Gan¨® el 'superagente 86'

Maxwell Smart gan¨® por goleada a Felipe Gonz¨¢lez en la residencia universitaria del Monte da Condesa, en Santiago de Compostela. Mientras las aventuras del superagente 86 ocuparon la pantalla de televisi¨®n, todav¨ªa alg¨²n estudiante se entretuvo echando un vistazo. Pero empez¨® a hablar Gonz¨¢lez a rengl¨®n seguido y sobre las mesas de la cafeter¨ªa se pusieron los apuntes, la baraja o los peri¨®dicos. El discurso presidencial qued¨® como murmullo de fondo.Alud¨ªa Gonz¨¢lez a la corrupci¨®n con gesto severo y en una mesa se cantaban veinte a espadas. Pasaba el presidente a defender la reforma laboral y en otro rinc¨®n sal¨ªan a relucir abstrusas f¨®rmulas matem¨¢ticas. S¨®lo dos chicas prestaban alguna atenci¨®n al debate. "Lo veo muy delgado", coment¨® una con tono maternal. "S¨ª, habla mucho, pero luego se tiene que enterar de todo por los peri¨®dicos", agreg¨® su compa?era, m¨¢s implacable.

La sala de televisi¨®n del colegio mayor, el m¨¢s importante de la Universidad de Santiago, se encontraba desierta. S¨®lo Alberto, un estudiante de Matem¨¢ticas de 19 a?os, ve¨ªa con gesto ab¨²lico un telefilme de polic¨ªas. "Claro que me interesa el resultado del debate, pero prefiero leerlo ma?ana en la prensa", se excusa el joven. "La gente anda con muchos ex¨¢menes y es dificil encontrar tiempo para estas cosas", apunta M¨®nica, alumna de Filolog¨ªa inglesa. Roberto, de 18 a?os, estudiante de Farmacia, hojea en el bar las p¨¢ginas locales del peri¨®dico cuando Gonz¨¢lez se ha adentrado ya en los laberintos de la macroeconom¨ªa: "Esto es un co?azo. La pol¨ªtica es un tema muy complicado". Paula, que prepara la tesis doctoral en el instituto universitario de cer¨¢mica, es a¨²n m¨¢s radical: "Paso absolutamente".

Sin embargo, la avalancha informativa de los ¨²ltimos d¨ªas ha calado entre los j¨®venes. La mayor¨ªa dice estar muy preocupada por la corrupci¨®n, tanto como por sus inciertas expectativas laborales. En la soledad de la sala de televisi¨®n, Alberto reclama que "se investigue a fondo y los implicados dejen de mentir como bellacos". Luisa, otra aspirante al doctorado en cer¨¢mica, apela a la imagen balbuceante de Mariano Rubio para concluir: "Hay que acabar con los sinverg¨¹enzas. Ahora mismo, si quieres dejar de ser honrado, no tienes m¨¢s que hacerte pol¨ªtico".

Una tras otra, las respuestas confirman todos los t¨®picos sobre el profundo escepticismo de las nuevas generaciones. Algunos, como Patricia, futura psic¨®loga, creen en la buena voluntad del Gobierno para atajar la corrupci¨®n "porque si no se hundir¨¢n con ella". Chelis, estudiante de graduado social, tambi¨¦n conf¨ªa en el poder de convicci¨®n de Gonz¨¢lez, que "ya se demostr¨® en el refer¨¦ndum de la OTAN", pero, a su juicio, la corrupci¨®n es intr¨ªnseca a la naturaleza humana: "Yo tambi¨¦n le pondr¨ªa un despacho a mi hermano, aunque con discreci¨®n".