"Es muy saludable que haya dimisiones"
A sus 59 a?os, Miguel Rodr¨ªguez-Pi?ero se encuentra c¨®modo al frente del m¨¢ximo int¨¦rprete de la Constituci¨®n, aunque tiene ya las maletas preparadas para abandonarlo en febrero pr¨®ximo. Antiguo profesor del actual presidente del Gobierno, no oculta su amistad con Felipe Gonz¨¢lez, al que critica en privado su excesiva paciencia con algunos colaboradores.
Miguel Rodr¨ªguez-Pi?ero, padre de cinco hijos -de entre 31 y 19 a?os, todos ellos varones, dos de ellos juristas-, volver¨¢ en febrero pr¨®ximo a su c¨¢tedra de Derecho del Trabajo en Sevilla, pero antes seguir¨¢ su ritmo de trabajo estajanovista y promover¨¢ una reflexi¨®n sobre los 15 a?os de vigencia de la Ley Org¨¢nica del Tribunal Constitucional. En su elecci¨®n como presidente, en julio de 1992, empat¨® a votos con Luis L¨®pez Guerra, pero result¨® elegido por su mayor edad. Ahora ha hecho uso de su voto de calidad para dirimir otro empate, el de los 12. magistrados sobre la ley de Televisi¨®n Privada.Pregunta. Acaba usted de salvar a las televisiones privadas.
Respuesta. Cuando hay empate, la mitad en la que figura el presidente es la mayor¨ªa.. En todo caso, la sentencia sobre la ley de Televisi¨®n Privada no ha sido muy conflictiva y ha habido pr¨¢ctica unanimidad en que la consideraci¨®n de la televisi¨®n como servicio p¨²blico esencial es constitucionalmente v¨¢lida, aunque no la ¨²nica opci¨®n posible.
P. ?Qu¨¦ habr¨ªa pasado si se hubiera anulado la ley?
R. El efecto real hubiera sido reforzar el monopolio p¨²blico y anular el r¨¦gimen jur¨ªdico actual que posibilit¨® las concesiones de canales privados existentes.
P. ?No cree excesivo el poder de 12 se?ores para anular leyes del Parlamento, sentencias de los jueces y competencias de los gobiernos?
R. Todos los tribunales constitucionales, como tambi¨¦n el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, vigilan la Constituci¨®n y, en cierto modo, son la Constituci¨®n viva. De, ah¨ª la preocupaci¨®n de estos tribunales por no hacer un uso extensivo de su poder.
P. Cuando se enter¨® de que una sala del Supremo quer¨ªa acudir al Rey por la sentencia sobre investigaci¨®n de la paternidad ?qu¨¦ fue lo primero que pens¨®?
R. (Se r¨ªe) No quiero decir exactamente lo primero que pens¨¦ como jurista y estudioso del derecho, por la responsabilidad que tengo como presidente de este tribunal. S¨ª puedo decir que no creo que en el marco de nuestra Constituci¨®n se encuadren este tipo de posibilidades de intervenci¨®n de la jefatura del Estado. Pero estamos en un pa¨ªs libre y las personas son libres para exteriorizar su expresi¨®n. Me parece bien, aunque no es normal en los contextos europeos.
P. Volviendo la oraci¨®n por pasiva, ?le preocupan los palmetazos que les ha dado el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo -ya van cuatro condenas- y los que les dar¨¢?
R. No me preocupan. Al contrario. Para m¨ª es una tranquilidad saber que existe alguien que puede corregirme si me equivoco y no decir yo la ¨²ltima palabra.
P. ?Le impresion¨® la dimisi¨®n de Jos¨¦ Luis Corcuera como ministro por la sentencia sobre la ley de Seguridad Ciudadana?
R. Ni me disgust¨® ni me alegr¨®. ?l tuvo la gentileza de llamarme para dec¨ªrmelo y yo le dije que respetaba su decisi¨®n, aunque no conozco ning¨²n episodio similar en otros pa¨ªses europeos.
