Mr. De la Rosa
LA COMPARECENCIA, por fin, de Javier de la Rosa en el juzgado aleja el temor de que el caso KIO quede impune y que el principal protagonista del esc¨¢ndalo pueda librarse de dar las explicaciones que debe a la justicia. Desde todos los puntos de vista era disparatado que un asunto como ¨¦se (500.000 millones de pesetas evaporados, 100.000 empleos en peligro, miles de millones de ayudas p¨²blicas directas o indirectas malogradas, desmedidos e inexplicables enriquecimientos personales ... ) quedase al margen de la justicia. Y, sin embargo, durante meses ¨¦sa ha sido una hip¨®tesis no descartable.La incomprensible obstinaci¨®n del juez Moreiras en no admitir a tr¨¢mite la querella interpuesta por el grupo Torras-KIO contra De la Rosa y otros seis antiguos gestores del grupo kuwait¨ª en Espa?a ha estado a punto de convertir este caso en uno de los ejemplos m¨¢s escandalosos de impunidad. Merced a la decisi¨®n de la Audiencia Nacional favorable a la admisi¨®n a tr¨¢mite de la querella, el antiguo gestor de KIO no tendr¨¢ m¨¢s remedio que dar alguna explicaci¨®n sobre lo sucedido, aunque lo primero que haya salido de su boca sean respuestas evanescentes o silencios estrepitosos: ni siquiera a De la Rosa le debe resultar f¨¢cil dar una explicaci¨®n convincente del laberinto financiero por ¨¦l urdido en un caso que se ha convertido en paradigma de la cultura del pelotazo.
Pero la tard¨ªa comparecencia de De la Rosa ante el juez (a?o y medio despu¨¦s de estallar el esc¨¢ndalo y transcurrido un a?o desde la presentaci¨®n de la querella por falsedad en documento mercantil y p¨²blico, estafa, apropiaci¨®n indebida, fraude fiscal, etc¨¦tera) remite tambi¨¦n a un problema grave de la justicia espa?ola: su escasa capacidad de reacci¨®n y su parsimonia en la investigaci¨®n de los casos de corrupci¨®n y de los delitos econ¨®micos en general. No es f¨¢cilmente comprensible para la opini¨®n p¨²blica que asuntos como los de la trama de Ibercorp o el caso Filesa, entre otros, contin¨²en todav¨ªa en la m¨¢s espesa de las oscuridades judiciales dos a?os despu¨¦s de su apertura.
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