El ¨¦xito asesino
Kurt Cobain no podr¨¢ asistir a la "escuela de estrellas del rock", para pasar su examen de cantante de ¨¦xito, como afirmaba sarc¨¢sticamente hace s¨®lo un a?o. "Desde que todo se nos ha venido encima, ya no cojo la guitarra con tanta naturalidad", dec¨ªa un hombre superado por su triunfo, que en s¨®lo cinco a?os pas¨® de la nada al todo. En su caso, del todo ¨¢ la nada.En 1989, Nirvana public¨® Bleach, su primer disco con el sello SubPop. Eran estudiantes (Kurt Cobain, Chris Novoselic y, m¨¢s tarde, Dave Grohl) que se tomaban la m¨²sica en serio. Una m¨²sica muy dura, elemental, de gran energ¨ªa. Incluso con etiqueta: grunge. Cobain era un fan¨¢tico del punk rock, que pasaba el tiempo entre sus disco, y su plancha de dibujo. "Yo le cre¨ªa destinado a ser un estupendo dibujante", dec¨ªa su compa?ero Novoselic.
Dos a?os m¨¢s tarde, y ya con una multinacional discogr¨¢fica, Nirvana public¨® Nevermind. Desbancaron a Michael Jackson del n¨²mero uno en las listas de ¨¦xitos y vendieron m¨¢s de nueve millones de ejemplares. Resultado: m¨¢s de 5.000 millones de pesetas de ingresos. "Nirvana ha solidificado el hecho de que lo alternativo es una instituci¨®n", declar¨® en aquellos d¨ªas Bobby Haber, editor de CMJ New Music Report, una publicaci¨®n de rock underground. Esta cruel paradoja que legitimaba el, maridaje entre lo institucional y lo alternativo, le ha costado a vida a Cobain.
La publicaci¨®n en 1993 de In utero, su tercer y ¨²ltimo disco, situ¨® a Cobain en un punto art¨ªstico sin retorno. "Estoy un poco cansado de esos sonidos, de esa hosquedad", dec¨ªa antes de mostrar su ilusi¨®n por inventar algo nuevo -"tengo ganas de superponer montones de sonidos distintos"-, y su decepci¨®n por la reacci¨®n del p¨²blico de Nueva York cuando termin¨® una actuaci¨®n con acompa?amiento de violoncelos -"me doli¨® su falta de respeto"-
El temor a repetirse, tan evidente como la imposibilidad de escapar del arquetipo, llev¨® a Cobain a cantar en Very ape (Muy bruto): "Estoy enterrado hasta el cuello/ en datos contradictorios/ Si alguna vez necesitas algo/ pregunta a otro antes/ Yo estoy demasiado ocupado actuando como si no fuese ingenuo/ Lo he visto todo/ Estuve aqu¨ª primero/ fuera del suelo/ en el cielo/ en la mierda".
Imposibilitado para convivir con el ¨¦xito, Cobain luchaba atormentado por recuperar su lugar, hasta el punto de desear el fracaso comercial de su tercer disco: "?Llevo dos a?os implorando al cielo para que ocurra! Ser¨¢ nuestro mayor triunfo".
Demasiado tarde. Tras mirarse en el espejo de Neil Young -"Nunca le ha dado a la gente lo que esperaba. Me gustar¨ªa envejecer como ¨¦l"-, y con su mujer Courtney Love y su hija como esperanza de futuro -"Dentro de diez a?os me imagino en mi casa con mi mujer y mis hijos. Son m¨¢s que suficiente para mi felicidad"-, las letras de In utero adquieren hoy una estremecedora resonancia: "Coraz¨®n roto y huesos rotos, dedos escayolados/ y p¨ªldoras de caballo y una frase t¨®pica m¨¢s/ T¨² eres lo ¨²nico que quiero volver a probar/ en el d¨ªa final". El t¨ªtulo de la canci¨®n, tristemente premonitorio: Me odio y quiero morir.
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