"?Europa o barbarie!"
El historiador franc¨¦s Jacques Julliard, director de estudios de la Escuela de Altos Estudios en (Ciencias Sociales de Par¨ªs y editorialista de Le Nouvel Observalleur, no hab¨ªa sentido antes la necesidad de gritar, o al menos de gritar de esta manera. Claro que su grito est¨¢ cargado de raz¨®n, y va encerrado en un libro, Elfascismo que viene, presentado ayer en Madrid. Julliard, nacido en 1933, se sinti¨® aguijoneado -por un "sentimiento de urgencia e, indignaci¨®n" por la tolerancia internacional ante el fascismo aplicado por Serbia en Bosnia. Una Europa unida, y no s¨®lo por lazos econ¨®micos, es su manera de conjurar el fascismo, un fantasma que cabalga en los Balcanes y amenaza con extenderse por el mundo. " ?Europa o barbarie!", grita Julliard. El historiador observa que se puede establecer un cierto paralelismo entre la Alemania de Weirnar, que llev¨® a Hitler al poder, y la situaci¨®n que se vive en buena parte del Este de Europa: la crisis econ¨®mica sacude a la sociedad y el mercado muestra su peor cara; el hundimiento del comunismo echa por tierra una pasada grandeza y, por ¨²ltimo, la falta de tradici¨®n democr¨¢tica ofrece un perfil de reacciones inquietantes.
"Los antiguos aparatos comunistas se han reconvertido al nacionalismo, como ha hecho [el presidente] Slobodan Milosevic en Serbia". Por eso, para el autor de El fascismo que viene "el peligro no es tanto la posible extensi¨®n de la guerra balc¨¢nica a Kosovo o Macedonia como el haber admitido algo que va contra todos los principios de las Naciones Unidas. Si aceptamos una agresi¨®n en Bosnia, y una correcci¨®n de fronteras por la fuerza, adem¨¢s de la limpieza ¨¦tnica, por qu¨¦ no admitirlo en Crimea, o en el B¨¢ltico".
Para Julliard es preciso modificar cuanto antes la Carta de las Naciones Unidas, en la que toclos los pa¨ªses son soberanos, " independientemente de que sean democr¨¢ticos o criminales, de que respeten a sus gentes o no. Es monstruoso. La soberan¨ªa de los estados deber¨ªa estar suborclinada a su respeto de los derechos de sus ciudadanos".Odio provocado
El historiador combate a los que se curan su mala conciencia diciendo que los que luchan en Bosma o en Ruanda son salvajes y crueles. "En todas las sociedades hay tensiones y a menudo equilibrios dif¨ªciles. Pero el paso a la violencia y al odio racial, el deseo de exterminar al otro, no es un efecto natural, es provocado por gobiernos o grupos interesados".
Julliard admite que hay una contradicci¨®n relativa en el hecho de que sus colegas de la Lista por Sarajevo se hayan retirado de las elecciones europeas en Francia aduciendo que no quer¨ªan perjudicar al Partido Socialista (PS), cuando se trataba de una iniciativa no pol¨ªtica. "Lo que quer¨ªan Bernard Kouchner, el principal impulsor de esta iniciativa, y Bernard Henri-L¨¦vy era que se hablase de la guerra en Bosma. Uno de los resultados es que el PS se ha distanciado de las tesis de Mitterrand, que son humanitarias, y en el fondo, pro serbias. Concretamente, Rocard, ha conseguido alinear al PS con las tesis de los intelectuales. El objetivo era concienciar a la gente, y se ha conseguido".
Especialista en el sindicalismo revolucionario en Francia antes de 1914 y en las culturas pol¨ªticas de la, Francia contempor¨¢nea, Julliard se define como un pesimista, pero porque en el fondo es un optimista bien informado. "Creo que la clase pol¨ªtica dirigente, y no s¨®lo en Francia, sino en Europa y en EE UU, es demasiado optimista. Nadie ha sacado las verdaderas conclusiones de la ca¨ªda del comunismo. El riesgo es un nihilismo, no necesariamente violento, pero que puede dar pie a embarcarse en cualquier tipo de aventura. La convergencia del desencanto en el Este y el vac¨ªo ideol¨®gico en el Oeste es extremadamente inquietante. La situaci¨®n en Bosnia es un ejemplo claro de esto. Europa no ha sabido reaccionar ante la conquista Serbia, que es fascista a la manera hitleriana".
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