Touvier, condenado a cadena perpetua por un crimen contra la humanidad
Paul Touvier, de 79 a?os, se convirti¨® ayer en el primer ciudadano franc¨¦s juzgado y condenado a c¨¢rcel perpetua por crimen contra la humanidad. Un tribunal de Versalles, en las cercan¨ªas de Par¨ªs, le castig¨® a morir en prisi¨®n por haber colaborado en el fusilamiento de siete jud¨ªos el 29 de junio de 1944, hace casi exactamente 50 a?os. El jurado necesit¨® cinco horas y media para emitir su veredicto, tras un mes de juicio.
Paul Touvier era, medio siglo atr¨¢s, un miembro destacado de la Milicia, cuerpo policial filonazi del r¨¦gimen colaboracionista de Vichy. Poco antes de la liberaci¨®n de Francia por las fuerzas aliadas, la Resistencia cometi¨® un atentado en el que muri¨® un ministro, y las autoridades de Vichy decidieron tomar represalias. ?stas consistieron en el fusilamiento de siete inocentes, todos ellos jud¨ªos, en la localidad de Rillieux-la-Pape (cerca de Ly¨®n). Fue Touvier, personalmente, quien les eligi¨®.El jurado consider¨® que la acci¨®n se hab¨ªa enmarcado en la pol¨ªtica de exterminio sistem¨¢tico del pueblo jud¨ªo impulsada por el nazismo. Fue, por tanto, un crimen contra la humanidad, imprescriptible y castigado con reclusi¨®n perpetua. El veredicto fue anunciado por el juez poco despu¨¦s de la medianoche.
Ayer, Paul Touvier era un anciano quebrado, pero no arrepentido. En el ¨²ltimo minuto del proceso, despu¨¦s de que su abogado hubiera demandado la absoluci¨®n y antes de que se retirara el jurado, el ex miliciano tuvo ocasi¨®n de dirigirse a la sala. Pronunci¨® con voz muy queda una sola frase, en la que no pidi¨® perd¨®n ni lament¨® la antigua tragedia. S¨®lo hizo constar la obsesi¨®n que le persigui¨® durante 50 a?os de clandestinidad y fuga: "No he olvidado jam¨¢s a las v¨ªctimas de Rillieux. He pensado en ellas cada d¨ªa, cada noche".
El abogado de Touvier, Jacques Tr¨¦molet de Villers, hab¨ªa pedido la absoluci¨®n con un solo argumento central: el fusilamiento de los jud¨ªos fue una represalia, un acto de guerra, un crimen de guerra tal vez, pero no un crimen contra la humanidad. No se buscaba el exterminio racial, dijo Tr¨¦molet, porque en ese caso no se hubiera fusilado a siete sino a 70. El del abogado fue un alegato de m¨¢s de cinco horas, tenso, emotivo, una espl¨¦ndida obra profesional.
Tr¨¦molet, de ideolog¨ªa ultraconservadora y antisemita como el propio Touvier, present¨® a su cliente como un salvador de jud¨ªos. Seg¨²n ¨¦l, al entonces miliciano se le pidieron 30 jud¨ªos para el pared¨®n, y consigui¨® que fueran siete. "Vemos los rostros de los que fueron muertos, pero no los rostros de los otros 23", afirm¨®. Y agreg¨® teatralmente: "Touvier es Schindler", refiri¨¦ndose al empresario nazi que salv¨® de la muerte a sus trabajadores jud¨ªos en Auschwitz.
El virtuosismo del defensor no convenci¨® al jurado. Fue el fiscal, Hubert de Touzalin, quien impuso su argumento: "El plan fue nazi, la complicidad fue francesa", hab¨ªa dicho el d¨ªa antes, en su alegato a favor de la c¨¢rcel a perpetuidad.
Paul Touvier escap¨® tras la liberaci¨®n y se ocult¨® en distintos centros religiosos hasta que pudo regresar, clandestinamente, a su domicilio familiar. A partir de 1950, miembros de la jerarqu¨ªa cat¨®lica intercedieron por ¨¦l ante las autoridades de la Rep¨²blica, le consiguieron documentaci¨®n falsa y le proporcionaron dinero. El secretario de un arzobispo organiz¨® incluso una campa?a que consigui¨® un perd¨®n parcial para Touvier, firmado en 1972 por el entonces presidente Georges Pompidou. La localizaci¨®n de Touvier por un periodista en 1988 reaviv¨® el inter¨¦s por su caso y forz¨® la reapertura del proceso.
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