La antidiva consagrada
Si un colega me pidiera una descripci¨®n de Alicia de Larrocha como pianista, contestar¨ªa que es la naturalidad, el trabajo, el rigor, la claridad y, en resumen, el talento y el arte en el piano a trav¨¦s de unas manos que son famosas por peque?as, pero que a m¨ª me parecen- grandes y poderosas.A Alicia de Larrocha la recuerdo de siempre. Siendo yo peque?a la o¨ªa en programas de radio y televisi¨®n, y estando ya en el conservatorio la escuch¨¦ numerosas veces en el madrile?o Teatro Real. Siempre la admir¨¦, aunque he de decir que, a medida que yo iba creciendo como pianista y como persona, esa admiraci¨®n iba aumentando: ?c¨®mo es posible dominar la casi imposible Suite Iberia con tanto control y encima echarle gracia?, o ?c¨®mo sabe sacar partido de algunas partituras que, sin ser la mejor obra de arte, hace de ellas una verdadera creaci¨®n y las eleva a lo m¨¢s alto?
Mi sentimiento hacia Alicia de Larrocha es tambi¨¦n de agradecimiento, Su legado de grabaciones de m¨²sica espa?ola, que abarca desde obras del padre Soler, pasando por Falla, Alb¨¦niz, Granados, Turina, Mompou, los Halffter, Espl¨¢, hasta Xavier Montsalvatge, es un regalo tan importante que es para m¨ª referencia obligada, y hace que la considere una maestra de la cual he aprendido mucho.
He tenido la suerte de estar junto a ella en la programaci¨®n de alg¨²n festival y alg¨²n ciclo de conciertos, pero s¨®lo. la llegu¨¦ a conocer personalmente hace unos cuatro a?os en el Festival de Granada, en el que ella tocaba una tarde y yo la siguiente. Escuch¨¦ su recital y, despu¨¦s, superando timideces, me acerqu¨¦ a felicitarla y conocerla. Aparte de atenta y amable, me pareci¨® lo m¨¢s sencilla y humilde. ?Cualquiera dir¨ªa que acababa de realizar una versi¨®n memorable de las Goyescas de Granados!
Alicia de Larrocha siempre fue Alicia. Lo s¨¦ porque descubr¨ª una grabaci¨®n de ella en un disco junto a otras hist¨®ricas de Granados, Alb¨¦niz y Marshall, y con s¨®lo nueve a?itos tocaba los valses de Chopin con una hondura poco com¨²n a esa edad.
La he seguido siempre y ha tenido ¨¦xito tanto en Viena tocando Schumann y Schubert como en Nueva York con los 24 preludios de Chopin, y puedo asegurar que, adem¨¢s de ser un ¨ªdolo, se la quiere hasta el punto de que debe de ser la ¨²nica pianista en la historia de la interpretaci¨®n que ha sido recibida por el p¨²blico neoyorquino con pancartas con expresiones de cari?o y admiraci¨®n.
Tambi¨¦n la admiro por otras razones, porque adem¨¢s de gran pianista es mujer, madre y orgullosa abuela. Y por si todo esto fuera poco, es el antidivismo en persona. Un premio merecid¨ªsimo que nos hace feliz a todos.
Babelia
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