El dinero en otras manos
Las Cortes generales han aprobado laLey de Autonom¨ªa del Banco de Espa?a, por la que la pol¨ªtica monetaria pasa exclusivamente a manos del Banco emisor. Adem¨¢s, queda prohibido al Banco de Espa?a prestar cantidad alguna al Estado, a las Comunidades aut¨®nomas o a las entidades locales. Es una verdadera revoluci¨®n en la direcci¨®n de las finanzas espa?olas.Queda por definir la regla por la que el Banco debe guiar su manejo del dinero y los modos de garantizarla. Voy a proponer alguna cosilla que a lo mejor no le gusta a mi buen amigo el gobernador Luis ?ngel Rojo, pero no callar¨¦ "por m¨¢s que con el dedo se?al¨¦is ora la frente, ora la boca...".
Seg¨²n la nueva ley, "el Banco de Espa?a formular¨¢, instrumentar¨¢ y dirigir¨¢ la ejecuci¨®n de la pol¨ªtica monetaria". Tal soberan¨ªa monetaria est¨¢ reglada, puesto que el Banco habr¨¢ de actuar "en el marco de una pol¨ªtica de, estabilidad econ¨®mica marcada por los poderes p¨²blicos y con el objetivo especial de lograr la estabilidad de precios". Cumpli¨¦ndose ese objetivo primordial, el Banco "apoyar¨¢ la pol¨ªtica econ¨®mica general".
Otra limitaci¨®n es que dicha autonom¨ªa durar¨¢ lo que tarde en instituirse la Uni¨®n Monetaria Europea. De hecho, tiene como fin que nuestra macroeconom¨ªa convea hacia las de los pa¨ªses m¨¢s arreglados, hasta que sea posible crear un banco aut¨®nomo europeo. "Cu¨¢n largo me lo fi¨¢is"... (Esta cita no es de Quevedo).
Se trata en el fondo de una norma de autodenegaci¨®n de la democracia para vencer el vicio de la inflaci¨®n, como un fumador que deja de comprar tabaco (y no puede pedirlo prestado). El busilis de la cuesti¨®n est¨¢ en la regla precisa que ha de gobernar la actuaci¨®n del Banco. Es cierto que el cambio exterior de la peseta lo sigue decidiendo el Gobierno (y los mercados), con lo que la ¨²ltima ratio queda en manos de la autoridad electa. Pero de todas maneras, en una democracia, la autoridad no elegida debe estar sometida, no s¨®lo a la obligaci¨®n de informar regularmente al Gobierno y al Parlamento, sino a un regla claramente expresada. Lo contrario ser¨ªa entregar la soberan¨ªa a los mandarines.
La Ley no es suficientemente precisa: "el Banco de Espa?a formular¨¢ la pol¨ªtica monetaria mediante el establecimiento... de objetivos intermedios de crecimiento de las magnitudes monetarias o de tipos de inter¨¦s o por medio de la utilizaci¨®n de otros procedimientos que juzgue convenientes". En suma, lo har¨¢ usted como m¨¢s le plazca.
Un reciente art¨ªculo de Andreas Fisher en el Cato Journal relata las experiencias de Nueva Zelanda y Canad¨¢ en la forma de reglarse un banco aut¨®nomo. Los bancos centrales de ambos pa¨ªses se han fijado un objetivo preciso en t¨¦rminos de la tasa de inflaci¨®n a la que aspiran, y en Nueva Zelanda, el sueldo del gobernador me dicen que depende de que la inflaci¨®n no sea mayor que el 2% ni menor que el cero.
Los monetaristas hemos propuesto muy diversos modos de expresar la regla a la que ha de atenerse el banco central con su conducta de la pol¨ªtica monetaria.. Ninguna ha funcionado muy bien. Un objetivo de crecimiento para el dinero, b¨¢sico puede no traducirse en el buen comportamiento del cr¨¦dito, por causa de la innovaci¨®n financiera y el comportamiento proc¨ªclico del sistema crediticio. Un objetivo para las disponibilidades l¨ªquidas podr¨ªa funcionar si el banco pudiese controlarlas, que no puede. Usar los tipos de inter¨¦s es ambiguo y tienta al banco a hacer pol¨ªtica coyuntural.
Lo mejor ser¨ªa que el Banco, se comprometiera ante el Gobierno y las Cortes a un objetivo de inflaci¨®n, a conseguir antes de un determinado plazo. Los medios para alcanzar esa inflaci¨®n cero quedar¨ªan al arbitrio de sus autoridades. Y si se pasaran o se quedaran cortos, recorte de sueldo.
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