Diario de una fumadora
"?Qu¨¦ te voy a contar! Esto de fumar es como las historias masocas de los tangos. Te maltrata y, sin embargo, vives de los peque?os momentos de placer que te da. Bueno, no s¨¦ si es placer lo que siento". Mar¨ªa Blanca Alonso es administrativa y tiene 42 a?os. Su palmar¨¦s: dos cajetillas diarias de tabaco negro desde hace 25 a?os."El caf¨¦ del desayuno s¨®lo es un instrumento para que entre mejor el primer cigarrillo. Te lo fumas entero. Sabe a infinito. Luego ya vas empalmando uno con otro m¨¢s mec¨¢nicamente, sin terminarlos. Te das cuenta de que sigues fumando como un carretero cuando haces una pausa para un nuevo caf¨¦ o un aperitivo con los compa?eros. En general, no eres consciente de c¨®mo se han ido dos paquetes a lo largo del d¨ªa. Cuando pienso en dejar de fumar, la noche es lo que me parece m¨¢s duro, porque no me imagino salir con los amigos y tomar un cubata sin un cigarrillo en la mano".
"Las cosas han cambiado mucho en poco tiempo. Antes fumar era normal. Incluso estaba mal visto no hacerlo.' Ahora1a gente que te rodea se divide entre los que te toleran y los que te acosan por fumadora. Yo s¨¦ que me hace da?o. No me hace falta que me recuerden esto o aqu¨¦llo sobre el c¨¢ncer. Ya siento el efecto del cigarrillo en mi cansancio y en mitos. El enga?o es dejar la decisi¨®n para otro d¨ªa, desafiando una vez m¨¢s a tu cuerpo".
"?Qu¨¦ si he intentado dejarlo? Varias veces. Unas a lo bestia y en una ocasi¨®n acud¨ª a sesiones de acupuntura. Dur¨¦ s¨®lo dos meses sin fumar. Me faltaba lo principal: el prop¨®sito real de dejarlo. Nadie puede hacer esto por ti. Las terapias son una peque?a ayuda. Es como si tienes v¨¦rtigo para bajar una escalera y alguien te da la mano para bajarla mejor. Pero yo creo que nunca me lo he propuesto seriamente. Y s¨¦ que soy capaz si me lo propongo. Lo mismo que lo han hecho otras personas puedo hacerlo yo".
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