P. ?Ofrece la Constituci¨®n mecanismos suficientes para luchar contra la corrupci¨®n?
R. La Constituci¨®n establece el control popular, a trav¨¦s de las elecciones, el parlamentario y el judicial, este ¨²ltimo con el a?adido de la acci¨®n popular en materia penal, que no existe en casi ning¨²n pa¨ªs. Y, por ¨²ltimo, en Espa?a los medios de comunicaci¨®n social publican informaciones protegidas constitucionalmente, siempre que sean veraces.
P. Con tantos mecanismos, algunas corrupciones han tardado en descubrirse. ?Por qu¨¦?
R. Hay una expresi¨®n de Machado que viene a decir que los hechos son verdad los diga Agamen¨®n o su porquero. En Espa?a ha habido momentos en que se ha considerado que la verdad no lo era porque la dec¨ªa el porquero, es decir, una persona de la que uno no se fiaba o que pod¨ªa parecer ego¨ªsta o parcial.
P. Los recientes esc¨¢ndalos, justifican solicitar la confianza parlamentaria, para renovar la obtenida tras las elecciones del 6 de junio?
R. Eso lo tiene que valorar el Gobierno, en funci¨®n de como se encuentre en el Parlamento.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que estamos en un periodo preelectoral., Las elecciones europeas son muy importantes y es l¨®gico que se tengan en cuenta antes de adoptar una iniciativa de ese tipo.
P. Nombrar personas corruptas o no vigilar suficientemente a los inferiores, ?qu¨¦ responsabilidad pol¨ªtica origina?
R. En una sociedad democr¨¢tica, la responsabilidad pol¨ªtica lo que implica es que, en un momento determinado, por una determinada actuaci¨®n, un pol¨ªtico tiene que dejar su cargo, hecho muy positivo y saludable. La aparici¨®n de dimisiones indica la madurez de nuestro sistema democr¨¢tico. Esa es la normalidad democr¨¢tica. Lo que no tiene sentido en un sistema democr¨¢tico maduro es 10 a?os de gobierno sin dimisiones, sin problemas ni diferencias internas dentro del partido en el poder.
P. ?De qu¨¦ son responsables los pol¨ªticos?
R. En unas ocasiones la responsabilidad es de car¨¢cter ¨¦tico, como el caso de Vicente Albero [ministro de Agricultura dimitido], que cree que debe marcharse sin que nadie se lo haya exigido y sin un gran esc¨¢ndalo. En otros casos, la responsabilidad proviene de desaciertos en la propia labor o en la ajena. Los pol¨ªticos deben ser eficaces y tambi¨¦n honestos, pero la honestidad no es la finalidad primordial del pol¨ªtico. En el mundo financiero todo el mundo dice que Rubio ha sido un excelente gobernador del Banco de Espa?a. Quiz¨¢ uno de los pecados de nuestros responsables pol¨ªticos ha sido fijarse s¨®lo en la eficacia de determinados cargos o personas para darles apoyos, incondicionales.
P. ?Cree que la unificaci¨®n de Justicia e Interior favorecer¨¢ la primac¨ªa constitucional de la libertad sobre la seguridad?
R. Como el ministro, es un juez, creo que ¨¦l sabr¨¢ vigilar correctamente una y otra finalidad.
P. ?Qu¨¦ derechos fundamentales cree usted peor protegidos?
R. Por un lado, el acceso a la justicia, no por problemas de los jueces, sino por el deficiente asesoramiento jur¨ªdico y de todo tipo. En otros pa¨ªses hay sistemas m¨¢s sofisticados de ayuda legal y asesoramiento al ciudadano. Por otro lado, es preocupante toda la problem¨¢tica de los extranjeros y las minor¨ªas ¨¦tnicas, sociales, culturales.... Tambi¨¦n hay que meter la Constituci¨®n en las c¨¢rceles y pensar si las penas son adecuadas o si deben buscarse medidas reeducativas.
