El cabecilla del juego asesino quer¨ªa morirse a los 33 a?os, como Jesucristo
"Siempre dec¨ªa que iba a morir a los 33 a?os, como Jesucristo". Lo cuenta un compa?ero, de instituto de Javier Rosado, el cabecilla de los asesinos del juego, que escribi¨® en su diario c¨®mo mataron al azar a Carlos Moreno, de 52 a?os, quien esperaba un autob¨²s en una parada de Manoteras (norte de Madrid). Rosado, de 20 a?os, y F¨¦lix M., de 17 -el otro acusado del asesinato, cometido como parte de un juego de rol-, fueron separados ayer de c¨¢rcel.
Rosado, estudiante de Qu¨ªmicas, qued¨® recluido en la prisi¨®n de m¨¢xima seguridad de Valdemoro, mientras que F¨¦lix M., que cursaba COU, fue trasIadado a la c¨¢rcel de J¨®venes de Alcal¨¢ Meco (Madrid)El cambio fue decidido por la direcci¨®n del centro una vez que se evalu¨® el estado ps¨ªquico de los j¨®venes y su adaptaci¨®n a la vida penitenciaria. Ambos estudiantes han sido entrevistados por psiquiatras del Hospital General Penitenciario. El objetivo del traslado es "facilitar su tratamiento".
Javier, el cabecilla y creador del sanguinario juego, permanece en una celda individual del m¨®dulo de ingresos. Su estado es "normal", seg¨²n fuentes penitenciarias, y pernocta en una celda individual, "pero sale al patio con sus compa?eros del m¨®dulo de ingresos, por el que, ineludiblemente, pasan todos los internos antes de que se les asigne su residencia futura".
Relato de la detenci¨®n
Los dos estudiantes ahora encarcelados asesinaron el pasado 30 de abril a Carlos Moreno, empleado de la empresa de limpieza Impecable, para hacer realidad un juego de rol. La v¨ªctima, elegida al azar, esperaba un autob¨²s. Le asestaron 16 cuchilladas cuando volv¨ªa a su casa de trabajar. En el cad¨¢ver quedaron restos de cabellos y de guantes de l¨¢tex.
Los hechos en torno a la detenci¨®n de los dos acusados se sucedieron de esta forma:
- Un compa?ero de juegos de Javier y F¨¦lix ve en el programa Sucedi¨® en Madrid (Telemadrid) que se ha producido un asesinato cuyas caracter¨ªsticas concuerdan con la descripci¨®n que le dio uno de ellos jact¨¢ndose del crimen.
- Este muchacho confiesa a un sacerdote que sus amigos han matado a una persona y tienen previsto cometer otros cr¨ªmenes. El religioso le aconseja que siga investigando y que se lo cuente todo a su padre.
- El padre, una vez o¨ªdo el relato, lo denuncia inmediatamente a la polic¨ªa.
- El pasado domingo, los agentes comienzan a vigilar a Javier y a F¨¦lix.
- Los dos j¨®venes compran guantes de l¨¢tex (llamados guantes de cirujano) como los que se utilizaron en el asesinato. La polic¨ªa teme que est¨¦n preparando un nuevo crimen y les detiene en la calle. Son las once de la noche del domingo.
- Esposados, son conducidos a los juzgados de la plaza de Castilla, donde los agentes obtienen un permiso de registro para entrar en sus casas. El juez, el fiscal y varios funcionarios les acompa?an. Primero van a la casa de F¨¦lix, pero unos agentes judiciales se desplazan a la de Javier para ordenar a la familia que no toque nada.
- El registro en la casa de F¨¦lix comienza a las tres de la ma?ana del lunes. La polic¨ªa halla cuentos y poes¨ªas, que el Muchacho hab¨ªa escrito.
- F¨¦lix M. confes¨® enseguida y se?al¨® que un diario en poder de Javier relataba los pormenores del crimen (el espeluznante texto publicado por EL PA?S el pasado jueves). Tambi¨¦n indic¨® en qu¨¦ lugar de la casa se encontraba el cuchillo de cocina de grandes dimensiones con el que se asestaron las pu?aladas.
- Durante el registro, F¨¦lix se derrumba y se echa a llorar. Su padre, de unos 40 a?os, socio de una empresa de m¨¢quinas registradoras, permaneci¨® todo el rato abrazado a su hijo. "Hijo m¨ªo, te apoyar¨¦ en todo momento", le repet¨ªa cuando se le inform¨® de que F¨¦lix M. estaba acusado de homicidio.
- El juez interrumpe la escena: "No llores, tranquil¨ªzate; conc¨¦ntrate y cu¨¦ntamelo todo", seg¨²n narraron testigos de la operaci¨®n.
- Concluido el registro, todos se trasladan a la casa de Javier Rosado (situada en la misma calle). En la habitaci¨®n del cabecilla del juego, perfectamente ordenada, se descubrieron m¨¢s de un millar de folios sobre juegos de rol. Y encontraron el diario. En una mochila hallan igualmente una navaja empleada tambi¨¦n en el crimen.
- La madre de Javier se ech¨® las manos a la cabeza cuando la polic¨ªa le comunic¨® las imputaciones que pesaban sobre su hijo. Sus palabras fueron: "No puede ser. Debe ser una equivocaci¨®n".
- Javier, siempre en un tono fr¨ªo, neg¨® su intervenci¨®n en los hechos. Afirm¨® que el diario era fruto de la ficci¨®n y fue construido a partir de informaciones de prensa.
- Sobre las ocho de la ma?ana termina el registro. Los dos j¨®venes son trasladados a los calabozos de la Brigada de la Polic¨ªa Judicial de Madrid.
Restos de cabello
Las comprobaciones posteriores mostraron que Javier ten¨ªa una cicatriz en su dedo pulgar derecho, exactamente como describ¨ªa el diario intervenido. En ese cruel relato, Javier explicaba que meti¨® los dedos en la boca de Carlos Moreno para impedir que gritara, y que ¨¦ste le mordi¨®. Hablando de las posibilidades de ser detenidos, Javier escribe: "Mi punto d¨¦bil era tambi¨¦n que ¨¦l me hab¨ªa dejado lleno de heridas, el mordisco especialmente".
En la mano derecha del cad¨¢ver quedaron restos de guantes de l¨¢tex; y entre las u?as de la izquierda, restos de cabellos. Los laboratorios policiales analizar¨¢n a qui¨¦n corresponden. Quienes conocen a Javier le definen como un joven inteligente, empedernido lector de Nietzsche y atra¨ªdo por el mito de la raza. Un compa?ero suyo dijo ayer de ¨¦l: "Siempre estuvo chalado".
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