"Es una tonter¨ªa hablar de cine europeo"
Si el Festival de Cannes es la mejor vitrina para el cine europeo, Portugal es esta edici¨®n el pa¨ªs que mayor provecho saca de ella: tres de las cuatro pel¨ªculas producidas el ¨²ltimo a?o han sido oficialmente seleccionadas y participan en Un Certain Regard y La Quincena de Realizadores. El contraste con ese cine espa?ol, ausente a pesar de su mucho mayor potencial, es tremendo."En Europa cada vez es m¨¢s dificil producir sin la colaboraci¨®n francesa", explica Paulo Branco, el hombre que est¨¢ financiera y organizativamente detr¨¢s de las tres pel¨ªculas portuguesas. "Francia es el ¨²nico pa¨ªs que tiene una pol¨ªtica de defensa de la industria, el ¨²nico que ha encontrado una f¨®rmula para resistir a la invasi¨®n de los Estados Unidos y conservar una parte importante del propio mercado.
Adem¨¢s, no se han encerrado en el hex¨¢gono, sino que ponen en pie proyectos colaborando con rusos, iran¨ªes, chinos, polacos o portugueses. El cine espa?ol quiz¨¢ tiende a encerrarse en su propio pa¨ªs".
Branco no cree en un "cine esperanto", un h¨ªbrido internacional que no sepa ni de fronteras ni de culturas nacionales: "La idea de un cine europeo me parece una tonter¨ªa. Nuestra fuerza est¨¢ en la diversidad, ¨¦se es el valor que hay que promocionar. En vez de intentar la amalgama o la fusi¨®n, hay que potencial el universo de cada pa¨ªs. Los grandes ¨¦xitos europeos no se han logrado porque se haya rodado en ingl¨¦s, tal y como lo demuestra el Cyrano de Rapenneau, o intentando enmascarar las peculiaridades de un pa¨ªs dentro del cors¨¦ del g¨¦nero". En ese sentido, Cryinggame, de Neil Jordan, es una historia de amor y policiaca absolutamente irlandesa".
A caixa, de Manoel de Oliveira; Tres palmeiras, de Jo¨¢o Botelho, y Casa de lava¨¢, de Pedro Costa, son los tres filmes de nuestros vecinos presentes en la Croisette. "La pel¨ªcula de Oliveira es una tragicomedia, una historia basada en personajes populares de una calle de Lisboa contada en clave de f¨¢bula. A los 86 a?os, Oliveira vuelve a cambiar de registro y a sorprender; Tres palmeiras es un encargo de Lisboa Capital Cultural, una historia que transcurre entre las seis de la ma?ana y las dos de la tarde; Casa de lava habla de la m¨¢s tranquila de las descolonizaciones portuguesas, la de Cabo Verde, a partir de una an¨¦cdota que revela el enfrentamiento entre dos culturas y la incomprensi¨®n europea ante el mestizaje".
Las pel¨ªculas de Oliveira, Costa y Botelho no parecen des tinadas a tener un gran ¨¦xito de p¨²blico: "Me planteo el cine en t¨¦rminos de cultura y arte. No hay que obsesionarse por el ¨¦xito del cine de los EE UU. Primero, si intentamos. copiar lo que ellos hacen, lo haremos peor; segundo, s¨®lo el 101/6 de los filmes esta dounidenses tienen ¨¦xito; tercero, lo que ellos nos venden no son pel¨ªculas, sino toda una civilizaci¨®n. El colonialismo cultural no es una exclusiva cinematogr¨¢fica. En el terreno de la m¨²sica popular el predominio de lo anglosaj¨®n es a¨²n mayor, y lo mis mo puede decirse de la literatura o de la alimentaci¨®n. Los filmes van acompa?ados de hamburguesas, de bebidas refrescantes, libros o ropa. Una tortilla de patatas o un boeuf a la bourguigno ne en los EE UU son platos de un gran exotismo".
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