El Jefe
O sea, que lo de la cabeza de Leguina. a cambio de la danza de los siete velos de Alfonso Guerra es un invento de los cronistas. Felipe Gonz¨¢lez cosi¨® el congreso del PSOE de modo que quienes quer¨ªan confiar en ¨¦l salieron diciendo que hab¨ªa una negociaci¨®n que sacrificaba algunas cabezas , pero que, a largo plazo, supon¨ªa el comienzo del fin del guerrismo, el triunfo del felipismo.Unas pocas semanas han bastado para echar por tierra la interpretaci¨®n que consolaba a los renovadores: el PSOE se rompe en Andaluc¨ªa, en Cantabria y en tantos otros sitios. La cabeza de Leguina ya no est¨¢ segura ni en Madrid. La cabeza de Felipe es la ¨²nica que parece no tener el precio puesto en los carteles de "se busca" a la puerta de los salones.
Es decir, que Felipe ha ganado el congreso del partido socialista, pero lo han perdido todos los que se llaman felipistas, denominaci¨®n a la que se acogen renovadores y otros que no lo son tanto.
Entonces, ?Felipe no controla el partido socialista? Cabe tambi¨¦n la otra interpretaci¨®n: Felipe controla el partido socialista, y ha montado una operaci¨®n que le garantiza el mando eterno sobre sus huestes, aunque estas huestes no sean las que m¨¢s entusiasmo le provoquen, aunque estas huestes hayan tendido una emboscada tras otra a los de Felipe.
Tranquilidad. Felipe sabe lo que se hace. Tranquilidad, Felipe no es ning¨²n chiquilicuatre que no sepa por d¨®nde se mueve y con qui¨¦n trata. Felipe domina el partido, se sabe de memoria sus resortes. Felipe comulga tanto con el partido que el partido le tiene cogido por donde m¨¢s puede doler. Felipe se ha hecho jefe de los renovadores para hacerlos integradores. Felipe puede ser el jefe natural de los que sobrevivan. Si los guerristas ganan, los har¨¢ felipistas.
Tranquilidad, Felipe es tambi¨¦n el jefe de los guerristas. Es terrible pensar que Felipe se haya equivocado.
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