Un gueto en La Ca?ada
Kil¨®metro 12 de la carretera de Valencia, junto al vertedero de Valdeming¨®mez, cerca de la granja de cerdos, antes de llegar a la incineradora: all¨ª est¨¢n los gitanos.Los chiquillos corretean por el barro con sus pies desnudos; ni ellos ni sus padres conocen todav¨ªa los efectos de la insalubridad del lugar, sometido a prohibici¨®n urban¨ªstica por las autoridades de la Comunidad de Madrid. No son los gitanos quienes han infringido la norma, ellos no han llegado all¨ª por su voluntad. Sorprendentemente, es el gobierno municipal el que ha decidido la construcci¨®n de este nuevo foco de chabolismo gitano en La Ca?ada.
Comenz¨® a construirse el pasado 9 de mayo; ante la incredulidad de todos, vimos c¨®mo el propio gobierno municipal, que es precisamente el que debe ve lar por la legalidad urban¨ªstica y el que tiene, a su vez, la m¨¢xima responsabilidad de promover la integraci¨®n social de las personas y familias que en nuestra ciudad viven en la marginaci¨®n, invert¨ªa sus funciones: trasladaba a los gitanos fuera de la ciudad y se erig¨ªa en chabolista en las inmediaciones del verte dero, donde cada d¨ªa Madrid deposita sus m¨¢s de tres millones de kilos de basura. Con la mayor diligencia, desde la Gerencia de Urbanismo, departa mento de empresas de gesti¨®n de suelo, se dirig¨ªa la operaci¨®n de la construcci¨®n de chabolas, se suministraba la luz desde el vertedero y agua desde la incineradora. Ese fen¨®meno se produc¨ªa en la capital de Espa?a, a la vez que nuestro pa¨ªs acog¨ªa el Primer Congreso Mundial Gitano y asum¨ªa desde las m¨¢s altas instancias, con la presencia directa de la Reina y el presidente del Gobierno, el compromiso social e institucional a favor de la convivencia e integraci¨®n social de la minor¨ªa gitana en Espa?a.
En Madrid, ante la protesta social, destacados miembros del Partido Popular (PP) manifiestan su verg¨¹enza ante el problema. En este contexto, el Ayuntamiento se compromete a paralizar el asentamiento gitano de La Ca?ada. Una vez m¨¢s se percibe la falta de cohesi¨®n en el equipo de gobierno y se ve cuestionada la autoridad del alcalde, que ante la presi¨®n decide mantenerla y no enmendarla, y se apresura a declarar que ¨¦l mismo ha dado las ¨®rdenes. As¨ª, se instalan en una misma causa los intereses especulativos sobre el suelo urbano que habitan los gitanos en Madrid y el gobierno de la sinraz¨®n ante el atropello cometido. Desde entonces, el equipo de gobierno municipal ha ido acelerando el derribo de chabolas ubicadas en zonas urbanas de Madrid y, a la vez, las 32 familias inicialmente trasladadas a La Ca?ada. alcanzan ya 55.
El gobierno municipal hace caso omiso de la decisi¨®n de la Consejer¨ªa de Pol¨ªtica Territorial de la Comunidad de Madrid, que inicia expediente contra los responsables municipales por el asentamiento de La Ca?ada y, siguiendo su propio empe?o, rechaza la proposici¨®n que al efecto los grupos pol¨ªticos de la oposici¨®n elevan al pleno del Ayuntamiento de Madrid.
En ese pleno, el PP fija posiciones al respecto. Quienes se sent¨ªan avergonzados Por los hechos matizan que no es la decisi¨®n municipal la causa de su verg¨¹enza, sino el mismo chabolismo, propio de un tercermundismo que no se corresponde con una ciudad moderna como Madrid. "Nos averg¨¹enza que en pleno Madrid tengamos chabolismo", sigue manifestando el PP, pero de espaldas a La Ca?ada, mirando hacia cualquier punto de la ciudad donde familias gitanas residen en zonas urbanizables, pendientes de realojo, o desalojo en su caso, para dar v¨ªa libre a rentables operaciones urban¨ªsticas. A su vez, afirman sin rubor que llevar¨¢n a cabo su decisi¨®n de realojar a las familias de Los Focos, neg¨¢ndose a anular el acuerdo de la Empresa Municipal de la Vivienda por el que se preve¨ªa el traslado a La Ca?ada de otras 100 familias provenientes de Los Focos.
Si se consolida este asentamiento gitano de La Ca?ada, ?qui¨¦n podr¨¢ evitar que la zona del vertedero se constituya en asentamiento progresivo de familias gitanas que hoy residen en Madrid en suelo urbanizable? ?C¨®mo afrontar la ignominia de la existencia de este gueto gitano creado por las autoridades de la ciudad? ?Qui¨¦n se librar¨¢ de las consecuencias de haber quebrado la solidaridad institucional en nuestra ciudad?
Quiz¨¢ desde all¨ª, donde nuestra ciudad vierte las basuras, revierta como un eco el ?ayyy! de una siguiriya que, como el cante de Camar¨®n (que recibi¨® la medalla de Madrid), conmueva a la ciudad con su quejido. Es necesario que Madrid reaccione antes de que nuestra ciudad vuelva a tropezar de nuevo con la misma piedra del racismo, evit¨¢ndonos la verg¨¹enza y el horror que tuvimos que sufrir con motivo del crimen de Aravaca.
Madrid no puede convertirse otra vez, en referente, para Espa?a y para Europa, del racismo. Los principios en los que se asienta nuestra democracia, y adem¨¢s la tradici¨®n abierta y solidaria de los madrile?os, exige que con la mayor urgencia sea desmantelado el asentamiento de La Ca?ada Real y se retomen y reactualicen los convenios para la pol¨ªtica de realojos, prevenci¨®n y reinserci¨®n social que durante el mandato municipal socialista se aprob¨® en el pleno celebrado en febrero de 1989 para la erradicaci¨®n del chabolismo en la ciudad.
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