Par¨ªs ordena a sus soldados en Ruanda detener por la fuerza la ofensiva final de los tutsis
La intervenci¨®n de las tropas francesas en Ruanda entr¨® ayer en una fase cr¨ªtica. Las fuerzas rebeldes del Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s (FPR, mayoritariamente tutsi) conquistaron al fin Kigali, la capital, y Butare, la segunda ciudad del pa¨ªs. En unas pocas horas, el Ej¨¦rcito gubernamental hutu se vino abajo, y los rebeldes vieron a su alcance la victoria final. La reacci¨®n del Gobierno franc¨¦s fue inmediata. Sus soldados en Ruanda recibieron la orden de crear una gran "zona de' seguridad" para refugiados y frenar, por cualquier medio, el avance del FPR hacia el oeste.
Los soldados del FPR caminaban jubilosos por las calles de Kigali abrazados a familiares y amigos que hab¨ªan dado por desaparecidos. No hab¨ªa mucha gente para recibirles en las calles, pero en el complejo religioso de la Sagrada, Familia, un campo de la muerte para centenares de tutsis amenazados por las milicias hutu, la alegr¨ªa se desbord¨®. "Me siento feliz, hace mucho tiempo que so?aba con caminar por las calles de Kigali", declar¨® ayer el coronel Frank Mugambe, uno de los jefes rebeldes. Mientras tanto, unos 150 paracaidistas y dos compa?¨ªas de legionarios tomaron posiciones anoche en Gikongoro, una poblaci¨®n estrat¨¦gicamente situada sobre la principal carretera ruandesa.La Operaci¨®n Turquesa fue iniciada, hace doce d¨ªas, con una finalidad humanitaria, definida por la resoluci¨®n 929 del Consejo de Seguridad de la ONU. Los 2.500 soldados franceses desplazados a la frontera de Zaire con Ruanda pod¨ªan utilizar cualquier medio a su alcance para detener la matanza de civiles. Ayer, ante la inminencia de la victoria completa del FPR, el. Gobierno franc¨¦s propuso a la ONU la creaci¨®n de u?a gran "zona de seguridad" en el suroeste, del pa¨ªs y, sin esperar respuesta del organismo internacional, empez¨® a establecerla por su cuenta.
. Los soldados franceses recibieron ¨®rdenes de defender con las armas, en caso de necesidad, el ¨¢rea de refugio establecida en el cuadrante suroeste de Ruanda. El objetivo era, seg¨²n el Ministerio de Exteriores en Par¨ªs, "salvar las vidas de decenas de miles de hutus y tutsis, desplazados por la guerra y las matanzas hacia la frontera con Zaire".
La nueva estrategia francesa era, cuando menos, discutible. El avance del FPR no supon¨ªa una amenaza lo bastante directa sobre la poblaci¨®n civil como para justificar el uso de la fuerza, y en cambio parec¨ªa vulnerar una de las condiciones de la resoluci¨®n 929: la de no interponerse entre los bandos ni influir en el resultado de la guerra.
Con la proyectada "zona de seguridad", Francia establec¨ªa un refugio para las tropas gubernamentales en desbandada y divid¨ªa el territorio ruand¨¦s. Un portavoz del FPR en Par¨ªs mostr¨® ayer su sorpresa ante el hecho de que la operaci¨®n humanitaria francesa hubiera derivado hacia "la creaci¨®n de un refugio que ser¨¢ utilizado, entre otros, por los culpables del genocidio cometido sobre los tutsis, y que permitir¨¢ mantener la ficci¨®n de un foco de resistencia gubernamental, con el que nos pedir¨¢n que negociemos".
El FPR puso objeciones desde el principio a la intervenci¨®n francesa, por los estrech¨ªsimos v¨ªnculos que durante a?os hab¨ªan mantenido Par¨ªs y el gobierno extremista hutu de Kigali, c¨®mplice, si no impulsor directo, del genocidio cometido durante los tres ¨²ltimos meses sobre la etnia minoritaria tutsi.
Por otra parte, la decisi¨®n del Gobierno belga, anunciada ayer, de retrasar el env¨ªo prometido de un equipo m¨¦dico para apoyar la Operaci¨®n Turquesa, contribuy¨® a debilitar a¨²n m¨¢s la credibilidad de la acci¨®n francesa.
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