El Joventut destroza al Bar?a
El equipo de Badalona se jugar¨¢ el t¨ªtulo frente al Olympiakos
El Joventut utiliz¨® dinamita pura para meterse en la final de la Liga Europea. Al Barcelona le qued¨® la cara de tonto del automovilista que de repente, en medio de la autopista y a velocidad de crucero, advierte que no le queda ni una sola gota de gasolina. Escueto, demoledor, impensable, m¨¢xime tras una primera parte en la que el Barcelona llev¨® la manija. La explosi¨®n badalonesa dur¨® cinco minutos y dej¨® el relato visto para sentencia a m¨¢s de 10 para el final. El Joventut se aup¨® de un brinco, de un solo pero fenomenal brinco sobre el Barcelona para asomarse a la final. El Barcelona qued¨® fulminado. Al Joventut le cost¨® sangre y sudor entrar en el partido.El partido no sigui¨® un orden cronol¨®gico, normal. Todo empez¨® y acab¨® reci¨¦n comenzada la segunda parte. El largo tramo inicial hab¨ªa sido un mero entretenimiento pero prescindible. Bonito en algunos pasajes, pero absolutamente prescindible. Pueden tenerse en cuenta algunos hechos, al fin y al cabo triviales, pero que tal vez ayuden a comprender por qu¨¦ el Barcelona dej¨® que el Joventut prendiera la mecha. Epi cometi¨® su tercera falta personal. Montero y Crespo ya sumaban la misma cifra. A¨ªto Garc¨ªa Reneses crey¨® oportuno preservar de mayores riesgos punitivos a los suyos. Encarg¨® una zona defensiva 2-3. Y el Joventut prendi¨® la mecha de la mano de Tom¨¢s Jofresa.
Empieza a ser el menor de los Jofresa un bombero institucional. Cuando el banquillo huele a chamuscado, no hay compa?ero que no reclame su presencia inmediata. Y all¨ª est¨¢ ¨¦l. Cuanto m¨¢s altas son las llamas, mayor parece su habilidad para reducirlas. El marcador era 40-34 y el partido ligeramente escorado hacia el bando azulgrana. Y all¨¢ que fue Tom¨¢s. Dos triples y partido igualado. Y Villacampa, que del manguerazo del chaval recupera la amnesia que arrastraba y se pone a hacer causa com¨²n El Barcelona, inerte, como si nada. Tres triples de Tom¨¢s, otros tres de Villacampa y el partido roto: 42-51. Hab¨ªan transcurrido apenas seis minutos.
A¨ªto, inmutable durante cinco, seis interminables minutos. Mientras su equipo quedaba al desnudo y encajaba un 0-14. Y Tom¨¤s y Villacampa que no se resist¨ªan a la tentaci¨®n de acabar la historia cuando faltaba un buen legajo de p¨¢ginas.
El retorno a la defensa individual, demandado casi por aclamaci¨®n, reaviv¨® los ¨²ltimos rescoldos. El Barcelona lleg¨® a situarse a cinco puntos (49-45), pero para entonces su andamiaje ya pend¨ªa s¨®lo de un hilo. Si su defensa era deficiente, su ataque se estrellaba de forma contumaz en su propio error. Montero perd¨ªa la br¨²jula y a Massenburg se le ablandaron las manos. Ya no hab¨ªa jugadas ensayadas. S¨®lo inspiraci¨®n y ?s¨¢lvese quien pueda!
El Joventut acab¨® haciendo da?o (53-76 fue su m¨¢xima ventaja) a un colectivo que buscaba ¨¢rnica con desesperaci¨®n. A un equipo que nada ten¨ªa que ver con el que entr¨® en situaci¨®n comi¨¦ndose el cuero, con la quinta a fondo, dejando en evidencia la escasa puesta a punto del Joventut para resistir tales embestidas. Los dos equipos intentaron preservar por todos los medios su zona m¨¢s cercana al aro. Pero el Barcelona lo hizo con una defensa mucho m¨¢s din¨¢mica e intensa, que le cost¨® muchas faltas pero que impidi¨® que Villacampa y los Jofresa olieran canasta. Thompson fue el que redujo los da?os en esos momentos de naufragio del Joventut. ?l y el rebote ofensivo. Pero todo eso qued¨® para los exploradores de un desenlace que -no admite discusi¨®n- lleg¨® con la zona defensiva del Barcelona y la dinamita que lanzaron Tom¨¢s y Villacampa.
El Joventut afrontar¨¢ su segunda final europea con la plena seguridad de haberse convertido de forma indiscutible en la mejor alternativa que puede presentar el baloncesto espa?ol.
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