Meleros
Todos los expertos coinciden. Y alguna vez tendr¨¢n raz¨®n los expertos, cuando coinciden: el origen de la corrupci¨®n est¨¢ en el sistema de financiaci¨®n de los partidos pol¨ªticos (la condici¨®n humana se da por hecho que huele mal en cuanto hay una oportunidad).A nuestros pol¨ªticos, y a nosotros mismos, se les escap¨® esta cuesti¨®n cuando hicieron el dise?o de nuestro actual Estado democr¨¢tico. O sea, que el problema es de sencilla localizaci¨®n y de casi imposible resoluci¨®n. No hay quien encuentre un sistema de financiaci¨®n transparente y que no pringue los dedos al que lo maneje (qu¨¦ no dar¨ªa un melero por un sistema de limpieza de gafas compatible con su actividad).
Y nos encontramos con que el sistema se asienta sobre unas instituciones, los partidos pol¨ªticos, que se comen los dineros para mantener sus estructuras y para hacer campa?as, a los que se niega el recurso a la financiaci¨®n de los bancos y las empresas, y se les condena, por tanto, a estar siempre en n¨²meros rojos (si es dif¨ªcil encontrar militantes, encontrar militantes de pago es tarea herc¨²lea).
Entonces, lo primero es investigar Filesa, Naseiro, casinos y tragaperras vascas. Metemos en la c¨¢rcel a todos los encargados de finanzas de los partidos (manirrotos y descarados) y volvemos a empezar. Dentro de diez a?os, nueva operaci¨®n de limpieza. La c¨¢rcel llena de vendedores de miel que ensucian las gafas.
Cabe la amnist¨ªa, ?pero d¨®nde acaba la amnist¨ªa? ?Y de qu¨¦ sirve si no se cambia el sistema?
No habr¨¢ acuerdo al respecto. Y veremos a Galeote, Navarro, Naseiro y otros meleros en la c¨¢rcel. Y veremos a Aida ?lvarez, a Juan Guerra y a Palop maqueando en descapotables porque su esencia como pilladores no era la de militantes. No es f¨¢cil esto. Ni siquiera es f¨¢cil decirlo.
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