Pase sin llamar
Ped¨ªa paso Pep¨ªn Liria, triunfador el domingo tras espeluznante faena en Las Ventas, de donde sali¨® en loor de multitud, y volvi¨® al hist¨®rico coso pegando aldabonazos para demostrar que quiere ser torero, que aspira a vivir de esta profesi¨®n como un duque de los de antes de la guerra, que quiere fama y billetes, y est¨¢ dispuesto a ofrendar en aras de su pasi¨®n y su ambici¨®n lo que haga falta, la femoral, la ingle y lo que cerca de por all¨ª ronda, si fuera preciso. Y pon¨ªa dichas prendas al alcance de las astas buidas de los torazos, que no se las partieron de milagro. Y cada arrancada de los torazos de astas buidas, cada derrote que sorteaba como pod¨ªa o aguantaba imp¨¢vido el penitente, era un ?ay!, y un ?huy!, un ?ah de la casa!", una llamada angustiosa que no se pod¨ªa aguantar. Hubo que decirle: no insista, caballero; con lo visto, tiene usted la puerta abierta para los restos, pase sin llamar, que ser¨¢ bien recibido.La cuesti¨®n est¨¢ ahora en saber cual ser¨¢ el rumbo que elija, la vitola que le conviene, el sello que le van a poner: si torero de arte y fundamento, seg¨²n se le apreci¨® en pasadas comparecencias de novillero y el d¨ªa de su confirmaci¨®n de alternativa, o el legionario que se ofrece en holocausto para tumbar toros de la peor ralea. Fundidas ambas categor¨ªas ser¨ªa perfecto: torero valiente y artista lo mismo frente al toro pastue?o que al pregonao, es algo de lo que no hay, lo nunca visto, o ser¨ªa preciso remortarse a la edad de oro del toreo, cuyo Papa Rey era aquel Jos¨¦ de Gelves que se anunciaba Gallito y le llamaban Joselito.
Corte / Gonz¨¢lez, Ni?o de la Taurina, Liria
Cinco toros de Mar¨ªa Olea, con trap¨ªo, cornalones, flojos, deslucidos. 5? de Murteira Grave, con trap¨ªo, manso declarado. Los toros anunciados de Conde de la Corte no se lidiaron. D¨¢maso Gonz¨¢lez: media trasera atravesada tirando la muleta y dos descabellos (silencio); media tendida, descabello y se tumba el toro (silencio). Ni?o de la Taurina: pinchazo, otro muy bajo, estocada atravesad¨ªsima que asoma y descabello (silencio); pinchazo, media delantera ca¨ªda, rueda de peones, dos descabellos -aviso- y otro descabello (silencio). Pep¨ªn Liria: espadazo tendido que enhebra y estocada corta (ovaci¨®n y salida al tercio); media tendida trasera y descabello (escasa petici¨®n y vuelta).Enfermer¨ªa: atendido Ni?o de la Taurina de puntazo leve en una mano. Se guard¨® un minuto de silencio por la muerte del diestro retirado Parrita. Plaza de Las Ventas, 6 de junio. 24? corrida de feria. Lleno.
Demasiada maravilla, para ser cierta. Pero todo se andar¨¢, lo que sea sonar¨¢ -pues las profec¨ªas son patrimonio exclusivo de profetas- y valga, de momento, el pundonor, la valent¨ªa y hasta el temerario arrojo que derroch¨® Pep¨ªn Liria intentando sacar partido de unos toros topones y tardos, cuando no reservones. Unos toros -los dos del legionario-artista y el resto- de bella estampa, serio trap¨ªo y cornalonas cabezas, que sin embargo doblaban las patitas, les faltaba bravura, embest¨ªan sin codicia y dejaron insatisfecha a la afici¨®n torista.
La expectaci¨®n de la corrida era por los toros del Conde de la Corte, asolerada ganader¨ªa, y en cambio salieron de Mar¨ªa Olea. Es lo mismo en el fondo, comentaban taurinos: unos y otros se cr¨ªan juntos en la dehesa de la Extremadura y la se?ora Olea es la madre del heredero. No me diga. Si uno va a oir cantar a la Pantoja, le sienta fatal que quien cante sea su mam¨¢ (dicho sea con todos los respetos).
All¨¢ por la d¨¦cada de los 50 anunciaron en una plaza castellana a Bienvenida, Ord¨®?ez y V¨¢zquez. Ancha es Castilla se llen¨® de carteles anunciadores, que rezaban simplemente: "?La corrida del arte! ?Bienvenida!, ?Ord¨®?ez!, iV¨¢zquez!". La expectaci¨®n que se cre¨® fue enorme y cuando el p¨²blico acudi¨® a las taquillas a sacar los billetes para ver a Pepe Luis V¨¢zquez, Antonio Bienvenida y Antonio Ord¨®?ez, se encontr¨® con que el cartel verdadero era -mutatis mutandi- Cayetano Ord¨®?ez, Juan Bienvenida y Antonio V¨¢zquez.
Posiblemente el ejemplo no sea muy afortunado pues aquellos diestros pod¨ªan dar fiesta en la cumbre, y adem¨¢s de un zapatillazo de Juan Bienvenida -y de sus compa?eros de terna- sal¨ªan media docena de figuritas de hoy, y a¨²n sobraba. Pero se quiere significar que no es lo mismo madre que hijo, corte que cortijo. Y si por a?adidura los toros salen ins¨ªpidos, peor.
Hubo algunos oleas de buen conformar: los dos de D¨¢maso Gonz¨¢lez, que ten¨ªa la tarde torcida y los moli¨® a mantazos, m¨¢s uno de Ni?o de la Taurina, que despu¨¦s de banderillearlo y darle un emocionante pase cambiado, lo tore¨® sin gusto, ni ajuste, ni reuni¨®n. El quinto, de Murteira, result¨® ser un manso declarado que acab¨® incierto y Ni?o de la Taurina no pudo lucirse aunque se mostr¨® propicio. Luego compareci¨® en la palestra Pep¨ªn L?ria, ci?¨® embestidas, asust¨® al personal, aturdi¨® al toro y se gan¨® el derecho a entrar en el coso, cuando guste volver. No hace falta que avise: tiene la llave bajo el felpudo.
Babelia
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