Italia, a?o cero
Las elecciones que se celebran hoy y ma?ana suponen el entierro de la rep¨²blica fundada en 1948
ENVIADO ESPECIAL Italia est¨¢ viviendo lo que se presume que son los estertores de la I Rep¨²blica, fundada en el a?o Constituyente de 1948. Las elecciones de hoy y ma?ana enviar¨¢n a las c¨¢maras una gran mayor¨ªa de diputados y senadores que jam¨¢s se hab¨ªan sentado en un Parlamento; en los ¨²ltimos meses, carreras pol¨ªticas aparentemente imbatibles como la del democristiano Giulio Andreotti y el socialista Bettino Craxi, entre ambos diez veces jefes de Gobierno, han acabado en los tribunales y pueden rebotar en la c¨¢rcel; han aparecido nuevos partidos de ¨¢mbito nacional y televisivo, como el Forza Italia de Silvio Berlusconi, o sobre plataformas regionales como la federaci¨®n de formaciones locales que se integra en la Liga Norte de Umberto Bossi; o de vocaci¨®n tem¨¢tica como La Rete, de Leoluca Orlando, que se organiza en Sicilia contra la Mafia. Otros partidos han desaparecido o se sumen en la irrelevancia. La Democracia Cristiana (DC) ha bajado persiana y se hace llamar ahora Partido Popular malcompartiendo el terreno con su hermano mellizo, el Pacto por Italia, de Mario Segni y los partidos socialista, liberal o republicano, que son s¨®lo mustias colecciones de notables, aquellos a los que la investigaci¨®n judicial manos limpias ha tenido la gentileza de no llamar, quiz¨¢ todav¨ªa, a la puerta.
Pero ?cu¨¢ndo comenz¨® todo este tiberio? ?Es posible poner una fecha a esta destrucci¨®n de la geopol¨ªtica interior italiana? Tan buena como cualquier otra ser¨ªa la del 17 de febrero de 1992, un d¨ªa en que un empresario menor, un tal Magni, se prestaba a visitar a un alto socialista de Mil¨¢n, Mario Chiesa, director del hospicio de la ciudad, con una carga de micr¨®fonos ocultos para la polic¨ªa. Chiesa, el ingeniero 10%, as¨ª llamado porque esa era la comisi¨®n con la que recib¨ªa a sus proveedores, era la punta de un iceberg insondable, que ese d¨ªa sufr¨ªa la primera carga de caballer¨ªa del procurador Antonio di Pietro, gran promotor de la operaci¨®n manos limpias.
Di Pietro, de 44 a?os, nacido en Molise al este de Roma, ha sido campesino, perito el¨¦ctrico, emigrante en Alemania, estudiante nocturno de Derecho, polic¨ªa y, finalmente, desde 1981, miembro de la Magistratura. Tanto esfuerzo exig¨ªa algo sonado y ya lo creo que son¨® cuando Di Pietro revelaba al mundo hace dos a?os el primer v¨¦rtice de la tangentocracia, el soborno como gran unto de la gobernaci¨®n.
En las ¨²ltimas legislativas, 5 y 6 de abril de 1992, el electorado dio un primer aviso: la DC ca¨ªa al 29,7% de votos populares, por primera vez en su historia por debajo del 30%; el Partido Democr¨¢tico de la Izquierda (PDS, ex comunista), de Achille Occhetto, se manten¨ªa en torno al 25%y los socialistas de Bettino Craxi experimentaban algo menos de un punto de retroceso que, sin embargo, marcaba el fin de la onda larga del ascenso social-craxista, del Crapun -el cabez¨®n- como le llama en dialecto milan¨¦s su ya legi¨®n de detractores.
Desde entonces se han celebrado tres rondas electorales administrativas en las que la DC se ha despe?ado como por una torrentera hasta que en las de diciembre pasado, que eran parciales, la extrapolaci¨®n de sus resultados a escala nacional apenas le habr¨ªa permitido rebasar el 10% de votos. La eliminaci¨®n de la tangente, no s¨®lo democristiana sino sobre todo democristiana, como partido arquitrabe de todo el sistema, barr¨ªa su red-clientela, especialmente en el sur.
Si a la DC se le quitaba el comunismo de delante, como espantajo te¨®rico, tras la ca¨ªda del imperio sovi¨¦tico, y el combustible econ¨®mico de su inmensa afiliaci¨®n de paniaguados, no le quedaba al elector mayor motivo para seguir votando DC. Y, de igual forma, ca¨ªa el resto de la arquitectura de partidos de la I Rep¨²blica, excepto el PDS, en tributo a la astuta previsi¨®n de su l¨ªder, Occhetto.
