Tuvo que salir el inv¨¢lido
Cuadri / Espl¨¢, Mendes, HigaresCinco toros de Celestino Cuadri (uno, devuelto por inv¨¢lido), con trap¨ªo, varios mansos, encastados, dieron juego. 61 sobrero de Murteira Grave, bien presentado, inv¨¢lido, manso y pastue?o. Luis Francisco Espl¨¢: pinchazo, media trasera y, descabello (algunos pitos); estocada corta baja y descabello (ovaci¨®n y tambi¨¦n protestas cuando sale a los medios). V¨ªctor Mendes: pinchazo bajo, pincha2:0, estocada corta -aviso- y descabello (silencio); dos pinchazos, capoteo de peonaje y se tumba el toro (algunos pitos). ?scar Higares: aviso antes de entrar a matar, dos pinchazos, media -stas). escandalosamente baja y descabello (silencio); estocada ca¨ªda (oreja con prote Plaza de Las Ventas, 8 de junio. 26? corrida de feria. Lleno.
Los Cuadri eran incapaces de torearlos los dos veteranos y el joven matador y hubo de salir el inv¨¢lido para que le dieran pases y cayera la consabida orejita. El beneficiario fue ¨®scar Higares; el inv¨¢lido, un sobrero, que sustitu¨ªa a otro inv¨¢lido del hierro titular.
Buen mozo el inv¨¢lido titular sali¨® descoordinado y claudicante, motivos por los cuales el presidente lo devolvi¨® al corral. El sobrero sali¨® igual de claiudicante y descoordinado y en cambio el presidente no encontr¨® motivos para devolverlo al corral. He aqu¨ª una muestra de esa peculiar l¨®gica presidencial que la raz¨®n no logra entender.
El sobrero inv¨¢lido result¨® de dulce y ese ser¨¢, seguramente, el triunfo de la raz¨®n del presidente, que se une al de ¨®scar Higares su beneficiario, el p¨²blico orejista, el taurinismo, el sistema. El argumento es demoledor: los toros fuertes y encastados de Cuadri no dieron motivos de diversi¨®n; el Murteira inv¨¢lido, s¨ª.
Podr¨ªa decirse de otra manera, naturalmente: los matadores no se atrevieron con los Cuadri, ni a¨²n despu¨¦s de que la acorazada de picar saliera a destrozarlos carnes y espinazos con vand¨¢lica sa?a, y en cambio al Murteira todo el toreo habr¨ªa sido capaz de pegarle pases, ¨®scar Higares inclu¨ªdo. Uno podr¨ªa estar equivocado, pero mientras el Murteira met¨ªa la cabeza humilladito e inocente a la muletaza que le presentaba Oscar Higares, crey¨® advertir en los absortos semblantes de Luis Francisco Espl¨¢ y V¨ªctor Mendes que se les ca¨ªa la baba.Ambos veteranos diestros pasaron fatigas con los Cuadri y la casta que llevaban dentro, si bien uno resolvi¨® el problema recurriendo a la gimnasia, mientras el otro se ofusc¨®. Cruzamiento de cables, que llaman. V¨ªctor Mendes, en tarde espesa y aciaga, no pod¨ªa ni banderillear. Hubo un segundo toro, de impresionante trap¨ªo, casta agresiva y acelerados pies, que le trajo por la calle de la amargura.
Serio y levantisco el toro, defend¨ªa a muerte su terreno cuando no asaltaba el ajeno, y no aguantaba ni las banderillas que pretend¨ªa prenderle Mendes ni una avispa que osara merodearle lo del d¨ªa de la boda. Un caso de intolerancia, evidentemente. Mas nadie es perfecto y una vez que se distrajo, Espl¨¢ pas¨® corriendo por su lado y sorprendi¨® su buena fe clav¨¢ndole un par de banderillas.
Mucha complacencia produjeron en la masa orejera las carreras que Espl¨¢ peg¨® por el redondel. Lo cruz¨® en todos los sentidos y cuando le faltaba ruedo se puso a correr por el callej¨®n. No se trataba de carreras alocadas, desde luego. Hab¨ªa toro all¨ª, y si correspond¨ªa lidiar, lo liaba con dominio de la situaci¨®n; si banderillear, lo encontraba en cualquier terreno y le prend¨ªa los palos; si de torear con la muleta... Bueno, torear con la muleta ya era distinto asunto.
Torear no procede en la moderna tauromaquia si hay en la arena un toro de casta y Espl¨¢administr¨® a los suyos un mont¨®n de pases a la velocidad del rayo. Le llamaron maestro por eso. Mendes, en cambio, hizo faenas premiosas e ins¨ªpidas que llenaron los tendidos de bostezos, y no le llamaron maestro ni nada.
¨®scar Higares, n¨¢ufrago torp¨®n e indefenso frente a un Cuadri de encastada nobleza, goz¨® luego del inv¨¢lido, y pues pudo embarcar con largura su almibarada embestida, parec¨ªa all¨ª el maestro por antonomasia, el magister maximum, el decano de la facultad. Los pases sol¨ªan ser a derechas y utilizando el alivio del pico, los pocos que dio a izquierdas carecieron de fuste, la estocada qued¨® para ac¨¢... Mas no importaba. A fin de cuentas cay¨® la orejita, y el presidente, el p¨²blico orejil, unos siniestros individuos tintos en sangre tocados de castore?o, el taurinismo, el sistema, ¨®scar Higares, se fueron content¨ªsimos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.