Unos 20 grupos aut¨®nomos armados act¨²an en Argelia bajo las siglas del GIA
Una veintena de grupos integristas radicales act¨²an a diario en Argelia amparados, bajo las siglas del GIA (Grupo Isl¨¢mico Armado), seg¨²n se asegura en c¨ªrculos pol¨ªticos.Esta organizaci¨®n surgida en 1991, bajo el impulso de los veteranos de la guerra de Afganist¨¢n y los disidentes del Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS), ha estallado en mil pedazos, tras la desaparici¨®n sucesiva de tres de sus dirigentes. El ¨²ltimo en caer ha sido Sayah Attia, cuya muerte fue anunciada el pasado s¨¢bado por la polic¨ªa.
El GIA est¨¢ en todas partes. Lo demostr¨® hace pocas semanas, cuando aparecieron en diversos muros del centro de la capital argelina inscripciones firmadas por este movimiento radical integrista.
Sus mensajes, justificando la guerra santa, llegaron incluso hasta la puerta del Observatorio de los Derechos Humanos y ante la entrada principal del antiguo hotel Saint George, considerado como el refugio m¨¢s seguro para los extranjeros y convertido desde hace varios meses en residencia general de los hombres de negocios, de los escasos periodistas de paso, de los funcionarios atemorizados y de los equipos de seguridad de algunas embajadas occidentales.
"Matamos a los enemigos del islam", rezaba una de las inscripciones, camufladas hoy bajo sucesivas capas de pintura.
Vulnerabilidad
Detr¨¢s de esta aparente prueba de fuerza y de movilidad, el Grupo Isl¨¢mico Armado escondes una permanente vulnerabilidad como consecuencia de la cual tres jefes distintos han sido abatidos o detenidos.El GIA, en opini¨®n de algunos expertos, se ha convertido en una organizaci¨®n confusa e inconfesable propicia a la infiltraci¨®n y la manipulaci¨®n. Algunos de sus dirigentes as¨ª lo han reconocido en mensajes p¨²blicos, al tiempo que anunciaban la depuraci¨®n de sus filas.
Los proyectos unitarios acariciados a principios de 1992 por su primer emir o general, el chapista Abdelkader Layada, quien ambicionaba dirigir en Argelia bajo su bandera a todo un ej¨¦rcito isl¨¢mico armado, han sido ya definitivamente archivados.
Layada, cay¨® en este intento, cuando en el verano de 1993, se dirig¨ªa a Bruselas, v¨ªa Marruecos, para entrevistarse con los dirigentes en el exilio del Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n y reclamarles el control y el mando de todas las tropas. Pocas semanas despu¨¦s de ser detenido en Marruecos Layada fue entregado a Argel.
Si Ahmed Murad, m¨¢s conocido como Yafar El Afgani, fue el sucesor de Layada. Su reinado fue cort¨®, ya que dur¨® poco menos de cinco meses. V¨ªctima de las infiltraciones y delaciones, acab¨® sus d¨ªas en medio de una refriega policial registrada en el barrio capitalino de Buzarea, el 26 de febrero pasado.
Su principal herencia lo constituye el ultim¨¢tum dado a la comunidad internacional en Argelia para que abandone el pa¨ªs. El balance de este llamamiento consiste en una treintena de extranjeros asesinados.
Bajo el mandato de Si Ahmed Murad, el Grupo Isl¨¢mico Armado se convirti¨® en una m¨¢quina incontrolable, lo que que ha permitido a las fuerzas de seguridad adentrarse en los vericuetos del movimiento armado, desentra?ar algunos de sus secretos y hacerlo estallar desde dentro, seg¨²n aseguran los observadores diplom¨¢ticos.
En plena eclosi¨®n, se hizo con el mando del GIA un emir oscuro y violento, Sayah Attia, quien al parecer result¨® herido como consecuencia de un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad. Estas heridas causaron su muerte, seg¨²n se desprende de las informaciones transmitidas por la polic¨ªa argelina.
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