"Los conciertos son una escapatoria", afirma el pianista Krystian Zimerman
El m¨²sico polaco, de gira en Espa?a, viaja con su propio piano
Desde hace una d¨¦cada forma parte de la ¨¦lite de los mejores pianistas, pero al polaco Krystian Zimerman (Zabrze, 1956) no se le puede comparar con ninguno de sus colegas. Por ser diferente incluso afirma que su profesi¨®n no es ser pianista. "Mi trabajo es leer, escuchar m¨²sica, estudiar, escribir...; lo de los conciertos es una escapatoria de mi profesi¨®n real: vivir", asegura. Y lo que Zimerman califica como "escapatorias", una media de 45 al a?o, no siempre le salen a cuenta, porque, como en la gira que est¨¢ realizando por Zaragoza y el Pa¨ªs Vasco, viaja con su propio piano y un afinador.
"Las salas de conciertos frecuentemente no tienen disponible un piano con el que yo pueda ensayar y despu¨¦s, sin que otro pianista lo haya utilizado, tocar en el concierto", explica Zimerman. El pianista polaco no necesita s¨®lo un piano afinado, sino que precisa manipular la afinaci¨®n del instrumento para que se adec¨²e al tipo de obras elegidas para el recital. Esta preparaci¨®n del piano y el trabajo personal de estudio y an¨¢lisis de las obras, que a veces dura hasta cinco a?os, son los que hacen que sus interpretaciones sean tan singulares. Zimerman se instal¨® hace una semana en Bilbao para preparar los conciertos de Bilbao, San Sebasti¨¢n, Zaragoza y Vitoria previstos en esta gira espa?ola.Zimerman se ha distinguido siempre por su honestidad. Cuando en 1975 gan¨® el primer premio del prestigioso concurso Chopin de Varsovia, no se dej¨® deslumbrar por la fama. Rechaz¨® iniciar precipitadamente un carrera internacional y opt¨® por retirarse antes incluso de empezar. Cuando decidi¨® el repertorio que tocar¨ªa en conciertos y recitales, se present¨® internacionalmente, y los grandes directores de orquesta, entre ellos Leonard Bernstein y Herbert von Karajan, no tardaron en darse cuenta de su talento.
Meticuloso en extremo, Zimerman afirma: "No pretendo buscar la perfecci¨®n absoluta; adem¨¢s, cuantos m¨¢s errores cometo en un recital mejores cr¨ªticas tengo; simplemente intento dar lo mejor de m¨ª mismo analizando los errores cometidos". El pianista reivindica la curiosidad para combatir la uniformidad. "Vivimos en un mundo superficial creado por la imagen, con el que el poder pol¨ªtico y econ¨®mico intenta ocultar los problemas reales. Debemos retomar los valores ¨¦ticos perdidos para frenar la deshumanizaci¨®n".
Krystian Zimerman tiene previsto regresar a Espa?a en septiembre para ofrecer un recital en La Coru?a y en la primavera de 1995 en Madrid y Barcelona, pero asegura que cancelar¨¢ el recital como hizo el a?o pasado si no puede ensayar en el Auditorio Nacional. "Es una sala de conciertos magn¨ªfica y el p¨²blico de Madrid es fant¨¢stico, pero es imposible ensayar, porque la sala siempre est¨¢ ocupada. Ya me pas¨® la ¨²ltima vez que actu¨¦ en Madrid y si esta vez no hay ensayo no habr¨¢ actuaci¨®n", advierte.
Doce a?os sin ir al cine
Preguntar a Krystian Zimerman sobre cualquier tema cultural que est¨¦ de actualidad resulta frustrante. "Hace doce a?os que no voy al cine", dice sin rubor cuando se le pregunta su opini¨®n sobre la pel¨ªcula El piano, de Jean Campion. La perplejidad del interlocutor aumenta cuando el pianista asegura que no tiene televisor. "Es que yo no hago lo que hace todo el mundo. Esto tiene sus desventajas, porque, cuando est¨¢s con un grupo, nunca puedes participar en la discusi¨®n por ignorar de lo que se est¨¢ hablando. La ventaja es que puedes hacer otra cosa, algo diferente a lo que hace todo el mundo".Zimerman vive en Suiza, en un casa de campo, fuera de los n¨²cleos urbanos. "El pueblo m¨¢s cercano, que es muy peque?ito, est¨¢ a dos kil¨®metros", dice satisfecho, "pero tengo un peque?o grupo de amigos a los que veo frecuentemente". El pianista, al que le da miedo el avi¨®n, considera que Suiza es un lugar lo suficientemente c¨¦ntrico como para poder cumplir la mayor¨ªa de sus compromisos musicales viajando en coche. Cuando tiene conciertos en Estados Unidos, se resigna a coger el avi¨®n, pero siempre llega una semana antes del inicio de la gira, para tener tiempo de recuperarse del susto. "Puedo tocar cansado, pero no puedo sentarme ante el piano muerto de miedo", asegura.
Babelia
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