Exteriores y los misioneros

Con motivo de la actuaci¨®n incorrecta y una frase poco afortunada de un diplom¨¢tico espa?ol -que ya se ha disculpado- sobre el papel del Ministerio de Asuntos Exteriores respecto a nuestras monjas en la guerra civil de Ruanda, algunos medios de comunicaci¨®n se han ensa?ado contra el Palacio de Santa Cruz y los diplom¨¢ticos en general. Nada nuevo, pues los diplom¨¢ticos no solemos tener buena prensa.Pues bien, yo fui durante cuatro a?os (1981-1985) embajador de Espa?a en ?frica negra, concretamente en Ghana, ex colonia brit¨¢nica, y en Togo, ex colonia francesa. En ambos pa¨ªses pude ver con orgullo de espa?ol la maravillosa labor que hacen nuestros misioneros en ambientes inh¨®spitos y con escasos medios. Por ejemplo, asist¨ª emocionado a la incre¨ªble misa con bailes locales en el hospital San Jos¨¦ de Koforidua -el mejor de Ghana- regentado por espa?oles (hermanos de San Juan de Dios y monjitas salesianas). Visit¨¦ a nuestros misioneros a lo largo y ancho de ambos pa¨ªses, incluso aquellos que trabajan al norte de Togo, en la frontera con Burkina Faso. Compart¨ª con ellos penas y alegr¨ªas -y m¨¢s de una tortilla espa?ola- en sus modestas viviendas. Les entregu¨¦ en nombre del Gobierno espa?ol cantidades ingentes de medicinas y un jeep para sus desplazamientos y, sobre todo, trat¨¦ de llevarles el calor humano del representante de Espa?a. Y si mi presencia les emocionaba, m¨¢s me emocionaba yo: puedo asegurar que entre mis muchas experiencias diplom¨¢ticas recuerdo como las m¨¢s emotivas las vividas con nuestros misioneros y monjitas, que son la mejor avanzadilla de Espa?a en el continente africano, entre otros.

S¨¦ que mis compa?eros diplom¨¢ticos hacen tambi¨¦n cuanto pueden para ayudar a nuestros misioneros. No me parece por ello justo que, por la desafortunada actuaci¨®n de un funcionario, se quiera extender un bald¨®n al servicio diplom¨¢tico espa?ol, generalizando un hecho absolutamente excepcional y aislado.

Embajador de Espa?a.