Bomba demogr¨¢fica
LA OFENSIVA emprendida por el Vaticano contra los debates preparatorios de la Conferencia de la Poblaci¨®n de la ONU, recientemente celebrados en Nueva York, amenaza con desviar la atenci¨®n de los problemas de fondo a los que dicha conferencia deber¨¢ dar respuesta en septiembre en El Cairo. La obstinada oposici¨®n de la c¨²pula de la Iglesia cat¨®lica a las pol¨ªticas de planificaci¨®n familiar y al uso de anticonceptivos constituye un obst¨¢culo a la hora de adoptar medidas capaces de frenar un ritmo de crecimiento demogr¨¢fico que supera con creces los limitados recursos disponibles del planeta. En los pa¨ªses subdesarrollados, este factor constituye el mayor impedimento para erradicar la miseria y el hambre, que cada d¨ªa causan la muerte a unas cien mil personas.El objetivo de la conferencia es precisamente elaborar una estrategia que frene el crecimiento de la poblaci¨®n mundial. Si ese objetivo no se consigue, la explosi¨®n demogr¨¢fica ser¨¢ imparable: los 5.700 millones que hoy pueblan la Tierra pasar¨¢n a ser m¨¢s del doble dentro de 50 a?os. Pero ese crecimiento de poblaci¨®n no se distribuye con igualdad. Espa?a es un ejemplo de c¨®mo, en el llamado primer mundo de los pa¨ªses ricos y desarrollados, la detenci¨®n del crecimiento demogr¨¢fico ya es una realidad.
En el Tercer Mundo, sin embargo, la explosi¨®n demogr¨¢fica es general. Sin recursos para sobrevivir en sus pa¨ªses, a estas poblaciones no les queda sino la huida. Espa?a, cercana a ?frica, es testigo de c¨®mo no hay barreras ni controles suficientes para detener a quienes est¨¢n dispuestos a arriesgar la vida antes que morir en su propia casa. El ¨²ltimo informe sobre tendencias de los movimientos migratorios internacionales de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) apunta que algunos pa¨ªses europeos se han salvado de la amenaza del crecimiento cero en virtud de la todav¨ªa elevada natalidad de las comunidades de inmigrantes. Sin embargo, los estallidos xenof¨®bicos han demostrado que la tesis de un arreglo de tales desequilibrios con el alumbramiento de una nueva civilizaci¨®n mestiza no tiene f¨¢cil cumplimiento.
Por ello, numerosas naciones industrializadas se han inclinado por una soluci¨®n preventiva del problema. Y la ONU ha decidido ahora agarrarlo directamente por los cuernos. La necesaria contenci¨®n de la natalidad no es s¨®lo cuesti¨®n de p¨ªldoras anticonceptivas, rechazadas, adem¨¢s de por el Vaticano, por las culturas isl¨¢micas y por las propias mujeres de los pa¨ªses subdesarrollados, que necesitan muchos hijos, dado el alto ¨ªndice de mortalidad infantil. Es tambi¨¦n, y sobre todo, una cuesti¨®n de escolarizaci¨®n y educaci¨®n de la mujer.
Se trata de encontrar un punto de equilibrio que, evite tanto las cuotas m¨¢ximas de natalidad como la presi¨®n religiosa sobre las mujeres. Y es, sobre todo, un problema de dinero. El control demogr¨¢fico es caro. Las estimaciones de la ONU son de 10.000 millones de d¨®lares (1,4 billones de pesetas) de aqu¨ª al 2000. La cuesti¨®n tiene que ver con dinero y desarrollo. Lo uno y lo otro lo habr¨¢n de facilitar los pa¨ªses ricos. Y el Vaticano habr¨¢ de meditar sobre las consecuencias de su postura.
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