Un memori¨®n utiliza las clases de una facultad para hacer publicidad
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Enrique Ortega es capaz de recordar perfectamente, s¨®lo con escribirlo, un n¨²mero de 80 cifras sin olvidar un solo d¨ªgito. Los estudiantes de Ciencias de la Informaci¨®n de la Complutense tampoco olvidar¨¢n que cuando este hombre de 32 a?os interrump¨ªa sus clases para hacer una demostraci¨®n de su incre¨ªble capacidad nemot¨¦cnica les entregaba un folleto con el n¨²mero de tel¨¦fono de la academia Ripoll¨¦s, en la Gran V¨ªa, donde por 8.000 pesetas les dar¨ªa un curso de 10 horas pra ejercitar la memoria.
"El martes pasado entr¨® en el aula, mientras est¨¢bamos dando clase, y nos dijo al principio que le ayud¨¢ramos a entrar en el Guinness", cuenta un estudiante de cuarto curso. "Despu¨¦s escribi¨® en la pizarra un n¨²mero de 80 cifras con n¨²meros que nosotros le ¨ªbamos dando, se dio la vuelta y lo repiti¨® sin equivocarse. Al final de la demostraci¨®n, que dur¨® casi una hora, anot¨® en la pizarra el n¨²mero de tel¨¦fono de la acadernia". Ortega recibi¨® autorizaci¨®n del. vicerrector de Ordenaci¨®n Acad¨¦mica, Carlos P¨¦rez Reyes, para sus demostraciones nemot¨¦cnicas. El problema es que este aspirante al libro Guinness entendi¨® que el permiso inclu¨ªa la publicidad de su curso en la academia Ripoll¨¦s.
"Soy el ¨²nico responsable"
"Me considero el ¨²nico responsable", dec¨ªa ayer el memori¨®n Ortega. "Yo no imagin¨¦ que lo que estaba haciendo estaba mal hecho". Este especialista calcula que en los siete d¨ªas que estuvo de aula en aula recorri¨® m¨¢s de 20 clases y habl¨® a cerca de 3.000 alumnos.
La mayor¨ªa de los profesores, al saber por Ortega que hab¨ªa de por medio un permiso del vicedecano, le dejaban hacer. "Yo le dej¨¦ entrar en el aula y que, durante la hora, hiciese la demostraci¨®n. Y al final reconozco que reparti¨® unos folletos, pero yo ni me fij¨¦ de qu¨¦ eran", cuenta Javier del Rey, profesor de Teor¨ªa de La Informaci¨®n.
Ortega empez¨® la semana pasada su recorrido, y las quejas de algunos alumnos surgieron inmediatamente. En cuanto llegaron a o¨ªdos del vicedecano de Ordenaci¨®n Acad¨¦mica, hace un par de d¨ªas, ¨¦ste detuvo la exhibici¨®n.
"Me dijo que los alumnos se hab¨ªan quejado y que ten¨ªan raz¨®n, porque hab¨ªa una cosa econ¨®mica de por medio", cuenta Ortega. "Por parte de la Universidad ha habido siempre buena fe, y por mi parte, la imprudencia y la negligencia", se explicaba ayer Ortega. "Pero hay que tener en cuenta tambi¨¦n que al final de la demostraci¨®n muchos aplaud¨ªan", explica el profesor uruguayo.
Un representante de la academia Ripoll¨¦s explic¨® ayer que la vinculaci¨®n que existe entre este centro y Ortega estriba ¨²nicamente en que el profesor utiliza una de sus aulas para impartir sus clases, sin que por esto el centro reciba ning¨²n dinero.
Por su parte, Ortega contaba ayer que no sab¨ªa muy bien cu¨¢ntos alumnos ten¨ªa inscritos (el curso te¨®ricamente empezaba ayer por la tarde) y que no sab¨ªa si al final se dar¨ªa: "Hoy he tenido una mala noticia de mi familia y no s¨¦ si tendr¨¦ que dejarlo todo. Lo que es seguro es que el Guinness [quiere memorizar un n¨²mero de 200 cifras nada m¨¢s serle enunciado] ya no lo intentar¨¦ aqu¨ª", dec¨ªa.
C¨®mo deslumbrar con neuronas bien entrenadas
Enrique Ortega exhibi¨® ante los estudiantes las siguientes habilidades memor¨ªsticas: 40 alumnos dec¨ªan un n¨²mero cualquiera de dos cifras, ¨¦l los apuntaba en la pizarra y luego los repet¨ªa todos seguidos en orden ascendente y descendente; resolvi¨® una ra¨ªz cuadrada de un n¨²mero de seis d¨ªgitos en menos de cinco segundos; un alumno le prest¨® un libro y Ortega ley¨® en alto 10 frases, las numer¨® y luego fue capaz de repetirlas en el orden en que le ped¨ªan los estudiantes; memorizaba listas de m¨¢s de 20 palabras elegidas al azar por los alumnos.Al final de esta ¨²ltima habilidad, avanz¨® algo de su t¨¦cnica: visualizar las palabras; as¨ª, si la primera es televisi¨®n y la segunda mono y la tercera amor pues uno se imagina una televisi¨®n y despu¨¦s un mono vi¨¦ndola, que est¨¢ enamorado. "Parec¨ªa el hipnotizador de Hola Raffaela", dec¨ªa ayer un alumno. "Pero no se puede permitir que haga publicidad en clase", a?adi¨®.
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