P. El alto tribunal ha dado pasos hacia la equiparaci¨®n de uniones de hecho y matrimonios. ?No cree que el principio de igualdad exige tambi¨¦n equiparar a las parejas homosexuales?.
R. Muchas parejas de hecho heterosexuales tienen hijos y ese ingrediente familiar hace m¨¢s f¨¢cil la equiparaci¨®n. El caso de las parejas homosexuales es m¨¢s at¨ªpico. Obviamente, el derecho tiene que reconocer la existencia de realidades y conductas plurales, pero de forma paulatina. No podemos adelantar a otros pa¨ªses con m¨¢s tradici¨®n democr¨¢tica.
P. ?La actual pol¨ªtica econ¨®mica est¨¢ suficientemente orientada por los principios rectores que la Constituci¨®n consagra a lo largo de 14 art¨ªculos?
R. La Constituci¨®n refleja un contexto que en sus l¨ªneas b¨¢sicas tiene plena actualidad, aunque ha cambiado algo, entre otras cosas los papeles respectivos del Estado y de la llamada sociedad civil. La constituci¨®n hab¨ªa previsto incluso una planificaci¨®n econ¨®mica, de la que ni siquiera se habla.
P. Alguna vez Anguita...
R. En cualquier caso, los objetivos siguen siendo v¨¢lidos y, si acaso, pueden cambiar los m¨¦todos. Por ejemplo, para defender el objetivo de pleno empleo que la Constituci¨®n dise?a. El equilibrio entre protecci¨®n del trabajo y protecci¨®n del empleo est¨¢ cambiando, lo cual supone cambios tambi¨¦n en la pol¨ªtica econ¨®mica. Igual ocurre con el sector p¨²blico, que ha experimentado una quiebra, porque generalmente se adapta mal a los cambios en el terreno econ¨®mico. Reducir empleo en el sector privado es f¨¢cil y lo es dif¨ªcil en el p¨²blico.. Es una cuesti¨®n ideol¨®gica, pero en parte tambi¨¦n econ¨®mica, porque se trata de lograr el bienestar por una v¨ªa u otra.
P. En la pr¨¢ctica, ?funcionan los partidos seg¨²n las exigencias de democracia interna que la Constituci¨®n impone?
R. Desde principio de siglo se habla de las oligarqu¨ªas dentro de los partidos, pero yo creo que algo ha cambiado. Ha habido sucesi¨®n a Fraga sin traumas y sucesi¨®n en el partido comunista. En el socialista no ha habido sucesi¨®n, pero s¨ª una redistribuci¨®n interna del poder. Se cuestiona ya al l¨ªder. Hay mecanismos internos imperfectos, pero no puede decirse ya que un partido es una autocracia dirigida por un l¨ªder, sino que ¨¦ste tiene que ganarse todos los d¨ªas su liderazgo.
P. Los medios de comunicaci¨®n social ?son suficientemente transparentes y ejercitan el pluralismo pol¨ªtico que les justifica?
R. Ese es un tema que ahora mismo no se puede tocar, porque est¨¢ el asunto muy caliente, pero yo creo que hay que redimensionar el papel pol¨ªtico de la prensa. No podemos volver al tardofranquismo de considerar a la prensa protagonista. Adem¨¢s hay que buscar una transparencia en todos los resortes econ¨®micos que hay detr¨¢s de los medios y reforzar el papel de los periodistas en las empresas period¨ªsticas.
P. ?Qu¨¦ se puede hacer para dotar de legitimaci¨®n democr¨¢tica al llamado cuarto poder?
R. En este momento es muy dif¨ªcil saber si alguien promueve una campana o no, pero no parece que los poderes econ¨®micos act¨²en con maquiavelismo dirigiendo la operaci¨®n. Lo mejor es la transparencia, aunque en Espa?a el problema no es tan agudo como en otros pa¨ªses. El poder econ¨®mico utiliza m¨¢s vetos que imposiciones.
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