El olvido
El pasado domingo 12 de junio, tras votar en nuestro colegio electoral de la calle de Torrijos, de Madrid, nos acercamos hasta el parque del Retiro, por ver el ambiente que se respiraba en la Feria del Libro. Hac¨ªa una ma?ana tan espl¨¦ndida que induc¨ªa al optimismo y, sin embargo, ese mismo d¨ªa se clausuraba no s¨®lo la Feria, sino una larga etapa de hegemon¨ªa socialista, aunque nadie lo dir¨ªa a juzgar por la muchedumbre que abarrotaba las casetas, fingiendo o demostrando lo que parec¨ªa un aut¨¦ntico inter¨¦s por la lectura. Pero ya se conoc¨ªan dos datos ominosos: a pesar de la recuperaci¨®n, la cifra de ventas era sensiblemente inferior al a?o anterior, y los libros m¨¢s vendidos eran francamente conservadores. ?C¨®mo no interpretarlo en clave pol¨ªtica?Antes se pensaba que el fascismo se quita leyendo. Pero los j¨®venes de hoy, a pesar de estar mucho m¨¢s escolarizados, leen mucho menos que sus predecesores. De ah¨ª su elecci¨®n posfranquista (ya, que no fascista). La generaci¨®n que llev¨® a los socialistas al poder hab¨ªa hecho su educaci¨®n sentimental y pol¨ªtica mediante la lectura. En cambio, los j¨®venes que hoy van a llevar al centro-derecha al poder apenas leen, pues se han formado moralmente en las pantallas audiovisuales. En efecto, la lectura transmite la memoria hist¨®rica, y permite valorar la democracia en comparaci¨®n con el pasado dictatorial. Pero la pantalla audiovisual s¨®lo vende moda ef¨ªmera: pura novedad de inmediata actualidad. Por eso, los consumidores audiovisuales est¨¢n condenados a olvidar el pasado (y con ¨¦l la memoria hist¨®rica), pues para ellos s¨®lo cuenta la ef¨ªmera actualidad pol¨ªtica del presente m¨¢s inmediato: la insoportable, y hoy omnipresente, actualidad de la corrupci¨®n.
Cuando una joven concejal conservadora afirm¨® como excusa que ella no vivi¨® la dictadura franquista, sin duda no quiso decir con ello que dudaba de la existencia de los atentados a los derechos humanos, pues probablemente s¨®lo pretend¨ªa expresar que no se sent¨ªa comprometida por ellos. Y ¨¦sta es la actitud de todos los j¨®venes actuales, que no vivieron el franquismo ni por tanto se sienten responsables de ¨¦l, aunque voten a sus descendientes leg¨ªtimos. Por eso a m¨ª no me gusta llamar franquista o neofranquista al PP, pues prefiero interpretarlo como posfranquista, en el sentido de radicalmente posterior a la dictadura. Pero su posfranquismo tambi¨¦n se quitar¨ªa leyendo, quiz¨¢.
Si no lees y s¨®lo oyes la radio y ves televisi¨®n, no existe m¨¢s que el presente, y el olvido se impone. Aunque lo sepas por los libros de historia, se te olvida lo que fue el franquismo. Pero no s¨®lo el franquismo, sino que tambi¨¦n se te olvida la, transici¨®n y la voladura controlada que de la UCD hicieron a medias los socialistas y los populares (con el mismo bocadillo de catarsis a la griega que est¨¢n hoy haciendo con el PSOE sus inquisidores de IU y el PP). Y tambi¨¦n se te olvidan los 10 a?os de Gobierno socialista, con su pacificaci¨®n de los militares, su consolidaci¨®n de la democracia y su universalizaci¨®n de los derechos sociales, que han permitido a la sanidad y la escolaridad superar el promedio europeo. Todo se olvida, y te acuerdas s¨®lo de la pesadilla del momento presente: Filesa, Conde, Rubio, Rold¨¢n.
Por su propia naturaleza audiovisual, la opini¨®n p¨²blica es olvidadiza: no escribe ni lee, por lo que no puede recordar ni grabarse nada en la memoria, pues s¨®lo oye y mira las voces e im¨¢genes del instante actual, que el viento de la historia arrastra en cuanto pasan. Por eso el presente parece tan violento y dram¨¢tico, como si fuese la ¨²nica realidad actual: pero se olvida que la actualidad deja de serlo inmediatamente (como las modas que pasan) y sus huellas se borran de la memoria. Pues bien, tambi¨¦n la corrupci¨®n, actual se olvidar¨¢, sus huellas se borrar¨¢n y un d¨ªa nadie se acordar¨¢ de Filesa, de Rubio ni de Rold¨¢n (como ha sucedido con el socialista Papandreu en Grecia, que ha regresado triunfalmente victorioso a?os despu¨¦s de ser p¨²blicamente juzgado como corrupto por una santa alianza de conservadores y comunistas). Y ese d¨ªa de olvido, a no ser que se lea, quiz¨¢ vuelva Guerra.
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