨® junto a otras decenas de personas a Lar¨ªn, una aldea del municipio coru?¨¦s de Arteixo, para tratar de impedir el desalojo de otro caseiro como ¨¦l.
Ram¨®n V¨¢zquez, aquel labrador, se encaden¨® a una columna e implor¨® a la Guardia Civil y a los funcionarios del juzgado que no le arrancasen de su hogar. Sali¨® a rastras con un ataque de histeria y a¨²n tuvo que sufrir la humillaci¨®n de pasar un par de d¨ªas en la c¨¢rcel.
La estampa de Ram¨®n V¨¢zquez aferr¨¢ndose con desesperaci¨®n a una vieja casa y unas fincas conmovi¨® a Galicia. Hasta los presos de la c¨¢rcel de La Coru?a le trataron con respeto y consideraci¨®n.
Y se removieron conciencias entre los pol¨ªticos: el Parlamento gallego y el Congreso introdujeron reformas en la ley de arrendamientos r¨²sticos para flexibilizar las condiciones de acceso a la tierra de estos colonos. Tambi¨¦n muchos propietarios ablandaron su posici¨®n. Xos¨¦ Ram¨®n Cend¨¢n, dirigente del Sindicato Labrego Galego (SLG), calcula que desde los sucesos de Lar¨ªn se han producido unos 300 arreglos amistosos.
Pero las reformas legales no afectan a Emilio y su familia, porque ellos ya entablaron hace mucho tiempo, en 1986, un contencioso para tratar de hacerse con la propiedad de las fincas del lugar Ardexurxo, en Abegondo (La Coru?a). Todas las instancias, desde el Juzgado de Betanzos hasta el Supremo, el pasado 26 de febrero, han dado la raz¨®n a la propietaria, Josefa Caramelo, una anciana de La Coru?a. S¨®lo el recurso de amparo ante el Constitucional podr¨ªa evitar que quede el camino abierto para un posible desahucio.
Emilio no se va a rendir f¨¢cilmente. "Me he pasado la vida defendiendo a mi familia, y soy capaz de hacer cualquier cosa por ellos", proclama. Hace a?os trat¨® de formar un sindicato con los caseiros de Galicia. "Nadie me hizo caso", recuerda. "Muchos dec¨ªan que eso enfadar¨ªa a los amos. Si estuvi¨¦semos unidos, estas cosas no pasar¨ªan". Ahora se encomienda al SLG, una organizaci¨®n nacionalista muy influyente en el campo gallego.
En esa casa cuya propiedad se discute nacieron Emilio, sus 13 hermanos y sus 5 hijas. Su padre la reconstruy¨® en 1949, cuando se cay¨® de vieja. Dieciocho a?os antes hab¨ªa firmado el contrato con Pedro Caramelo, padre de la actual propietaria. Le cedieron la vivienda y cinco hect¨¢reas a cambio de una renta anual de 100 ferrados (unos 1.300 kilos) de trigo. "En la ¨¦poca del hambre las pasaban canutas para reunir esa cantidad", asegura Emilio. El contrato especificaba que los propietarios "se reservan para s¨ª una habitaci¨®n en el piso de la casa, la que llaman cuarto grande".
Emilio hered¨® el arriendo a la muerte de su padre, pero no ha logrado cumplir el sue?o de hacerse propietario de las tierras. Con Josefa Caramelo no fue posible un acuerdo, y los tribunales insisten, uno tras otro, en que ya no es cultivador porque tiene empleo estable. ?l sostiene que, al trabajar en turnos intensivos de ma?ana tarde o noche, le queda tiempo para ocuparse de las labores agr¨ªcolas con la ayuda de su esposa.
3.500 casos
"Es justo que la tierra sea para quien la trabaje, pero este se?or no es un labrador, no sabe ni c¨®mo plantar una cebolla", afirma con rotundidad Antonio Platas, abogado de la propietaria. "Con todas las sentencias eso ya no se deber¨ªa discutir. Este se?or vive muy bien, tiene su empleo y la ley es clara al castigar la ausencia de las tierras".Platas desconoce si su cliente est¨¢ dispuesta a llegar al desalojo, pero insin¨²a que la presencia de Emilio Otero en la prensa puede perjudicarle. "Despu¨¦s de lo de Lar¨ªn, a nadie le gusta que salga su nombre por estas cosas", argumenta.
En toda Galicia hay unos 3.500 casos como el de Emilio, aunque la situaci¨®n jur¨ªdica de cada uno es muy distinta. Existen se?ores, como el abogado coru?¨¦s Carlos Blanco-Rajoy, ex senador del PP y candidato auton¨®mico por la agrupaci¨®n Ruiz Mateos, que poseen aldeas enteras y decenas de colonos. En los ¨²ltimos tres a?os, se han iniciado 500 nuevos expedientes de acceso a la propiedad, al margen de los acuerdos amistosos que se han cerrado.
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