Agua y jab¨®n
Aunque s¨®lo lleg¨® a casarse dos veces, las mujeres tuvieron una enorme importancia en la vida de Pablo Picasso. De escasa estatura y rasgos poco singulares, el pintor malague?o result¨® ser desde jovencito un hombre atractivo y su inter¨¦s ante el universo femenino fue aumentando seg¨²n cumpl¨ªa a?os Machista recalcitrante, d¨¦spota, infiel, ego¨ªsta hasta la caricatura, el artista m¨¢s genial del siglo XX tuvo una vida amorosa tan intensa como su obra.
La primera mujer con la que decidi¨® casarse fue la bailarina rusa Olga Koklova, una mujer con tanto dinero como arrogancia con la que tuvo un hijo, Paul, quien muri¨® en 1975 a consecuencia de una cirrosis hep¨¢tica. De una mujer fuerte como Olga pas¨® a Marie Th¨¦r¨¨se Walter, a la que conoci¨® en 1927, cuando ella ten¨ªa s¨®lo 17 a?os. Con ella tuvo una hija,
Maya, una de las m¨¢ximas pasiones del pintor. Marie Th¨¦r¨¦se nunca super¨® su separaci¨®n del pintor y mucho menos la muerte de ¨¦ste. Se ahorc¨® en el garaje de su casa de Juan-les Pins el 20 de octubre de 1977.
De la debilidad de Marie Th¨¦r¨¦se, Picasso se lanz¨® en brazos de la ¨²nica intelectual que se conoce en su amplio curriculum femenino: Dora Maar, una de las musas del movimiento surrealista y una mujer de fuerte car¨¢cter con la que la relaci¨®n result¨® tormentosa, como, al parecer, ocurr¨ªa siempre que su pareja no actuara en funci¨®n de los deseos del genio.
Pero tal vez la relaci¨®n m¨¢s fuerte y violenta -seg¨²n ella misma ha contado- fue la que mantuvo con Fran?oise Gillot, una pintora mediocre con la que tuvo dos hijos: Claude y Paloma. Tras m¨²ltiples infidelidades y humillaciones p¨²blicas, fue ella quien decidi¨® abandonar al pintor, algo que si es dif¨ªcil de entender por un hombre com¨²n, result¨® totalmente imposible de comprender para el mayor genio art¨ªstico del siglo XX. Fran?oise obsequi¨® al artista con la poco grata despedida de Mi vida con Picasso, un libroque el pintor trat¨® de que no viera la luz recurriendo, sin ¨¦xito, ante los tribunales. El reposo a tanto traj¨ªn no pod¨ªa ser otro que Jaqueline Roque, quien compartir¨ªa con el pintor los ¨²ltimos 20 a?os de su vida. Se conocieron en 1953, cuando Picasso ten¨ªa ya 72 a?os y a¨²n estaba con Gillot. Ella hab¨ªa cumplido 27, med¨ªa 1,50 de estatura, perfil egipcio, una piel p¨¢lida salpicada de pecas y una hija de un matrimonio anterior. ?l mismo confes¨® a su amiga y amante ocasional, la poetisa Genevi¨¦ve Laconte, que de ninguna manera pod¨ªa acostarse con una mujer que hab¨ªa tenido un hijo con otro hombre. Pero Jacqueline, de nula preparaci¨®n intelectual, era de esas mujeres que no se desaniman y se convirti¨® en la esclava del pintor. No en vano, cuando ¨¦l acept¨® vivir con ella, anunci¨®: "Has entrado en sacerdocio". Y as¨ª fue, Jacqueline enjabonaba el cuerpo de Pablo a la hora del ba?o, le contemplaba durante su trabajo aunque cayera la madrugada y ella se durmiera en la silla. Al igual que las anteriores mujeres, hizo de modelo una y otra vez. Su ¨²ltima mujer fue el aut¨¦ntico reposo del genio. Muerto ¨¦l, ella no ten¨ªa nada que hacer en la vida. Se suicid¨® el 15 de octubre de 1986 en su casa de Notre Dame de Vie, en Mougins, el mismo lugar en el que hab¨ªa muerto su marido en 1973.
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