Ateneo de Madrid
Muchas personas se habr¨¢n preguntado qu¨¦ ocurre en el Ateneo de Madrid, ante la serie de informaciones publicadas en diversos medios informativos en las que se expon¨ªa una situaci¨®n mucho m¨¢s que grave. Un simple dato es una clave significativa y esclarecedora: en algo m¨¢s de dos a?os, precisamente los que lleva la actual junta de gobierno en el poder, se han dado de baja unos mil socios. Esto lo reconoci¨® la propia directiva en la junta general de socios celebrada el pasado 25 de noviembre de 1993. A mediados de marzo de 1994, la cifra supera los mil. Esto es algo m¨¢s que una huida, con la inevitable repercusi¨®n econ¨®mica por la falta de cuotas de socios.Las causas son varias. La principal, la fundamental, la base, su ra¨ªz, est¨¢ en la actitud prepotente, orgullosa, despreciativa de la actual junta de gobierno, que no dialoga, no responde a las peticiones por escrito que le presenta uno o varios socios, que margina por cuestiones de antipat¨ªa estrictamente personal a quien o quienes "no les caen bien" y que no hace caso de propuestas de trabajo y acci¨®n cultural, aunque vengan avaladas por personas de reconocido prestigio intelectual.
A esto hay que a?adir hechos grav¨ªsimos como es el enga?o y el ocultamiento permanente por parte de la actual junta de gobierno de una serie de cuestiones que afectan directamente al patrimonio del Ateneo. Por ejemplo, del robo de obras de arte, de lo cual y sus circunstancias los socios nos hemos enterado leyendo EL PA?S. Es bochornoso que el Ateneo no tenga hecho un inventario total y puesto al d¨ªa y que no denunciara en su momento, al instante, esas desapariciones a la Comunidad de Madrid, por ejemplo. O que la propia directiva no sepa los cientos de libros destruidos totalmente y varios cientos m¨¢s que est¨¢n pr¨¢cticamente muertos, por no haber tomado en su momento medidas elementales. Se trata de libros del siglo XIX, valios¨ªsimos e irrecuperables. Es in¨²til que un socio pretenda que se le entregue la lista de los libros destruidos, a lo cual tiene derecho. La junta de gobierno no sabe, no contesta, no dialoga. Si el Ministerio de Cultura y la Comunidad de Madrid, gracias a cuyas generosas aportaciones sigue viviendo el Ateneo, pretendieran lo mismo, recibir¨ªan id¨¦ntica respuesta de silencio.
Con ser estas cosas demostrativas de ineptitud e ineficacia, hay algo m¨¢s grave. Las obras de ampliaci¨®n y reforma nadie sabe cu¨¢ndo terminar¨¢n, y esta situaci¨®n se ha agravado con el fallecimiento del arquitecto director de las mismas, Alfredo Rodr¨ªguez Orgaz. En la hoja informativa de los actos de marzo que los socios hemos recibido se dice que "dentro de pocas semanas las obras del hist¨®rico edificio de Prado, 21, quedar¨¢n concluidas". Esto, adem¨¢s de que es una burla y un enga?o a los socios, es una demostraci¨®n clara y por escrito de que la junta no sabe cu¨¢ndo terminar¨¢n esas obras. Es imposible obtener en el Ateneo Cient¨ªfico, Literario y Art¨ªstico de Madrid la copia -a la que todos los socios tenemos derecho- del contrato de obras, visado por los colegios oficiales de arquitectos y aparejadores y con los correspondientes permisos de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, en el que a la fuerza han de constar datos tan elementales como fecha de comienzo de las obras y terminaci¨®n de las mismas, penalizaci¨®n por cada d¨ªa de demora, coste total de las mismas, razones t¨¦cnicas para haber adjudicado esas obras a un arquitecto y no a otro y a una empresa y no a las que se presentaron al concurso p¨²blico. Y los anexos de las inspecciones peri¨®dicas de Comunidad y Ayuntamiento, procedencia del dinero para pagar las obras, etc¨¦tera. ?Qu¨¦ ocultan estos silencios? Se inform¨® en su d¨ªa de que las obras terminar¨ªan a finales de 1991 o primeros de 1992. El cuento de que est¨¢n a punto de acabarse lo viene repitiendo la junta desde hace dos a?os.
Nadie puede extra?arse de la huida de socios del Ateneo, a los que empujan a marcharse los propios directivos.-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.