Franco, ese hombre
En el debate que se celebr¨® el pasado domingo en la librer¨ªa Crisol de Madrid sobre la biografia de Franco escrita por Paul Preston, una mujer se levant¨® ante las intervenciones fuertemente cr¨ªticas del historiador brit¨¢nico sobre el dictador, explic¨® aquello de que con Franco viv¨ªamos mejor y no hab¨ªa inseguridad ciudadana; otra mujer contest¨® a la primera desde el p¨²blico que abarrotaba la sala y dijo que la Espa?a franquista representaba la paz de los cementerios. Tras otra exposici¨®n de Preston sobre la convicci¨®n de Franco de que hab¨ªa que prolongar la guerra civil para as¨ª poder aniquilar mejor a los contrarios y no tener ni sombra de oposici¨®n, uno de los presentes le pregunt¨® si no hablaba desde el odio y si no se hab¨ªa olvidado de establecer un paralelismo entre los conceptos de franquismo y patriotismo.Es decir, un acto que pretend¨ªa tener un car¨¢cter casi acad¨¦mico y de an¨¢lisis del pasado, devino, en una parte, en una pol¨¦mica sobre el franquismo y la actualidad. El nombre de Mercedes de la Merced apareci¨® en varias ocasiones y ese mismo d¨ªa, el resucitado Ricardo Garc¨ªa Damborenea, hac¨ªa unas declaraciones en las que afirmaba textualmente: "De Franco s¨®lo se acuerdan los historiadores y Felipe Gonz¨¢lez. A los j¨®venes les trae sin cuidado". El historiador Javier Tussell, que tambi¨¦n participaba en la presentaci¨®n del libro, coment¨®: es falso que la cuesti¨®n del franquismo est¨¦ cerrada; est¨¢ aqu¨ª, al lado de todos nosotros, y surge en cuanto se rasca en la piel.
Adem¨¢s del rigor, Paul Preston ha tenido el don de la oportunidad, pues su texto se est¨¢ leyendo masivamente ahora (es el primer libro de ensayo en las listas de los m¨¢s vendidos de la Feria del Libro), coincidiendo con el protagonismo desaforado que Franco y el franquismo tienen en la campa?a electoral. 0 quiz¨¢ precisamente por ello. Pero "Franco. Caudillo de Espa?a" es, justo, la demostraci¨®n de la falsedad de la analog¨ªa que se hace entre la derecha democr¨¢tica y el franquismo, o de la ruin comparaci¨®n entre franquismo y felipismo con la que martillean ideol¨®gicamente desde hace bastante tiempo muchos de los que se escandalizan hoy de la primera parte de la equiparaci¨®n.Franco es un humillante recordatorio de nuestra historia; una median¨ªa que dur¨® cuatro d¨¦cadas; un militar ambicioso, dictador cruel que no contento con su victoria extermin¨® a una parte de su pueblo. Franco no persigui¨® la curaci¨®n de Espa?a, como creyeron gentes como Unamuno en alg¨²n momento, sino su amputaci¨®n definitiva. Acumul¨® tanto poder -presidente del Gobierno, general¨ªsimo de los Ej¨¦rcitos, jefe nacional del partido ¨²nico- que logr¨® autonomizarse de sus aliados, de aquellas fuerzas pol¨ªticas y sociales que le auparon al caudillaje. Al contrario que sus hom¨®logos Hitler y Mussolini, desideologiz¨® tanto Espa?a que de ¨¦l se hac¨ªa el chiste de que hab¨ªa inmovilizado al Movimiento.
Incapaz de comprender la complejidad del Estado y de la econom¨ªa moderna, represor de las libertades, Franco fue la ant¨ªtesis de aquellas palabras que escribi¨® el presidente de la Rep¨²blica, Manuel Aza?a: paz, piedad, perd¨®n. Paz para vivir, piedad para olvidar y perd¨®n para recordar. Los ciudadanos menores de 19 a?os no conocieron nunca a Franco y los menores de treinta lo conocieron mal y en los estertores de su r¨¦gimen autoritario. Por ello es importante el libro de Preston: para que no sean manipulados, ni en un sentido ni en otro, sobre lo que signific¨® el franquismo y los niveles de crueldad y de horror de una dictadura. Que, afortunadamente, no tiene nada que ver con los tiempos que vivimos, pese lo que les pese a los nost¨¢lgicos de aqu¨¦lla confrontaci¨®n.
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