La exposici¨®n de Remedios Varo
Para completar la informaci¨®n de EL PA?S (6 de abril de 1994) sobre la exposici¨®n antol¨®gica de la pintora espa?ola Remedios Varo (1908-1963) que tiene lugar en Ciudad de M¨¦xico, me apresuro a escribirle para recordar que en Madrid se celebr¨® por primera vez en Espa?a una exposici¨®n -tambi¨¦n p¨®stuma- dedicada a la interesant¨ªsima pintora que logr¨® reunir 81 obras y que tuvo lugar desde noviembre de 1988 hasta enero de 1989. La organiz¨® la Fundaci¨®n Banco Exterior en la sala -hoy desaparecida- de Castellana, 32. Fue la ¨²ltima de una no despreciable serie.Fuimos comisarios el catedr¨¢tico de la Universidad de Sevilla Fernando Mart¨ªn y quien esto escribe. Durante tres a?os, contando con la aprobaci¨®n y entusiasmo del patronato, preparamos la tarea, que fue un traj¨ªn constante, resumido en tres viajes a M¨¦xico, la colaboraci¨®n siempre atenta de Gruen, de los coleccionistas mexicanos y de las autoridades de Bellas Artes de aquel pa¨ªs. Se public¨® un hermoso cat¨¢logo, dise?ado por Vicente Rojo, con textos de Octavio Paz, Juliana Gonz¨¢lez y Raquel Tibol, por parte mexicana, y R. Santos Torroella, Eugenio F. Granell, Manuel And¨²jar y Beatriz Varo, por Espa?a, aparte de los de Janet Kaplan, Fernando Mart¨ªn, servidora y uno, divertid¨ªsimo, de la propia Remedios.
Uno de los hechos m¨¢s relevantes fue la publicaci¨®n de la excelente traducci¨®n castellana de Amalia M. Gamero del libro Viajes inesperados, de Janet Kaplan -primera bi¨®grafa de Remedios Varo-, que particip¨® en el acto de inauguraci¨®n. La fundaci¨®n invit¨® asimismo a Mar¨ªa Luz del Amo, hoy consejera cultural de la Embajada de M¨¦xico en Madrid, y al coleccionista Ricardo Ovalle, ejemplar buscador de obra de Remedios en la exposici¨®n de la capital de M¨¦xico.
En fin, la memoria juega malas pasadas en ¨¦pocas de prisas. Atribuyo s¨®lo a eso el silencio de su peri¨®dico sobre la exposici¨®n en Madrid, que mereci¨® honores de portada en la secci¨®n de Arte de EL PA?S y un art¨ªculo largo y justo de Francisco C. Serraller.
Esta carta quiere ser s¨®lo el aviso para historiadores amantes de seguir el hilo de las cosas y buceadores de bibliotecas y hemerotecas. De ellos es y ser¨¢ el reino.
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