La pantalla de bruma

Galicia parec¨ªa un v¨ªdeo-clip florido y la bah¨ªa coru?esa una gigantesca pantalla en tecnicolor. La gente se ech¨® a la calle y los coches de beb¨¦s llevaban banderines del Deportivo. Los camareros serv¨ªan verm¨²s ataviados con la bufanda blanca del Real Madrid y la. camiseta blanquiazul. Por la TVG, en gallego pausado, contaba el partido Manuel Pamp¨ªn y el Bernab¨¦u parec¨ªa una balsa cercana en el Atl¨¢ntico. En el populoso caf¨¦-bar Delicias, la primera parte se sigui¨® con un silencio relajado, como si la voz de Pamp¨ªn fuera un sedante y las ca?as de cerveza La Estrella de Galicia, tinajas de valeriana.En el bar Brindis todo se hab¨ªa transformado, ya en la segunda parte. El p¨²blico jaleaba a Mart¨ªn V¨¢zquez como si fuese Fran, a Stoichkov le llamaban burro y el ¨¢rbitro Ur¨ªo era un tipo bajo sospecha. De pie, hab¨ªa un l¨ªder de opini¨®n, a quien llamaremos Seraf¨ªn, que se dirig¨ªa a la pantalla. como si fuese una Bastilla a tomar. En la esquina de la barra, un cachondo suicida tuvo la ocurrencia de gritar "?hala Barra!" y fue fulminado por docenas de ojos.

Hubo un discutido fuera de juego y Serafin revent¨¦: "?Corruptos! ?A la c¨¢rcel con todos!". Antes de acabar el partido, abandon¨® el local y se perdi¨® en la noche con otras sombras veloces. Ahora llov¨ªa con pena sobre La Coru?a y la bah¨ªa parec¨ªa una gigantesca pantalla interferida por la bruma.