La Uni¨®n Europea en el nuevo concierto internacional
JOS? MAR?A BENEGASEl secretario de Relaciones Pol¨ªticas del PSOE trata de prevenir en este art¨ªculo a los dem¨®cratas que pecan de ingenuidad ante los que tratan c¨ªnicamente de negar la libertad.
Nuestros mayores, con una percepci¨®n certera que supera muchos an¨¢lisis de gabinete, nos aconsejan que no dejemos de lado algunos fen¨®menos que viven nuestras sociedades. Fruto de su experiencia vital, dram¨¢ticamente protagonizada por la guerra generada por el r¨¦gimen nazi alem¨¢n y por los fascismos, nos advierten de la ingenuidad de los dem¨®cratas ante los que c¨ªnicamente se proponen negar la libertad.Junto al fantasma tantas veces hecho realidad de los nacionalismos xen¨®fobos y racistas, no pocos ciudadanos europeos, sobre todo los supervivientes de la II Guerra Mundial y del criminal r¨¦gimen nazi, han vuelto a inquietarse y a revivir los antiguos demonios, y entre ellos, el de expansionismo pangerm¨¢nico. No obstante, es preciso insistir en que Alemania constituye un Estado democr¨¢tico, firmemente anclado en la construcci¨®n europea, de la que es, y debe seguir siendo, uno de sus ejes y motores.
La situaci¨®n italiana abundar¨ªa en la sensaci¨®n de que vivimos en la Europa de todos los nacionalismos, con la presencia de la Liga Lombarda en el nuevo Gobierno italiano, y ante el renacer del fascismo, con la incorporaci¨®n de ministros inspirados por esta ideolog¨ªa y pr¨¢ctica pol¨ªticas.
Como responsable pol¨ªtico, eludir¨¦ tanto el alarmismo como la ingenuidad. En primer lugar, si algo se ha puesto de manifiesto durante la crisis de Maastricht y las recientes negociaciones de adhesi¨®n es la capacidad de la Uni¨®n Europea para aunar ideales compartidos y trenzar intereses con proyecci¨®n de futuro.
En segundo lugar, los procesos democr¨¢ticos de Europa central y oriental han liberado una ingente masa de energ¨ªa. Los propios actores de esos procesos reclaman a la Uni¨®n Europea que encauce esa liberaci¨®n de energ¨ªas, principalmente ofreciendo a las nuevas democracias el horizonte de su integraci¨®n en la Uni¨®n.
En tercer lugar, los responsables pol¨ªticos debemos ser capaces de proponer a los j¨®venes v¨ªas para que se comprometan con los problemas de su tiempo. Las generaciones anteriores, las que en Espa?a vivieron la tragedia de la guerra civil, y en Europa, la crueldad de las guerras mundiales y del fascismo, deben transmitir a los j¨®venes sus experiencias de lucha y sufrimiento. Pero, ante todo, deben entusiasmarles con nuevos ideales, vinculados a la paz, la democracia y los derechos humanos.
Los tres factores para la superaci¨®n del llamado "europesimismo" que acabo de exponer no me hacen perder de vista algunos problemas estrat¨¦gicos con los que se enfrenta la Uni¨®n Europea y su posici¨®n en el futuro orden internacional. Me referir¨¦ ¨²nicamente a uno de esos problemas: las dificultades para poner en pie la pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n de la Uni¨®n.
La contraposici¨®n de concepciones y pol¨ªticas que conviven en el seno de la Uni¨®n tiene su reflejo inmediato en el porvenir de la pol¨ªtica exterior y seguridad com¨²n (PESC). Del desarrollo de la PESC depende en gran medida el papel de la Uni¨®n Europea en el orden mundial.
En este asunto, el fin de los bloques introduce una vez m¨¢s nuevos elementos. En la era del mundo bipolar, propugn¨¢bamos, y as¨ª lo expres¨¦ en reiteradas ocasiones, que Europa deb¨ªa erigirse como tercera fuerza, compartiendo el liderazgo del bloque occidental. En la actualidad, y de cara al futuro, la Uni¨®n Europea no s¨®lo debe tener una voz propia en la Alianza Atl¨¢ntica, sino que ha de compartir el liderazgo mundial fundamentando su acci¨®n en los valores de la paz, la democracia, el respeto de los derechos humanos y la solidaridad.
Uno de los instrumentos con los que debe contar la Uni¨®n para desempe?ar el liderazgo democr¨¢tico en la escena mundial es la acci¨®n de un sistema propio de seguridad y, por lo tanto, de defensa para reducir la dependencia -tecnol¨®gica y militar- de Estados Unidos. Tambi¨¦n en el plano de la defensa ser¨ªa necesario que la Uni¨®n Europea pusiera fin a la tutela americana, pero no a los v¨ªnculos transatl¨¢nticos. Los europeos han de ser capaces de asegurar con sus propios medios la defensa de su territorio y la disuasi¨®n frente a riesgos y amenazas. En esta l¨ªnea sigue pareciendo una buena v¨ªa fortalecimiento ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea Occidental (UEO) y la creaci¨®n de un ej¨¦rcito europeo integrado. Esta estrategia es compatible y complementaria con la participaci¨®n de los Estados de la Uni¨®n Europea en el esfuerzo de paz y cooperaci¨®n auspicia do por Naciones Unidas.
He aqu¨ª un conjunto de problemas y desaf¨ªos que estoy seguro marcar¨¢n decisivamente el proceso de la Uni¨®n Europea. La tarea de profundizar en el debate ata?e a los responsables pol¨ªticos y a todos los ciudadanos, y su soluci¨®n depender¨¢ en gran medida de que seamos capaces de articular una mayor¨ªa social de progreso en el Parlamento europeo que nos impulse al logro de una Europa como factor de paz y estabilidad.
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