Los pecados secretos de Graham Greene
Dos biograf¨ªas sobre el escritor brit¨¢nico desvelan los amores con una bella millonaria
La memoria de Graham Greene ya no tiene secretos. Dos reveladoras biograf¨ªas, que se publicar¨¢n en oto?o, pero sobre las que ya se han adelantado algunos detalles, han levantado la pol¨¦mica: ?Es el pecado, y el subsiguiente sentimiento de Culpa, un motor de incalculable potencia para la inspiraci¨®n creadora? A juzgar por lo que cuentan sus bi¨®grafos, s¨ª. La etapa de m¨¢xima y m¨¢s rica producci¨®n literaria del escritor cat¨®lico brit¨¢nico, uno de los grandes nombres del siglo, se produjo durante los 13 a?os -entre 1946 y 1958- en los que vivi¨® entregado a una devoradora pasi¨®n ad¨²ltera. La que le inspir¨® la bella y liberal millonaria norteamericana Catherine Walston.
La historia de Graham Greene (1904-1991) ha pasado a ser del dominio p¨²blico. Ya no queda secreto alguno de la peripecia personal de uno de los autores de m¨¢s ¨¦xito de su generaci¨®n,' con varias de sus novelas convertidas en aut¨¦nticos cl¨¢sicos de la pantalla cinematogr¨¢fica (El tercer hombre, Nuestro hombre en La Habana, El americano impasible, entre otras).Adem¨¢s de las dos biograf¨ªas, -Graham Greene: el hombre, de Michael Shelden, y La vida de Graham Greene, por Norman Sherry, su bi¨®grafo oficial-, que narran sus amores con la esposa del millonario terrateniente laborista Harry Walston, Sotheby's subastar¨¢ este mes las cartas en las que la bella Catherine cont¨® los pormenores de su pasi¨®n por Greene a su hermana Bront? Duran.
Para muchos de los admiradores de Greene, el espect¨¢culo de sus pasiones aireadas en letra impresa, es cualquier cosa menos una buena noticia. El editor Max Reinhardt, se lamentaba de la carnicer¨ªa sentimental sufrida por Greene en unas recientes declaraciones al diario The Guardian: "Mucha gente se est¨¢ aprovechando de estas cosas. Greene fue un escritor notable. Ahora que est¨¢ muerto pueden escribir lo que les d¨¦ la gana sobre ¨¦l. Me parece francamente triste".
?Qu¨¦ otra cosa se puede esperar de un tiempo que ha apostado por la destrucci¨®n de cualquier clase de mitolog¨ªa humana?
Catherine Crompton Walston y Graham Greene construyeron, entre ambos, una relaci¨®n de naturaleza casi literaria que result¨® extraordinariamente rentable para la obra del escritor. Catherine era una fuente inagotable de inspiraci¨®n. Sin embargo, y pese a que Greene se separ¨® de su esposa en 1948, nunca llegaron a vivir bajo el mismo techo, salvo en escapadas ocasionales. Catherine vivi¨® siempre con su marido, aunque fuera su amante el que le abri¨® las puertas de una subsidiaria fama.
Para Vivien, la esposa del escritor, la presencia de Catherine alter¨® por completo la personalidad de Greene. "Antes de conocerla Graham era un hombre muy dulce. Pero ella tuvo una p¨¦sima influencia sobre su car¨¢cter. Se volvi¨® irritable, indiferente con los ni?os. Ella era la culpable. Una mujer extraordinariamente poderosa, con un gran gancho sexual, no es que yo no lo tuviera, pero ella hab¨ªa tenido muchos amantes y con todo ese dinero...".
Catherine Walston muri¨® alcoholizada en 1978. En su escritorio guardaba todas las cartas enviadas por su famoso amante. Su marido, en un gesto de generosidad para la posteridad y con su propio bolsillo, las vendi¨® a la Universidad de Georgetown (Washington).
Adulterio y santidad
Cuando Catherine Walston y Graham Greene se conocieron, a finales de 1946, ¨¦l era ya un escritor reputado; ella una belleza de 30 a?os, extravertida y aficionada a usar sus armas de mujer con todos los hombres que se cruzaban en su camino. Demasiado dinero y demasiado tiempo libre, probablemente. Las relaciones con su marido -con el que hab¨ªa contra¨ªdo matrimonio a los 18 a?os- hab¨ªan entrado en un cap¨ªtulo de estricta camarader¨ªa.Catherine Walston lo ten¨ªa todo para seducir a los hombres y Greene no fue una excepci¨®n. Cuando se conocieron, despu¨¦s de que Catherine le escribiera para pedirle que fuera su padrino de bautismo al convertirse a la fe cat¨®lica, el autor de El poder y la gloria qued¨® deslumbrado. "Estoy enamorado de una mujer tipo Bacall" dir¨ªa despu¨¦s.
En a?os de penuria econ¨®mica, cuando el escritor viv¨ªa en Londres, mientras su esposa, Vivien Dayrell-Browning segu¨ªa en Oxford con sus dos hijos, la exhibici¨®n de vitalidad y riqueza de la se?ora Walston, para entonces madre de cinco hijos, era casi una provocaci¨®n.
Seg¨²n el bi¨®grafo Michael Sheldon, los tortuosos caminos del placer pasaban, para la joven madre de familia numerosa, por una divertida inclinaci¨®n a la corrupci¨®n de sacerdotes cat¨®licos. Pero era la propia noci¨®n cat¨®lica de pecado la que le resultaba extremadamente excitante. El pecado y la redenci¨®n, la posibilidad de caer, para elevarse m¨¢s tarde hasta una altura casi m¨ªstica.
Catherine Walston no fue la primera amante de Greene, pero su llegada arras¨® completamente el paisaje de su vida. Entre finales de los a?os cuarenta y principios de los cincuenta, Greene le escribi¨® casi diariamente, mientras daba forma a algunas de sus novelas m¨¢s famosas. La amaba y al mismo tiempo detestaba su pecado. Su vida alcanz¨® ese punto de angustia morbosa que le hac¨ªa tocar el cielo con las manos un d¨ªa y al d¨ªa siguiente desear ardientemente la muerte. Durante todos esos a?os la idea del suicidio no se apart¨® de su cabeza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.