Macedonia, bajo la amenaza serbia
Guerra psicol¨®gica de Belgrado contra su indefenso vecino del sur
"El burro ya sabe ad¨®nde tiene que ir. Yo le pongo en la albarda dos bidones peque?os de gasolina, le arreo, y ¨¦l la lleva solo hasta el otro lado". El "otro lado" al que se refiere Vlad¨ªmir, un campesino macedonio de Tabanovce, es Serbia, cuyo Ej¨¦rcito est¨¢ empe?ado en una escalada de provocaciones contra Macedonia, su vecino del sur, sobre el que el presidente Slobodan Milosevic tiene declaradas ambiciones territoriales. La pesadilla de los vulnerables macedonios es que Belgrado d¨¦ un d¨ªa a sus tropas la orden de invadir la peque?a rep¨²blica de dos millones de habitantes.Pero VIad¨ªmir, de 64 a?os, no quiere entender de manejos pol¨ªticos. "Ellos no tienen gasolina por el embargo, y a m¨ª no me cuesta mucho trabajo mandar al burro de vez en cuando". Vecinos de toda la vida, cultivando la tierra en com¨²n y compartiendo los animales de labor, los habitantes de Tab¨¢novce (Macedonia) y Presevo (Serbia) est¨¢n separados ahora por una frontera que no exist¨ªa hace tres a?os.
A pesar de que la zona es la m¨¢s caliente a lo largo de los l¨ªmites entre los dos pa¨ªses -la semana pasada, soldados serbios penetraron unos centenares de metros en Macedonia, cavaron zanjas y pintaron en los ¨¢rboles consignas del tipo "esta tierra nos pertenece"-, nada refleja en el paso de Tabanovce, a poco m¨¢s de 400 kil¨®metros de Belgrado, una tensi¨®n preb¨¦lica entre ambas rep¨²blicas ex yugoslavas. La ¨²nica presencia militar visible es la del destacamento norteamericano de las Naciones Unidas que vigila los movimientos serbios.
Una autopista de peaje vac¨ªa enlaza Skopie, la capital macedonia, con el punto mas importante de la frontera, 50 kil¨®metros al norte a trav¨¦s de Kumanovo. Algunos coches y camiones se dirigen hacia Serbia bajo la lluvia por un paisaje ondulado de cereales y escaso arbolado.
En la misma frontera, abierta 24 horas, una burocracia de ritmo lento espesa los autom¨®viles procedentes de Macedonia. Hay muchos m¨¢s camiones y coches, del lado serbio. Para no desmentir su condici¨®n de excelentes negociantes, los macedonios han instalado junto a sus barreras varios chiringuitos libres de impuestos, adonde acuden lo! serbios del vecino Presevo para comprar tabaco y alcohol a precios de saldo: un cart¨®n de Marlboro, 900 pesetas; una botella de Johnnie Walker, 1.200.
Vigilar el embargo
La gente entra y sale de estos barracones y pasea a lo largo del medio kil¨®metro escaso que separa la bandera roja con el sol de 16 brazos macedonio de la blanca, azul y roja serbia. Los serbios aprovechan el desnivel para empujar sus coches y avanzar en la cola. Hay tambi¨¦n un par de despachos aduaneros desde los que s¨®lo se controlan papeles, pero no se inspeccionan camiones. La vigilancia del embargo internacional contra Serbia se hace desde Skopie.Aleksander, un macedonio de 56 a?os y aire exhausto, es uno de los muchos camioneros macedonios que esperan entrar en su pa¨ªs. Lleva 16 horas en la frontera, desde la noche anterior, aguardando el permiso de entrada. Ha llevado a Serbia, dice, 15.000 kilos de tomates, y su enorme remolque refrigerado todav¨ªa est¨¢ pintado con los datos comerciales de sus antiguos propietarios alemanes, de Stuttgart.
Como el suyo, la mayor¨ªa de los camiones macedonios que regresan desde Serbia tienen carrocer¨ªas con nombres de empresas alemanas, que sus nuevos due?os no han despintado. El argumento es la falta de dinero y las prisas de la fiebre comercial propiciada por el embargo internacional, que todos reconocen, empezando por los aduaneros, como muy relativo.
La presencia del destacamento militar norteamericano que vigila los movimientos serbios es m¨¢s que discreta. Ocupa un terreno vallado sobre un mont¨ªculo a 100 metros de la barrera macedonia. En peque?os barracones protegidos con sacos terreros est¨¢n instalados un sistema de comunicaciones avanzado y visores de gran potencia enfocados hacia Serbia. El grueso del contingente estadounidense de 500 cascos azules desplegado en Macedonia tiene su cuartel general en la vecina Kumanovo. Un batall¨®n noruego que ocupa posiciones al oeste de Skopie, hacia Tetovo, vigila la frontera occidental de Macedonia con Serbia, por Kosovo.
Belgrado no hostiga a los macedonios desde Kosovo, donde los albaneses de origen son mayor¨ªa absoluta de la poblaci¨®n, y las tropas serbias no se sienten c¨®modas ni seguras. La guerra psicol¨®gica que los serbios hacen contra sus vecinos del sur, con los que formaron parte de Yugoslavia hasta hace tres a?os, se concentra en la parte oriental de su frontera com¨²n, en los aproximadamente 50 kil¨®metros que separan los l¨ªmites de Bulgaria de los de la regi¨®n serbia de Kosovo. Macedonia tiene un Ej¨¦rcito de 12.000 hombres mal equipados.
"La vida es para vivirla; en esta situaci¨®n, la gente no sabe lo que va a pasar ma?ana en Macedonia. M¨¢s que miedo, lo que tenemos es incertidumbre, y as¨ª se vive mal". La opini¨®n de Iso, un joven transportista de Skopie que atraviesa habitualmente la frontera por Tabanovce, es compartida por muchos macedonios, que no digieren las provocaciones de la potencia militar del norte. Y como en cada ocasi¨®n anterior, cuando la semana pasada el Gobierno de Skopie protest¨® por la ¨²ltima violaci¨®n serbia de su suelo, las autoridades de Belgrado, que no reconocen a Macedonia, despacharon la queja con una amenazadora f¨®rmula ritual: "No hay ning¨²n soldado serbio fuera d¨¦ su territorio".
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