Diabluras jazzeras para solitarios
Tete Montoliu act¨²a esta semana ante peque?as audiencias en la intimidad del Caf¨¦ Central
Hay un tipo de jazz que se disfruta en soledad. El que destila Tete se saborea con los ojos cerrados y s¨®lo se vuelven a abrir cuando suena la ¨²ltima nota del tema. El maestro Montollu congreg¨® a un buen n¨²mero de solitarios en la noche de Madrid, a hombres que, whisky y cigarrillo en mano, acudieron al recital sin acompa?ante. Alguno se trajo incluso un purito para el evento.No m¨¢s de veinte personas esperaban a las diez de la noche en el Caf¨¦ Central la salida a escena de Tete Montoliu, un m¨²sico que ha tocado en estadios frente a 10.000 personas, pero que adora el ambiente de los peque?os clubes de jazz. El maestro no se incomoda por la escasez de p¨²blico. "No tiene importancia, lo importante es saber llegar y, si no se consigue, la culpa es del artista", dec¨ªa tras la actuaci¨®n. "Me gusta Madrid, el p¨²blico es muy humano y noto que me quieren", comentaba.Salieron los m¨²sicos que le acempa?aban -el contrabajista Reggie Johrison y el baterista Douglas Sides- y les recibieron, en silencio. Unos segundos despu¨¦s aparec¨ªa Montoliu con su traje de chaqueta negro, su corbata granate y sus inconfundibles gafas. No tard¨® en romperse la frialdad del local. Con el swing aparecieron las primeras sonrisas en escena.
"Montoliu se comporta como un ni?o travieso y pill¨ªn. Sabe provocar la sorpresa y es capaz de suscitar asombro incluso entre los m¨²sicos que le acompa?an. Cuando llegaban los solos de Tete, Douglas Sides se quedaba expectante, atento a las diabluras del pianista catal¨¢n. Reggie Johrison respond¨ªa con sonrisas a cada sorpresa. Y Tele, a lo suyo, jugando con los silencios, frenando en seco tras un vertiginoso recorrido por el teclado para rascarse la nariz o para dejar que sus m¨²sicos se diviertan.
La mayor¨ªa de los que se acercaron el martes al local eran hombres entre los cuarenta y los cincuenta. Muchas barbas, calvas y gafas redondas o de concha compart¨ªan mesa y jazz. Un hombre maduro ejercitaba su mand¨ªbula a ritmo de jazz mascando a tempo un chicle de fresa. Una joven francesa cerraba los ojos para sumergirse en la riqueza arm¨®nica de las diabluras de Tete y los suyos. Y no los abri¨® hasta el final de la actuaci¨®n, cuando su amiga le dio un codazo para que brindara un aplauso con lega?as.
Tete Montoflu Trio. Hasta el domingo 12 de junio en el Caf¨¦ Central (plaza del Angel, n¨²mero 10). De 22.00 a 24.00; 1.800 pesetas.
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