Dos figuras con poco toro

Emilio Mu?oz y Julio Aparicio son dos figuras del toreo que en este primer festejo del taurinamente muy lujoso mes de julio barcelon¨¦s, se encontraron con muy poco toro, lo que puso al p¨²blico de u?as, con toda raz¨®n, porque un cartel no es del todo lujoso si las reses no responden.Y una cosa es el juego, que no puede ser previsible, y otra es la presentaci¨®n, en cuanto a trap¨ªo y seriedad e integridad de las encornaduras, que en esta ocasi¨®n fueron impropias de una plaza de primera. En resumidas cuentas, que no podemos estar de acuerdo con que los toreros pidiesen esta corrida, con que la empresa la comprase y con que el ganadero la vendiese para Barcelona.

Lo de m¨¢s m¨¦rito de la tarde lo realiz¨® Emilio Mu?oz. Su primero, dentro de lo deslucido de la corrida, fue el m¨¢s aceptable y Mu?oz lo fue sobando hasta conseguir muy buenas series de muletazos con ambas manos, incluso en alguna serie de frente con1a zurda. Un momento de apuro lo resolvi¨® airosamente con un molinete y al final, en la raya de picadores, estuvo extraordinario con la diestra. Pinchazo y estocada ca¨ªda dieron paso a una vuelta al ruedo con mucha fuerza.

La vuelta la mereci¨® tambi¨¦n en el sobrero de El Sierro, que ten¨ªa muchos problemas, a pesar de que la estocada le resultase otra vez algo ca¨ªda, porque, con cabeza y coraz¨®n, Emilio Mu?oz expuso mucho y consigui¨® muletazos de gran m¨¦rito y torer¨ªa.

Gran capote de Aparicio

El segundo fue muy protestado por su poca presencia y lleg¨® a la muleta prob¨®n y andar¨ªn, por lo que Julio Aparicio estuvo precavido, a excepci¨®n de en una serie con la derecha, en la que trag¨® una enormidad. En el quinto puso al p¨²blico en pie con el capote y con la muleta tuvo detalles de genialidad, buen gusto y acusada torer¨ªa, aunque no acabase de acoplarse con su enemigo y en alg¨²n momento torease algo encorvado. Los cinco descabellos debieron haberle hecho desistir de dar la vuelta al ruedo.Chamaco derroch¨® voluntad durante toda la tarde, pero estuvo, como la corrida, algo desva¨ªdo, contagi¨¢ndose de la soser¨ªa de las embestidas del lote que le correspondi¨®. En el que cerr¨® plaza dio muchos pases, pero sin vibraci¨®n alguna y el remate fue muy deficiente, con un horrible sartenazo. El joven matador dio otra vez la impresi¨®n de atravesar un momento delicado, en cuanto a cierta indecisi¨®n estil¨ªstica.