Las lenguas cl¨¢sicas
Las letras est¨¢n en crisis. Tal vez por eso llegan alumnos a la universidad con graves faltas de ortograf¨ªa, e incluso, algunos sin saber interpretar lo que leen. Con semejante panorama, los profesores de lat¨ªn y griego parecemos condenados a mendigar un puesto digno en la ense?anza. Las cl¨¢sicas se tambalean en nuestro sistema educativo hace a?os, y la reforma actual dar¨¢ la estocada definitiva. Si eso significa que todos los estudiantes han de acabar siendo cient¨ªficos, aunque sean mediocres cient¨ªficos, el resultado no ser¨¢ una sociedad plural y tolerante, sino simplificada, unificada y sin ning¨²n h¨¢bito de reflexi¨®n ni de rigor cr¨ªtico. El problema, obviamente, es justificar nuestro trabajo. La sensaci¨®n de minor¨ªa lleva a algunos alumnos a identificar las letras con el ser m¨¢s torpes, y muchos desembocan en clases de lat¨ªn o griego huyendo de las matem¨¢ticas. Nadie cuestiona lo ¨²til que es hacer ecuaciones de segundo grado o conocer las valencias de los no metales; pero, a prop¨®sito de las cl¨¢sicas, todo alumno te increpa con lo de oye, y esto ?para qu¨¦ sirve? Y la respuesta es. simple: no sirve para nada. Son sencillamente letras, cosas de humanidades, una antigualla, mitos y todo eso.En realidad, s¨ª sirve. El lat¨ªn y el griego son lenguas dif¨ªciles, requieren una constante atenci¨®n por parte del alumno, que generalmente ha de fijarse en varias cosas a la vez. Los h¨¢bitos cognitivos que proporcionan las lenguas flexivas no se hacen patentes en el proceso mismo de aprendizaje, sino posteriormente, y la psicolog¨ªa y la ling¨¹¨ªstica modernas comprueban hace tiempo las positivas repercusiones cognitivas de este tipo de estudios.
Con las clases de lengua, -materna o extranjera- el alumno trabaja sobre la palabra misma, y, en esa funci¨®n de comprender significados, matices y diferencias entre distintas realidades, el procedimiento de la traducci¨®n es inestimablemente eficaz. Si sumamos el conocimiento de las cl¨¢sicas a la reflexi¨®n sobre la lengua materna, las mismas capacidades cognitivas se agilizan, con lo que su utilidad (pues de eso hablamos) acompa?ar¨¢ al estudiante durante toda su vida personal y laboral. No se trata, pues, de priorizar estos aspectos sobre la formaci¨®n t¨¦cnica o cient¨ªfica, sino s¨®lo de saber reconocer la distribuci¨®n adecuada de saberes distintos.
Nada de esto es nuevo. Muchas voces insisten en los mismos argumentos en la prensa las ¨²ltimas semanas. Pero tambi¨¦n sabemos que hay crisis, y reconvertir al profesorado de cl¨¢sicas parece una forma apropiada (otra) de ahorrar nuevas, contrataciones. As¨ª las cosas, el problema de la utilidad se ampl¨ªa a otra cuesti¨®n: ?para qu¨¦ sirve la base te¨®rica, pedag¨®gica y metodol¨®gica de la LOGSE si su aplicaci¨®n s¨®lo puede hacerse con la exigencia de gasto cero?
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