Mujeres a la carrera
El primer 'rally' femenino madrile?o se celebro el d¨ªa de San Isidro de 1967
Eran las nueve de la ma?ana del 15 de mayo de 1967. Aquel d¨ªa de San Isidro de hace casi tres d¨¦cadas, 120 mujeres "j¨®venes, bellas, la mayor¨ªa solteras y dispuestas a demostrar su gran esp¨ªritu deportivo" -seg¨²n relataba un rotativo de la ¨¦poca- se hab¨ªan congregado en el circuito del Jarama para participar en el 1 Rally Femenino de San Isidro. Ten¨ªan que recorrer los 175 kil¨®metros que separan Madrid de Arenas de San Pedro. El evento deportivo, organizado por la Sociedad Internacional de Azafatas -"esos seres angelicales que, ya vistan de azul, de burdeos o de rosa real, saben de todo y nos resuelven todo", como las describ¨ªa un periodista de entonces-, hab¨ªa logrado atraer a la flor y nata de la aristocracia femenina madrile?a. Las hijas de las familias m¨¢s distinguidas de la capital pusieron a punto sus seiscientos, gordini, ondine, simcamil o dos caballos dispuestas a demostrar su "pericia".Dirigido por la ex campeona de tenis Lil¨ª ?lvarez, el rally estaba respaldado por un "cuadro de honor" integrado por el ministro de Informaci¨®n y Turismo, Manuel Fraga Iribarne; el alcalde de Madrid, Carlos Arias Navarro; el delegado nacional de Educaci¨®n F¨ªsica y Deportes, Juan Antonio Samarach, y la condesa del Castillo de la Mota y delegada nacional de la Secci¨®n Femenina, Pilar Primo de Rivera. Tampoco faltaban nombres ilustres en el jurado, entre los que se encontraba Pedro Chicote, el famoso barman madrile?o, que aportaba a la lista de premios "un botell¨®n de guisqui".
El reglamento, elaborado conforme al C¨®digo Deportivo Internacional, obligaba a las intr¨¦pidas conductoras a seguir rigurosamente un itinerario que inclu¨ªa el paso por 22 pueblos -desde San Agust¨ªn de Guadalix hasta Ramacasta?as, ya en la provincia de Segovia y a no superar una velocidad de 50 kil¨®metros por hora. Esta prueba se complementaba con otra de habilidad, que tuvo lugar en el recinto de la plaza de toros de Arenas de San Pedro, donde las concursantes tuvieron que realizar en el m¨ªnimo de tiempo un nudo de corbata ("a elegir entre el tipo Wilson o espa?ol") "a unos serios caballeros que aguantaron impert¨¦rritos los nervios de las partIcipantes", tal como lo contaba el diario Arriba el 18 de mayo de aquel a?o.
Dos hermanas madrile?as, Carmen y Cristina Gimeno, una secretaria y una enfermera de 23 y 27 a?os, respectivamente, lograron clasificarse en primer lugar en un seiscientos verde descapot¨¢ble que se hab¨ªan comprado a medias por 68.000 pesetas. Como primer premio recibieron una estancia de fin de semana en Marbella, en el hotel Don Pepe, con avi¨®n y coche de alquiler incluidos. Y adem¨¢s del botell¨®n de Chicote, fueron obsequiadas con una peluca de la firma Carita, un malet¨ªn de viaje de Finanzauto y dos marcos de plata de Kodak.
"La mayor¨ªa de las chicas que participaron no se tomaron demasiado en serio el rally", advierte la campeona Carmen Gimeno, que tiene ahora 50 a?os, tres hijos y conserva todav¨ªa las tres copas que gan¨® en aquella competici¨®n. "Algunas participantes", a?ade, "superaban la velocidad estipulada, y antes de llegar al control se paraban a tomarse unas cocacolas con sus novios, que las segu¨ªan en otro coche de cerca. Mi novio", aclara, "no pudo acompa?arme porque estaba haciendo la mili y ese d¨ªa le tocaba escoltar a Franco en la tribuna del desfile de San Isidro".
Su hermana Cristina, de 54 a?os, tambi¨¦n casada, copiloto en la competici¨®n, recuerda especialmente dos detalles cuando rememora la carrera. Los improperios que los hombres les dedicaban cuando atravesaban los pueblos del recorrido y la guisa con la que se presentaron para conducir: medias de rejilla, tacones y un discreto y elegante traje de falda y chaqueta.
El ¨¦xito de participantes y el eco que el rally tuvo en la prensa anim¨® a la Sociedad Internacional de Azafatas (Siasa) a organizar de nuevo la carrera al a?o siguiente.
Las hermanas Gimeno no pudieron participar porque una de ellas se hab¨ªa roto una pierna esquiando. Despu¨¦s de esta segunda edici¨®n, el rally de las chicas nunca m¨¢s volvi¨® a celebrarse.
Las amazonas del volante
La verdad, a juzgar por las cr¨®nicas deportivas que recogen los peri¨®dicos de mayo de 1967, es que nadie parec¨ªa tomarse demasiado en seno una competici¨®n de mujeres al volante.El rally levant¨® gran espectaci¨®n en la capital, pero m¨¢s por el hecho de que las conductoras fueran del sexo femenino que porque constituyera un acontecimiento deportivo. La prensa las bautiz¨® enseguida como chicas Bond, j¨®venes ye-yes o las amazonas de los veh¨ªculos mec¨¢nicos.
Poco acostumbrados a la participaci¨®n femenina en los deportes, los numerosos periodistas que cubrieron la informaci¨®n no quisieron perder el tono caballeroso de rigor que se exig¨ªa en aquellos a?os, y escrib¨ªan cosas como ¨¦sta: "No hubo ning¨²n percance grave. S¨®lo un ¨¢rbol, que debi¨® salirse de la carretera, aboll¨® un coche, dejando a sus conductoras contrariadas". Y tambi¨¦n: "Decimos la verdad, nada m¨¢s que la verdad y s¨®lo la verdad si decimos que los t¨¦cnicos estaban pasmados de admiraci¨®n ante las muchachas".
Los miembros del jurado no contribuyeron demasiado a mejorar la mala prensa de las f¨¦minas al volante: "No ha habido ni una concursante que haya contestado a todas las preguntas sobre el C¨®digo de la Circulaci¨®n, ni siquiera a casi todas", conclu¨ªa el reportero: "Por tanto, se da la raz¨®n a quienes consideran que las mujeres suelen saltarse el c¨®digo a la torera". Otro peri¨®dico ironizaba: "Ellas sostienen que las preguntas encerraban doble sentido. Y ellas son se?oritas y no deben responder a preguntas indiscretas".
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