C¨®moda victoria, aun con apat¨ªa
Casi andando Holanda gan¨® un partido que en muy escasos momentos le present¨® alguna dificultad. S¨®lo con la jerarqu¨ªa fue holgadamente superior a Marruecos, que no pudo con sus propias limitaciones.
Bergkamp. Dos apariciones de exquisita calidad para definir el partido. Antes y despu¨¦s estuvo ausente. Da la sensaci¨®n de ser un jugador excesivamente fr¨ªo, de notable calidad pero que no asume compromiso alguno con el juego.
Defensa. Tres jugadores para abarcar el ancho del campo defensivamente son muy pocos. Hay demasiados espacios para Koeman, que a pesar de su extraordinaria categor¨ªa, el sistema le descubre su lentitud f¨ªsica actual.
Marruecos. Se agrup¨® junto a su portero y eligi¨® el contragolpe para llegar a la porter¨ªa contraria. No puede hablarse de sistema defensivo, sino de amontonamiento, para ser precisos. Muy pocas veces, adem¨¢s, pudo organizar contraataques porque hacia adelante le quedaba demasiado terreno para recorrer. Por otra parte, las limitaciones t¨¦cnicas y la falta de experiencia a este nivel, fueron obst¨¢culos demasiado pesados para un equipo peque?o.
El ataque holand¨¦s. Juega con dos extremos bien abiertos y un centro delantero -como aconsejan los libros m¨¢s acad¨¦micos- que apoyan cuatro volantes. Sin embargo, lleg¨® pocas veces si tenemos en cuenta la debilidad de su rival, porque los centrocampistas no acompa?aron casi nunca para definir y Bergkamp quedaba muy solo en el medio para aprovechar los desbordes de los extremos.
Calor. Es imposible cualquier an¨¢lisis si prescindimos de la temperatura: m¨¢s de 45 grados a pleno sol y al mediod¨ªa. Quiz¨¢ a ra¨ªz de esas condiciones tan inapropiadas, Holanda haya jugado con esa aparente apat¨ªa. La diferencia entre uno y otro equipo es mucho mayor que la de un gol.
Grandes y peque?os. En casi todos los mundiales sucede algo parecido. Los primeros partidos muestran a equipos peque?os que ofrecen resistencia a los grandes e inclusive hay alg¨²n resultado sorpresivo. A medida que transcurren, las cosas se van normalizando y cada uno ocupa el lugar que le corresponde. En este Mundial ocurre lo mismo. Muchos partidos entre los grandes y los peque?os los resuelve s¨®lo la jerarqu¨ªa de los primeros, y finalmente entre los grandes se juega la Copa del Mundo. ¨²nicamente si los grandes renuncian a la calidad de su juego para obtener un resultado, los peque?os parecen no serlo. La historia del f¨²tbol es mucho m¨¢s l¨®gica de lo que se supone.
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