Industria y pol¨ªtica
Muchas de las industrias -nacionales o multinacionales- que se implantaron en Andaluc¨ªa en las ¨²ltimas d¨¦cadas lo hicieron, en buena parte, por las ventajas de unos costes salariales m¨¢s bajos. El objetivo fundamental era ganar mercados y acercar la producci¨®n al consumo. En algunos casos, adem¨¢s, era la forma m¨¢s econ¨®mica de penetrar en el gran mercado de Europa. Gillette y Suzuki son buenos ejemplos de esta situaci¨®n. Son industrias de ocasi¨®n que se van o se caen a la primera crisis. Gillette apenas ha invertido un duro en los ¨²ltimos a?os y los japoneses que lo analizan todo al mil¨ªmetro antes de decidir descubren ahora el absentismo. Se van cuando ya tienen tomados los mercados.La crisis ha puesto al descubierto la endeblez de este modelo industrial y tambi¨¦n la distinta respuesta de las autoridades. El Gobierno central reacciona s¨®lo con la l¨®gica ortodoxa del mercado: "No podemos impedir que se vayan las multinacionales". Contrasta con la irritaci¨®n del Gobierno franc¨¦s cuando, hace un a?o, la empresa norteamericana de aspiradoras Hoover decidi¨® trasladar su factor¨ªa francesa de Dijon a Cambusland, en Escocia. La ministra de Trabajo, Martine Aubry, mand¨® a sus inspectores para que multasen a la empresa. El presidente de la Rep¨²blica, Fran?ois Mitterrand, lo calific¨® de "bandidaje" y el de la Comisi¨®n Europea, Jacques Delors, habl¨® de "birlar el empleo". En Espa?a este grado de sensibilidad s¨®lo se encuentra en los gobiernos aut¨®nomos. El presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Manuel Chaves, se compromete para encontrar soluciones para Gillette y Suzuki, mientras Pujol corre a Alemania para evitar que desmantelen lo que queda de Seat.
En algunos pa¨ªses, los Gobiernos estudian los distintos sectores empresariales. Hacen informes sobre las necesidades de las empresas. Los parlamentos legislan para fomentar los segmentos que consideran estrat¨¦gicos. La Administraci¨®n recibe constantes demandas de los industriales para conseguir un mejor marco y los sindicatos participan en todo Economistas expone las deficiencias, de la pol¨ªtica industrial espa?ola: Ha consumido los recursos en la reconversi¨®n de viejas instalaciones y no en sectores de futuro. Esa pol¨ªtica, se?ala, "ha sido, en t¨¦rminos relativos m¨¢s intensa que la del conjunto de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea". El problema, a?ade, es que "esa pol¨ªtica se ha visto seriamente distorsionadas sus prioridades por la reconversi¨®n industrial". Advierte tambi¨¦n por la creciente dependencia de la tecnolog¨ªa extranjera, que se ha doblado en la ¨²ltima d¨¦cada. "El gasto p¨²blico en tecnolog¨ªa a pesar de su importante crecimiento ha sido demasiado peque?o en relaci¨®n al gasto de las empresas para financiar la generaci¨®n interna de tecnolog¨ªa".
Pero no es s¨®lo una cuesti¨®n del Gobierno. Depende de la madurez industrial de los pa¨ªses. Cuando estos d¨ªas hemos conocido la opini¨®n de los trabajadores de Linares ha sorprendido la naturalidad con que aceptaban el elevado absentismo: un 20%. El d¨ªa que suspendi¨® pagos Suzuki hab¨ªa m¨¢s de 500 trabajadores de baja de una plantilla de 2.437. Era como estar sentado inconscientemente sobre un barril de p¨®lvora. Si no hay industriales que exigen y sindicatos interesados por asegurar su empleo futuro jam¨¢s habr¨¢ pol¨ªtica industrial. El debate se reducir¨¢ a la rutina de siempre: salarios, tipos de inter¨¦s, d¨¦ficit p¨²blico, flexibilidad. Todas ellas cuestiones clave, pero que no son la ¨²nica verdad, como bien saben los alemanes, por ejemplo.
Alguien deber¨ªa dar a entender a Gillette que si no puede tener una factor¨ªa rentable en Espa?a tampoco deber¨ªa poder contar con su mercado.
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