Ya en marzo de 1990, en el congreso de Bolonia, el pol¨ªtico hasta entonces comunista convert¨ªa el Partido Comunista Italiano (PCI) en PDS que se declaraba amorosamente socialdem¨®crata, atlantista, buen alumno de toda democracia occidental; en suma.
Occhetto no pensaba entonces tanto en una II Rep¨²blica como en desmarcarse del terremoto moscovita. Pero al igual de Segni, en el centro y Umberto Bossi en el regionalismo, puede reivindicar hoy el m¨¦rito hist¨®rico de haber tratado de prevenir para no tener que curar.
Mario Segni, hijo de un ex presidente de la Rep¨²blica, sardo de 54 a?os, intemperante con los que ¨¦l considera que malgastan su tiempo e incontinentemente nervioso en p¨²blico, promovi¨® una serie de referendos para la reforma de las instituciones que culminaron en abril de 1993 con la aprobaci¨®n de una nueva ley electoral b¨¢sicamente uninominal para el Senado, lo que obligar¨ªa a hacer otro tanto con la C¨¢mara Baja en julio siguiente. Segni ya hab¨ªa abandonado en esa ¨¦poca la DC y fundado una alianza Democr¨¢tica que hoy se llama Pacto por Italia.
Umberto Bossi, al que el decano de los perioistas italianos, Indro Montanelli, atribuye una "cultura desordenada y aproximativa", de 52 a?os, natural de un pueblo pr¨®ximo a Mil¨¢n, es otro de los nuevos tipos de la clase pol¨ªtica advenediza. Doctor en medicina a los 37 a?os, quiso ser de joven cantante de cabar¨¦, y apasiona a los septentrionales por ser, quiz¨¢, todo lo contrario de lo que representa la cultura pol¨ªtica de esta I Rep¨²blica que, muere: hirsuto, agresivo, conocedor de la m¨¢s amplia escenograf¨ªa del gesto obsceno a la italiana, funda en 1982 una Liga Lombarda, que agrupa a una serie de partidillos imitativos del norte del pa¨ªs para formar la Liga Norte en 1991. Su ¨¦xito en las legislativas de 1992 -m¨¢s del 30% en Lombard¨ªa- es el de un nuevo poujadismo, o aquel uomo qualunque (un hombre cualquiera) de los a?os cuarenta, el de la protesta fiscal del peque?o comerciante, el del federalismo como defensa contra la vampirizaci¨®n econ¨®mica romana, contra la subvenci¨®n permanente al mezzogiorno que reprocha al Estado. Cuando dice Bossi que "es lombardo todo el que trabaja en Lombard¨ªa" para moderar su instinto anti-inmigratorio, los espa?oles no carecemos de parangones a los que referirlo.
Pero el ¨²ltimo y m¨¢s espl¨¦ndido de los reci¨¦n llegados es un industrial due?o de tres cadenas nacionales de TV -m¨¢s participaciones en cadenas de Espa?a y Alemania-, numerosas publicaciones, grandes negocios publicitarios, que ha hecho la campana., casi en pijama porque no ha tenido que salir de casa, es decir de sus televisiones, para llegar a los hogares de toda Italia. Silvio Berlusconi, abogado milan¨¦s de 57 a?os, tambi¨¦n llamado por il berlusca o il berluscacco, de indudables resonancias sical¨ªpticas, se propone llanamente como hombre milagro. Igual que ha levantado sus empresas, reconstruir¨¢ el pa¨ªs. Un personaje as¨ª, extraordinario sobre todo en su capacidad de no responder a ninguna pregunta m¨¢s que con esl¨®ganes y jaculatorias, ser¨ªa seguramente inveros¨ªmil en Espa?a, donde la envidia natural de las gentes le habr¨ªa fabricado ya un ata¨²d entre risas ridiculizadoras.
Al lado de los anteriores, Occheto y el l¨ªder neofascista Gianfranco Fini, son simplemente aprovechados replicantes del r¨¦gimen anterior. El ex comunista, turin¨¦s de 57 a?os, hace novenas de liberalismo democr¨¢tico con la fe de los conversos, y Fini, bolo?¨¦s, que a los 42 a?os es el m¨¢s joven de los l¨ªderes de partido, ex periodista, hace por correrse aplicadamente al centro porque ah¨ª est¨¢n los votos de una Italia hastiada de bloqueos, de mangancias, de divinas sutilezas de un sistema que se ha demostrado que lo que le falta es fineza, dando la vuelta a unas arrogantes palabras de Andreotti en las que criticaba la falta de fineza de la pol¨ªtica italiana.
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